Leyes a medias, injusticias completas
Cuando decimos que el neoliberalismo mata no lo decimos como metáfora: las políticas neoliberales cuestan vidas, las manos de los empresarios y autoridades beneficiadas de tres décadas de estas políticas están llenas de sangre.
Casos hay, desafortunadamente, “pa’ventar pa’rriba”: ejecuciones extrajudiciales como las de Humberto Morales Sántiz o las masacres de El Charco y Aguas Blancas, en Guerrero; Nochixtlán en Oaxaca; más de 300 mil muertos en la guerra contra el narcotráfico… y así un largo y horrible etcétera.
Pero el terrorismo de Estado no es la única forma de violencia neoliberal, sino que existen otras tantas que aún en los tiempos de la llamada Cuarta Transformación siguen vivitas y coleando.
Este es el caso de las políticas neoliberales en materia de trabajo, de seguridad social o de salud. Políticas que poco a poco cobran vidas, pues al destruir los sistemas públicos de salud, la industria nacional y el campo, los neoliberales nos dejaron en la lona y vemos que la cosa va para largo.
En esta ocasión, mencionaremos un caso que toca directamente a uno de los hombres más ricos del mundo y el más rico de nuestro país: Carlos Slim, burgués que es reconocido por el actual presidente como un “buen empresario”, de esos que México necesita y que le corresponde al presidente aplacando a los burgueses diciendo “cálmense, al final todos ganamos”.
El caso sobre el cual escribimos es el siguiente: el pasado 16 de febrero del año en curso Monserrat López murió en las instalaciones del Acuario Inbursa.
Monserrat era una hidrobióloga marina egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana – Iztapalapa quien trabajaba en el laboratorio submarino de Blau Life, ubicado en la “nueva zona cultural Polanco” donde también están el Museo Soumaya, el Teatro Telcel y Plaza Carso, todo esto propiedad de Carlos Slim.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver el neoliberalismo y Carlos Slim con todo esto? Desde un primer momento el vocero de Grupo Inbursa dijo que no tienen relación alguna con el acuario pese a que lleven el mismo nombre y este sea propiedad de la fusión entre Ventura Entertainment y Blau Life de Carlos Slim, desde el año 2018.
Algunas notas periodísticas refieren que la única relación es que Ventura Entertainment paga una cuota por usar el nombre Inbursa aunque, en los hechos, Ventura Entertainment y Blau Life sigan existiendo como entidades separadas, tan es así que el aviso de privacidad de la página del Acuario Inbursa sigue teniendo como titular a Blau Life, el cual comparte domicilio con Dolphinaris, otra empresa que forma parte de Ventura Entertainment. Aún en 2019 el presidente de Blau Life seguía realizando gestiones con gobiernos estatales para un nuevo acuario.
Estas fusiones y “confusiones” empresariales se vuelven caldo de cultivo para la impunidad, para que nadie tenga la culpa cuando pasa algo como lo ocurrido en el Acuario Inbursa.
Monserrat trabajaba para Blau Life y no le tocaba realizar la inmersión de limpieza donde perdió la vida, no era su área, ya que esa era administración de Ventura Entertainment aunque, al final, a los trabajadores de ambas empresas los rotaban. ¿Quién tiene la culpa? Parece que nadie porque todo el mundo sigue operando como si nada hubiera ocurrido.
Esta práctica es muy utilizada entre los grandes conglomerados empresariales que son grandes grupos de empresas que al unirse pueden tener deducciones fiscales, pero que, para efectos de derechos laborales y reconocimiento de la relación obrero-patronal, se mantienen separadas.
Esto es el llamado “insourcing”, el cual no estaba plenamente identificado de manera legal hasta la Reforma en materia de Subcontratación del 2021 la cual dice: “Los servicios y obras complementarias o compartidas prestadas entre empresas de un mismo grupo empresarial, también serán consideradas como especializados siempre y cuando no formen parte del objeto social ni de la actividad económica preponderante de la empresa que la reciba” (Artículo 13 de la Ley Federal del Trabajo).
El neoliberalismo mata y también la tibieza, pues al no abrogar e ilegalizar la subcontratación en su totalidad, al dejar un espacio para la acción de la burguesía, la reforma impulsada por el Morena en 2021 deja que este tipo de prácticas se mantengan y aumenten. Al final, legalizaron lo ilegal.
Dirán que ante el dolor, no cabe buscar culpables, pero en realidad no sólo cabe sino es primordial. La riqueza de los dueños de Ventura Entertainment, de Carlos Slim, de todos los que han usado y siguen usando los esquemas neoliberales de contratación está basada en la explotación, la sangre y dolor del pueblo trabajador.
Hoy más que nunca debemos echar atrás todas las leyes neoliberales, debemos exigir que los empresarios que se han enriquecido por las décadas del neoliberalismo devuelvan al pueblo lo robado y sus propiedades sean expropiadas en favor de las clases populares.
Hoy nos toca luchar por justicia para Monserrat y entender que ésta sólo llegará cuando se arranque de raíz el neoliberalismo, cuando ya no nos conformemos con la conciliación que, como en este caso, cuesta vidas.
La justicia llegará cuando, de manera organizada, luchemos por abrogar todas esas leyes que nos dejan desamparados frente a la burguesía y que sólo sirven para la reproducción del capital.
La justicia llegará cuando tengamos leyes que realmente sirvan al pueblo, cuando sean escritas y realizadas por quienes generamos la riqueza.
La justicia llegará cuando alcancemos la democracia popular y el socialismo. Por eso te invitamos a incorporarte a la Organización de Lucha por la Emancipación Popular – Unión Independiente de Trabajadoras y Trabajadores, para que luchemos en conjunto en contra de este sistema económico capitalista y las políticas neoliberales que aún imperan en el mundo laboral y juntos logremos verdadera justicia para la clase trabajadora.
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