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México. Carlos Slim en la 4T: uno de nuestros principales enemigos de clase

“Más abrazos que madrazos”


“No ver la lucha de clases detrás de una insurrección popular o de la vida del hombre más rico del mundo es no querer ver la realidad”. Diego Enrique Osorno

Esto escribió el periodista Osorno en su libro Slim, biografía política del mexicano más rico del mundo (2015). Osorno ha mostrado fuertes afinidades por los movimientos populares y de izquierda, y aunque no podríamos decir que es, tal cual, un escritor marxista o un militante, tiene la claridad para advertir la atroz lucha de clases que se manifiesta en torno al mayor burgués mexicano: Carlos Slim.

A pesar de que a algunos esto pudiera parecerles evidente, a los mexicanos nos ahogan en el discurso capitalista del éxito empresarial, del empresario con dimensión social, de la empresa socialmente responsable y del capitalismo “más humano”. El resultado es que gran parte del pueblo acaba creyendo que empresarios como Slim son buenos tipos, o genios, o grandes filántropos, a veces hasta acaban sintiendo orgullo de que México tenga a un hombre tan asquerosamente rico, cuando tantos somos tan miserablemente pobres.

Carlos Slim tiene amigos en todos lados, le va a todos los partidos políticos con tal de seguir acumulando riqueza, se vuelve cercano a políticos y empresarios de todo el mundo. Su ideología es el dinero. Pero en la 4T se redime, y de ser prestanombres de la mafia del poder (Carlos Salinas) se nos presenta ahora como un empresario premiado y apapachado por la 4T.

Hace un año, en su primer informe presidencial, Andrés Manuel López Obrador dijo: “ya es un hecho la separación entre el poder económico y político”, por puntos como ese votaron millones de mexicanos. Contradictoriamente, Carlos Slim y otros empresarios lo escuchaban en primera fila. Y es que en el afán imposible de conciliar a las clases sociales, de querer esconder su lucha, de “gobernar para ricos y pobres”, AMLO se ve en la necesidad de hacer todo tipo de malabares; el resultado, claro, es que cae en contradicciones, mismas que a Slim pudieran representarle una “leve” fluctuación en sus incontables ganancias, pero que al pueblo mexicano pueden costarle literalmente la vida, o pueden representarle la diferencia entre vivir dignamente o sobrevivir en la miseria.

Revisemos algunos puntos concretos de la dimensión política de Slim, así como de su contradictoria relación con amlo, y valoremos qué tanto se ha podido separar el poder político del económico en esta 4T.

Gentrificaciones y crímenes de Estado

Durante el gobierno de AMLO en la cdmx, Slim se dedicó a “jugar al monópoli” con el centro de la capital, comprando gran cantidad de inmuebles y comenzando un proceso de gentrificación a nivel nacional que aún no termina. En 2012, quiso hacer lo mismo en Acapulco, con el gobierno de Ángel Aguirre en Guerrero. En 2014 aconteció el terror de Ayotzinapa, pero Slim se mantuvo en línea con el gobierno de Aguirre. Cuando Diego Osorno le preguntó qué pensaba del caso, Slim contestó: “Sí, es muy dramático lo de los 43 estudiantes, pero es más dramático lo de los miles que también está pasando. Ésos [los de Ayotzinapa] porque tienen un nombre, pero los otros también merecen visibilidad”. Su respuesta ningunea el crimen de Estado más relevante de los últimos años, la lucha de clases se presenta en toda su crudeza, nuevamente.

Vínculos directos con el actual gobierno

Slim tiene metidas las manos en tantos negocios que en un país como México eso significa tener metidas las manos en infinidad de políticos, desde el sexenio de Salinas (cuando le regalaron Telmex) hasta la fecha.

Un caso actual es el del subsecretario para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, Jesús Seade Kuri, quien tiene un lazo familiar-político y hasta de origen libanés con Carlos Slim. AMLO lo nombró como negociador oficial del T-MEC, acuerdo que analizamos a detalle en el núm. 56 del FRAGUA (ver en issuu.com/olep.contacto). Otro caso relevante es el de Miguel Torruco, actual secretario de Turismo, quien es consuegro de Slim. En sus manos recae gran parte del proyecto de desarrollo en torno al Tren Maya y la afluencia turística que implica. Por supuesto, Slim ya tiene concesionada la construcción de un tramo del polémico tren. Un caso más, el senador morenista Napoleón Gómez Urrutia, en teoría defensor de los derechos de los trabajadores mineros, cabildeó en septiembre de 2018 un acuerdo del que poco se habló entre la minera canadiense Goldencorp y Frisco, de Slim.

