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El neoliberalismo en la ENAH

Sin derecho y sin transformación

Las políticas laborales impulsadas por los gobiernos neoliberales son una de las cargas más pesadas que nos dejaron más de tres décadas de golpes en contra de los derechos del pueblo trabajador. Sin duda, para muchas personas esta pesada loza se iba a terminar con la elección de 2018 y la esperanza del fin del neoliberalismo, sin embargo, este no se acabó por decreto y si bien se ha contenido en varios aspectos, el tema laboral no es uno de ellos.

Lo que sucede hoy en prácticamente todas las dependencias de gobierno donde se cuenta con un mínimo de trabajadores de base y un máximo de trabajadores eventuales es un reflejo de esto. Durante años los trabajadores de entidades como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) o del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) han luchado por condiciones dignas de trabajo, por tener contratos de base, por salarios justos y seguridad social situación que se mantiene aún y los anhelados puestos de trabajo permanentes no solo se ven lejanos sino que se reducen, todo en pos de la “austeridad republicana”.

Y es verdad, muchos institutos de gobierno sólo han alimentado a la burocracia dorada y engordado los bolsillos de las rémoras neoliberales, sin embargo, las políticas laborales de la actual administración no sólo no afectan a estos personajes y en muchos casos ni los tocan sino que los que sufren todo el peso de la austeridad son los trabajadores de a pie, son los que reciben toda la basura que cae al barrer los escalones de arriba. Lo sucedido en días recientes en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) da cuenta de esta situación pues, como cada semestre, los trabajadores eventuales ven comprometidos sus empleos y sólo se agarran al clavo ardiente de la buena voluntad de las autoridades para ser recontratados o para que sus materias tengan los suficientes alumnos para que sean abiertas (aun cuando muchas sufren de verdaderos boicots para que no tengan estudiantes o simplemente no pasan el visto bueno de las academias y burocracia).

Las autoridades mantienen la plantilla de trabajadores pendiendo de un hilo, ocultando la subcontratación con nombres como “eventuales”, “hora semana mes” o “capítulo 3000” siendo todo lo mismo: formas que buscan ocultar la relación laboral y niegan los derechos laborales de los trabajadores como la antigüedad o les quitan parte de su salario (incluso hay meses que simplemente no cobran).

 Estas son meras prácticas neoliberales, son formas que se han enquistado en el gobierno desde hace más de tres décadas. ¿Por qué lo decimos?, porque van en sintonía con la limitación de los derechos laborales, con el afán de limitar cada vez más las actividades estatales en pos del abandono y posterior privatización (como lo que se ha buscado en algunas zonas arqueológicas) así como el giro hacia el sector de servicios dejando la investigación científica y la cultura a un lado (limitar la investigación y enfocarse sólo en los sitios arqueológicos o espacios museísticos que tengan la posibilidad de atraer turismo).

Ante esto, las autoridades sólo se comprometen a dejar las cosas igual de mal, pero jamás a solucionar de raíz los problemas que no aquejan únicamente a los trabajadores; sino que limitan la actividad académica de los estudiantes y no permiten un adecuado desarrollo de la ciencia antropológica, pues no se puede crear ciencia con salarios de hambre y condiciones laborales indignas.

La defensa de los trabajadores de la ENAH es la defensa de los estudiantes y de la educación pública en su conjunto. Es la lucha que debe darse contra la subcontratación disfrazada que se vive en las instituciones de gobierno de todos los niveles. Es la lucha contra el neoliberalismo incrustado en la Cuarta Transformación.

Luchemos en conjunto por la defensa de ENAH, por contratos de base, por condiciones dignas para estudiar, trabajar y crear ciencia social. Luchemos no por migajas, no porque las cosas sigan igual sino porque realmente se obtenga justicia laboral y una educación pública y científica verdaderamente digna.

La “austeridad republicana” no puede ser el pretexto para limitar los derechos laborales, el pueblo trabajador no puede apretarse más el cinturón y menos cuando los neoliberales en el gobierno siguen engordando sus bolsillos y ya no digamos de los burgueses que han lucrado con las políticas neoliberales durante décadas.

No se puede construir un verdadero cambio ni transformación pisoteando al pueblo trabajador. Que los corruptos y la burocracia dorada devuelvan todo lo robado, que les den nombramientos indefinidos a todos los trabajadores eventuales y se busque la verdadera vinculación entre los egresados de la ENAH y los distintos centros de investigación.

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