Aguas Blancas, 30 años de impunidad
Ningún gobierno de ningún partido ha dado justicia y verdad a las víctimas de la masacre de campesinos cometida materialmente por la policía motorizada y judicial del estado de Guerrero con asesoría del Ejército Federal en contra de los integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), cometida en el vado de Aguas Blancas, municipio de Coyuca de Benítez el 28 de junio de 1995.
Los principales autores intelectuales tampoco han sido juzgados y castigados, Ernesto Zedillo Ponce de León ex presidente, ahora empresario, sigue opinando sobre la democracia en México, Rubén Figueroa Figueroa ex gobernador del estado en ese año, aunque destituido por la movilización popular, jamás fue molestado. Arturo Acosta Chaparro, militar responsable de ejercer la represión contra los grupos revolucionarios y el movimiento popular desde la década de los 70, estuvo preso por las acusaciones de actos graves de violaciones a los derechos humanos, pero al final fue exonerado. Murió asesinado en el sexenio de Felipe Calderón por supuestos nexos con el narcotráfico.
La impunidad mezclada con la desmemoria y las mentiras tienen por objetivo ocultar la estrategia de contrainsurgencia que se ha ejercido desde hace décadas en contra del movimiento popular, tanto de aquél que transita por la lucha armada revolucionaria como el que desde los marcos legales desarrollamos nuestra actividad política.
Ocultar la estrategia de contrainsurgencia contra el pueblo le permite al Estado presumir de una democracia que no existe como ellos la pregonan, pues en realidad el límite de la democracia es no cuestionar por vía de los hechos las relaciones capitalistas de producción, esto se traduce en que lo peor que un movimiento popular puede hacer es afectar los intereses económicos de las grandes empresas capitalistas que determinan e imponen la política económica del Estado y que aumentan sus millonarias fortunas gracias al apoyo incondicional del mismo.
Como el lector ya se dio cuenta, será hasta el 28 de junio de este año que se cumplirán 30 años de la masacre de la que hablamos, pero iniciamos desde este número a publicar la investigación y las reflexiones sobre el caso por su importancia histórica y porque hay diferentes aspectos que abordar. Lo hacemos no sólo para recordar, para hacer un ejercicio de memoria, lo hacemos también como homenaje a quienes sobrevivieron y todavía luchan en la actualidad y a quienes fueron asesinados, torturados, presos o detenidos desaparecidos antes y después de esos trágicos hechos.
El antecedente histórico de la lucha campesina de finales de los 80 e inicios de los 90 en el estado de Guerrero es la lucha guerrillera del Partido de los Pobres encabezado por Lucio Cabañas Barrientos, y la histórica explotación, opresión, despojo y abuso que vivían (y viven) los habitantes del Estado.
Después de la sangrienta represión de toda la década de los 70 y una relativa calma a inicios de los años 80, los campesinos comienzan nuevamente a organizarse y a luchar por mejores condiciones de vida y por la democracia en este país, así, muchos de ellos van a fortalecer la lucha que se desarrolló en torno a las elecciones presidenciales de 1988, cuando Cuauhtémoc Cárdenas se lanzó como candidato a la presidencia por parte del Frente Democrático Nacional.
En la costa grande de Guerrero, no sólo en los municipios de Atoyac de Álvarez y de Coyuca de Benítez varios campesinos fundaron en 1989 el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y muchos más se unieron, entre ellos algunos dirigentes y fundadores de la organización que posteriormente se conocería como la OCSS, después de las elecciones federales del 88, hubo elecciones locales en Guerrero. En el 89, ya como militantes del PRD cientos de campesinos, fundamentalmente, tomaron alcaldías por el fraude que el PRI cometió a su favor.
Si bien es cierto las elecciones del 88 fueron decisivas para la incorporación de cientos de miles de campesinos y de profesionistas a la lucha electoral y a la organización política, la dirigencia del prd fue incapaz de encausar la lucha popular de manera congruente con los principios y programa que decían enarbolar. Por esta razón el encuentro de los campesinos con el movimiento popular independiente que existía fue inevitable y hasta natural, por decirlo así.
Desde finales de los 70 e inicios de los 80 el Comité Nacional Independiente Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados políticos de México, encabezado entre otras personas por el Dr. Felipe Martínez Soriano, luchaba junto con algunos familiares de los presos y detenidos desaparecidos en el estado de Guerrero por su libertad y su presentación con vida, gracias a ese trabajo se creó el Comité Independiente de Derechos Humanos en Guerrero que posteriormente gracias al trabajo colectivo se convirtió en la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y de Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos (AFADEM).
La existencia del movimiento independiente en la lucha por la defensa de los derechos humanos, el trabajo organizativo y de agitación del Frente Nacional Democrático Popular y la falta de congruencia de la mayoría de la dirigencia del perredismo en ascenso en ese momento, fueron elementos que permitieron a campesinos y profesionistas honestos encontrar en la lucha popular independiente del gobierno y de los partidos con registro electoral la vía para ver cumplidas sus demandas inmediatas, pero también para luchar por la democratización del país y en contra de las relaciones capitalistas de producción.
En este contexto y gracias al esfuerzo de centenares de campesinos surge en enero de 1994 la Organización Campesina de la Sierra del Sur, pocos días después del levantamiento zapatista en Chiapas y en medio del despliegue policiaco-militar en todo el territorio nacional para aplastar cualquier otra expresión de inconformidad del pueblo.
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