Abrazos y madrazos, la relación amlo-Slim

Slim ha tenido una relación de “amores y desamores” con el presidente. A nuestro juicio, el empresario ha salido ganando, no porque AMLO sea un mal presidente, sino porque insiste en querer conciliar los intereses de clases antagónicas, en querer hacer algo imposible: “gobernar para ricos y pobres”. Asimismo, Slim le lleva ventaja en esta pugna (nuevamente la lucha de clases) porque tiene por amigos prácticamente a toda la clase empresarial, que constantemente le secunda sus opiniones y se ven así fortalecidos como clase por las opiniones del magnate. En cambio, AMLO cuenta con un Morena contradictorio y dividido en su lucha interna, y aunque recibe un gran respaldo popular, hace falta más y mejor organización del pueblo que haga contrapeso a la gran arma de la burguesía: su dinero. Sólo así podría abrirse camino a la instauración de políticas que efectivamente beneficien al pueblo, políticas democráticas y socialistas, independientemente de que las llevara a cabo AMLO o el mismo pueblo.

En estos “abrazos y madrazos”, AMLO ha tenido que acercarse a calmar a los empresarios en diversas ocasiones. El  poder económico de la burguesía ha reducido su proyecto de soberanía a sólo dos proyectos de infraestructura nacionales: la refinería en Dos Bocas, en la cual sin embargo acabó recurriendo a inversión privada para su construcción, y la aún por definir cobertura nacional de internet, en la que Slim ha ido jugando estratégicamente sus piezas para conseguir que se emplee la red de su empresa América Móvil, en vez de permitir la creación de una nueva paraestatal o, en todo caso, el gobierno acceda a una coinversión público-privada.

Así, Slim a su conveniencia da el “espaldarazo” a algunas declaraciones de AMLO, aunque luego las desmienta. Tal como pasó cuando en círculos cercanos dijo que si no ganaba las elecciones se desataría una inestabilidad social sin precedentes ante la idea del fraude, además de que se depreciaría el peso. Luego declaró no haber emitido tal opinión.

Posteriormente, en marzo de 2019, Slim dijo que el 4% de crecimiento planteado por la 4T era posible. Pero a mitad del mismo año se desdijo “amistosamente” en una inauguración de carretera en la que apareció con AMLO.  Su mensaje literal fue “están faltando más proyectos de inversión”, validó el proyecto de inversión de Andrés Manuel en el sureste y justificó al mandatario diciendo que le dejaron una situación “muy complicada”. AMLO calificó a Slim como un “empresario con dimensión social” y le abrió la puerta para participar en proyectos en el Istmo de Tehuantepec. Básicamente, lo que se transmitió fue un comercial dirigido a los capitales transnacionales para fomentar la inversión privada en México.

Un caso más reciente ocurrió ya en tiempos de pandemia, cuando Slim fue uno de los empresarios que públicamente declaró que no despediría personal… en marzo del presente año, Slim ya había despedido a 7 500 trabajadores de sus empresas desde el inicio de la pandemia. También, a pesar de haber declarado en noviembre de 2019 su respaldo al proyecto de infraestructura de Obrador y que no reduciría sus inversiones (incluso dijo que las duplicaría a 200 mil mdp), en julio de 2020 efectivamente redujo los planes de inversión de América Móvil en el país.

Si uno revisa las noticias de 2019, verá que abundan en notas sobre acercamientos y distanciamientos entre el empresario y el presidente. No es que AMLO no entienda los intereses políticos y económicos de Slim. Sabe que una declaración suya puede traducirse en inversiones y fluctuaciones en la bolsa. También AMLO ha dado sus golpes en pro del avance de su proyecto de nación; pero repetimos, la burguesía bien consolidada y con Slim a la cabeza le llevan ventaja.

Por su parte, los golpes más fuertes que AMLO le ha propinado a Slim fueron el de la cancelación del aeropuerto en Texcoco y el de la revisión de contratos leoninos con la CFE.

En cuanto al aeropuerto, cuando el magnate se pronunció en contra de dicha cancelación, sentó las bases para que el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) rechazara los primeros intentos de negociación que había propuesto AMLO. Derivado de este consenso de la clase burguesa (pues ningún empresario se ha declarado a favor de la cancelación) se generaron una serie de amparos y procesos legales que retrasaron el proyecto del aeropuerto en Santa Lucía.

