La lucha de intendencia del IEMS 

Triunfo proletario

El pasado nueve de agosto del presente año 2022 se logró ganar el amparo por el caso de las trabajadoras de intendencia injustamente despedidas el ocho de enero de 2016 en las preparatorias del Instituto de Educación Media Superior. Desde ese momento nosotros como organización insistimos en la justeza de la demanda de las trabajadoras: el IEMS no hacía más que simular una relación laboral mediante la subcontratación para negar la relación obrero-patronal con las trabajadoras y así poder ganar dinero con todo lo que se ahorraban cuotas patronales (seguridad social) y derechos laborales (pues no les tocaba aguinaldo, ni utilidades, ni primas vacacionales…). Es decir, su ganancia no sólo era el plusvalor que obtenían del trabajo sino de todo lo que se ahorraban en corrupción.

Así, el amparo ordena se reconozca la relación laboral con las trabajadoras, su antigüedad y que se les paguen todos los derechos adquiridos a lo largo de los años. Un buen resultado para seis años de proceso jurídico.

Sin duda este logro es un logro de nuestra clase proletaria y de organizaciones populares y de derechos humanos concretas: la Organización de Lucha por la Emancipación Popular y el Comité Cerezo, pues aunque busquen minimizar nuestra participación, lo real es que fue fruto del esfuerzo de ambas organizaciones junto a las trabajadoras y el equipo jurídico que se alcanzó la victoria.

De este modo, contaremos un poco de la experiencia de lucha que logró este amparo a favor.

Sin duda dos elementos marcaron nuestra táctica alrededor del proceso: 1. la movilización, denuncia y formación política permanente y el plantón de Iztapalapa 2 como factores de proletarización y 2. la necesidad de fundirnos con el pueblo y organizarlo con base en nuestra metodología de trabajo.

Es decir, nosotros no seríamos aquellos que “acompañan” ni mucho menos quienes usan las luchas ajenas para ganar capital político. No, para nosotros la lucha de intendencia era nuestra lucha como organización y como clase proletaria, por ello establecimos una metodología basada en el centralismo democrático, en priorizar la actitud ante la vida, formar políticamente a las trabajadoras y forjar combatividad en las mismas así como en nosotros mismos y en las personas que se acercaran al proceso.

De este modo, pese a las divisiones impulsadas por el oportunismo trotskista encarnado desde un inicio por organizaciones como Izquierda Socialista (hoy parte de Morena) que dividió al grupo de 59 trabajadoras y condujo  a la derrota al grupo que supuesta mente apoyó, y la parte del supuesto sindicalismo independiente (que hoy también está a la cola del Morena) logramos ganar la confianza de las compañeras con una forma bien sencilla pero compleja a la vez: la convivencia.

Sí, antes que los discursos grandilocuentes, pues en ese entonces quienes participamos no teníamos mucha experiencia, fue el dormir y convivir en el plantón, establecer programas de estudio y trabajo, conocerlas en la vida cotidiana lo que nos ganó su confianza y que alguna de ellas decidiera conscientemente incorporarse a nuestra organización (aunque hoy reniega de lo mismo).

Realizamos innumerables actividades. Desde cierres y marchas a la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, hasta encadenarnos en las puertas de la misma y del Gobierno Central de la Ciudad de México, siempre impulsando la movilización consciente, pues se les indicaba el plan de trabajo para escuchar sus aportes e inquietudes, les explicamos el por qué debíamos movilizarnos a tal o cual espacio y por qué debíamos difundir de manera amplia su problemática.

Así es como iniciaron los cursos de capacitación en derechos humanos, marxismo, comunicación popular. Aprendieron y nosotros también aprendimos a hacer arengas, a unir las luchas inmediatas con las luchas históricas de nuestra clase. Se solidarizaron con causas más amplias no sólo del tema laboral sino en la lucha por los detenidos-desaparecidos o la represión hacia los compas del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo quienes también acudieron a dar solidaridad al espacio.

También nos tuvimos que adentrar en el terreno laboral, estudiar las leyes que rigen dichos procesos y entender de manera más acuciosa el marxismo para que con este pudiéramos explicar la situación por la cual atravesaban las trabajadoras despedidas y convertir una lucha económica en una lucha política de la clase proletaria contra sus explotadores.

Este proceso de conocimiento nos ayudó a desarrollar talleres y materiales en el tema laboral, a conocer a otros trabajadores, vecinos, estudiantes, profesores y personas solidarias que al escuchar el caso se acercaban al plantón el cual durante varios años fungió casi como oficina pública, a pesar de los intentos de que se quitara.

Como organización que forma parte del Movimiento Democrático Independiente, utilizamos la táctica de la movilización-negociación-movilización la cual nos otorgó la capacidad de sentar a las distintas autoridades de los niveles de gobierno durante el sexenio de Mancera llegando a arrancarle una frase lapidaria al Secretario de Educación: “no voy a basificar porque no me voy a poner ese alacrán en la espalda, si las basifico esto será una bola de nieve”… sólo nuestra lucha, la lucha de las mejores hijas de la clase proletaria logrará que el amparo a favor sea esa “bola de nieve”

Gracias a la lucha conocimos las “entrañas” del gobierno, vimos el cambio de gobierno del mancerismo a la 4T y si bien advertimos cambios también que la esencia del problema se mantenía: las autoridades de uno u otro gobierno no querían reconocer la relación laboral y mantienen la subcontratación pese a todo.

Como organización nos apartamos del proceso incluso antes de la pandemia debido a que no logramos forjar en las compañeras una consciencia realmente proletaria, pues en lugar de elegir la lucha diaria con base en el esfuerzo y la honestidad, decidieron argumentar que lo logrado era sólo por ellas y que esos logros materiales sólo deberían ser para ellas, de pronto olvidaron todo lo que habíamos aportado para que ellas fuesen dueñas de sus destinos y asumieron el discurso de ser las “pobres señoras” a quienes se les debía dar todo y aguantar todo, por lo mucho que habían sufrido y luchado.

Sin embargo, el equipo jurídico se mantuvo y continuó con su postura consecuente en los argumentos, entendiendo que el proceso de intendencia no sólo era benéfico para ellas; sino un argumento jurídico que le da la razón a lo que el pueblo siempre ha expresado: la subcontratación o los hoy llamados trabajos especializados no son más que simulación.

Del mismo modo, se culmina con un logro construido de otros tantos logros: ganamos el seguro de desempleo, ganamos espacios de venta para sostener el proceso, ganamos interlocución con distintos niveles de gobierno, ganamos el reconocimiento internacional de la lucha de intendencia y fuimos quienes levantamos la bandera contra la subcontratación y nos movilizamos en contra de la misma, por lo menos en la Ciudad de México.

Así, queda demostrado que pese al oportunismo, a las calumnias, a la falta de solidaridad de personas que supuestamente apoyarían el trabajo bajo métodos adecuados, la táctica de jamás abandonar la movilización y la lucha independiente dan resultados.

Enhorabuena al equipo jurídico, a todas las personas solidarias  y a todos los colaboradores e integrantes de la OLEP y del Comité Cerezo que aportaron tiempo, esfuerzo y recursos para sostener la lucha de intendencia por años sin más satisfacción que cumplir con el deber de ser solidarios.

Que el temor de aquel Secretario de Educación sea verdad, provoquemos una “bola de nieve” que aplaste la subcontratación, el neoliberalismo y abra paso a la democracia popular y el socialismo.

¡Trabajo digno, salario justo y seguridad social!

Contacto:
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