En cuanto a los contratos leoninos con CFE (núm. 47 de FRAGUA), luego de varios meses de pugna, Slim accedió a una revisión de los contratos, pero de nuevo salió ganando. A fin de cuentas, prolongó el plazo de sus contratos, la posesión permanente de los ductos y consiguió un mayor flujo de capital a corto plazo con la tarifa fija. La cereza del pastel fue que Slim en esa mañanera dijo “hay 1 600 proyectos de inversión de pura infraestructura, entonces hay un gran campo de inversión”; en otras palabras, ya había apalabrado más contratos, no sólo para él, sino para toda su clase burguesa.

Derivado de lo anterior, los empresarios comenzaron a frotarse las manos cual mosquitas panteoneras. No sólo esperaron a que AMLO publicara su plan de infraestructura, sino que ellos mismos presentaron su lista de proyectos, “una fábrica de proyectos”, en sus palabras.

¿Por qué se tuvo que diseñar el plan de infraestructura dando prioridad a diferentes esquemas de inversión privada? Porque la inversión no llegó a México como Andrés Manuel esperaba. Los mercados de inversión no querían entrar en pugna con la 4T, pero tampoco querían invertir: esperaban mejores momentos, aquéllos en los que su inversión fuera más voraz y generara más ganancias. El gobierno ya se había esforzado por crear y mantener lo que juzgan es un ambiente amigable para la inversión (tipo de cambio controlado, incremento en recaudación de impuestos, disciplina fiscal, combate a la corrupción, etc.), pero desde la versión de los empresarios, la inversión no llegaba porque 1) se canceló el aeropuerto de Texcoco, 2) Pemex está endeudadísima y 3) el t-mec no se terminaba de aprobar en Estados Unidos. Traducción: 1) los empresarios no invierten porque se canceló un proyecto que vendría a ser el gran símbolo del neoliberalismo mexicano: lleno de corrupción y represión al pueblo, y además beneficiaría inmensamente a la burguesía a largo plazo, 2) no invierten porque junto con los gobiernos anteriores desmantelaron y endeudaron a Pemex, beneficiándose descaradamente, y ahora eso les da desconfianza, 3) no invierten porque están esperando los beneficios que les dará el T-MEC (núm. 56 de FRAGUA).

A pocos días del anuncio del plan de infraestructura, Slim ya anunciaba haber ganado una licitación de Pemex para construir dos plataformas de producción en Campeche.

Slim y sus periodistas

Así como Slim presumía que “Todo México es territorio Telcel”, podría decirse que “Todo periodista es territorio Slim” (excepto acaso las televisoras, con quienes existe una ya larga pugna con Slim para que le permitan entrar a televisión pública). En el círculo periodístico es bien sabido que, incluso si Slim no paga tu nómina, nadie quiere meterse con él y mucho menos con sus abogados.

Entre sus posesiones directas se encuentran el diario The New York Times y el canal de TV privado UNO TV. En septiembre de 2019 incrementó sus acciones en Grupo prisa (dueña de diarios como El País y HuffPost).

En el resto de los grandes periódicos, Slim paga paquetes de publicidad por adelantado y a precios especiales, convirtiéndose en uno de los principales financiadores de los diarios ante el hueco que dejó la inversión de publicidad gubernamental. Los Vázquez Raña son sus grandes amigos, ellos poseen unos 70 periódicos, 24 radiofusoras y 43 sitios de internet. Aristegui también es cercana a Slim por compra de publicidad y la defensa que le hizo el New York Times cuando fue corrida de MVS por el reportaje de la casa blanca de Peña Nieto.

Especial es el caso de Reforma, el principal periódico anti amlo. Slim es uno de sus principales anunciantes, incluso se rumora que compró acciones del periódico. Pero llama la atención este pasaje que narra Diego Osorno entre Slim y Alejandro Junco de la Vega, dueño de Reforma, según le confesó en entrevista a Granados Chapa: “En esas juntas, más de una vez hemos visto cómo Slim regañaba a Junco delante de nosotros. Bueno, no lo regañaba, lo corregía”.

Así, aunque demuestre en público acercamientos a AMLO también dispone de los medios de comunicación necesarios para golpearlo y para dirigir la opinión pública a su favor.

Slim, el “filántropo”, el “buen patrón”

Slim es filántropo, cada que dona algo sus medios lo anuncian con bombo y platillos, pero resulta que es un filántropo bastante tacaño, pues al comparar sus aportaciones con su fortuna las primeras resultan bastante raquíticas.

Asimismo, Slim es uno de los mayores empleadores de México. En 2017 se calculaba que Grupo Carso contaba con 286 mil empleados. Esta cifra sólo compite con la de Femsa (297 073 trabajadores) y Walmart (234 431). En conversación con Diego Osorno, Slim decía: “El problema no es de riqueza, es de ingreso. Si tú eres un trabajador… Vamos a suponer que a ti, o a cualquier trabajador, que gane bien… ¿Cuánto crees que puede ser que gane bien: 30 000 pesos o 40 000 pesos?” Pero resulta que el salario promedio de Grupo Carso es de entre $6 600 y $7 100. Nuevamente, la lucha de clases se revela detrás de la faceta pública del empresario.

Asimismo, existe toda una controversia en torno al manejo de los sindicatos de Telefonistas que maneja Slim. En 2017, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) ordenó a Telmex que, para evitar monopolios, separara sus empresas: Telmex, Telnor y Telcel. La movida fue vista como un golpe de Peña Nieto a Slim en la disputa por las telecomunicaciones mexicanas. Asimismo, facilitaría la entrada de transnacionales a ese sector y “flexibilizaría” más la mano de obra de los trabajadores. A Slim no le gusta tener competencia y este mandato no fue de su agrado.

El sindicato de Telmex salió a luchar en contra de la división del monopolio y llegado el plazo límite para su separación (30 de enero de 2019) amenazaron con realizar una huelga. En su lucha lograron varios amparos y aplazamientos de la separación.

La separación afecta, sí, a los trabajadores, pues los sumerge en la inestabilidad laboral. Dejaron también de recibir utilidades. Dicen que la nueva empresa (que llevará el nombre de Última Milla Telmex, utm) nacerá en bancarrota y no podrá sobrevivir. Afirman, además, que la medida fue hecha para beneficiar a Televisa, quien tendría mejores condiciones para entrar a competir en dicho sector. A inicios del sexenio, miraban con buenos ojos a amlo, solicitándole que interviniera para cancelar el decreto de la ift.

Slim, por su parte, no se preocupaba mucho ni por sus trabajadores ni por la huelga. Finalmente, lograba usar los intereses inmediatos del sindicato a su favor. Sí, la lucha de clases otra vez. En septiembre de 2019, Slim solicitó instalar una mesa de negociación con AMLO. Básicamente, lo que el magnate buscaba era cancelar la división y cabildear su ingreso a la televisión abierta a cambio de su apoyo en una promesa de campaña clave de Andrés Manuel: lograr la conectividad a internet en todo el país; se sobre entiende que este apoyo sería un jugoso negocio para Telmex.

En enero de 2020, el sindicato consiguió su contrato colectivo y el insourcing. Es decir, aunque la separación se llevara a cabo, ellos seguirían contratados por Telmex y no por UTM. De cualquier forma, seguían insistiendo en la no separación, afirmaban que la nueva empresa no llegaría a 2024. Francisco Hernández (líder del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, STRM) insistía en que la medida afecta a América Móvil (de Slim) y en que se creó para beneficiar a Televisa.

Resulta revelador cómo el sindicato, en defensa válida de sus intereses económicos inmediatos, también acaba defendiendo los intereses de su patrón. La dirección de Francisco Hernández en el STRM ha sido permanente desde hace varias elecciones internas. Su línea sindical es la de alinearse con el patrón y el gobierno, cooperar con el dueño y las políticas neoliberales. El STRM en 1989 firmó un convenio de concertación en el que cedió su derecho a negociar las nuevas condiciones laborales ocasionadas por los entonces cambios tecnológicos en comunicaciones. Aceptaron también sin quejas la privatización de Telmex.

En suma, vemos cómo Slim maneja también descaradamente a sus trabajadores a través de una dirección sindical fiel. Resultado de lo anterior: en septiembre de 2020, Slim accedió a aumentarles un “flamante” 3.5% en salarios a sus trabajadores (menor a la tasa de devaluación) y un 1% en prestaciones… Un aumento de mierda en comparación con lo que pretende conseguir gracias a la explotación de sus trabajadores.

Slim y Trump

Slim mantiene distancia con Trump, pero no por eso no hace negocios con Estados Unidos. Aportó económicamente a la celebración de su victoria electoral, pero más importante para él fue la famosa cena entre AMLO y Trump en julio de 2020. Dicha cena fue orquestada por Larry Fink, titular de uno de los fondos de inversiones más grandes del mundo: BlackRock. Fink llevó buena relación con Peña Nieto y ahora con amlo; en el esquema capitalista no existe contradicción en esto, pues Fink se asegura de que el capital se siga invirtiendo en México y nuestro país no se mueva de su papel en la división de trabajo internacional: la aportación de mano de obra barata y de recursos naturales y energéticos para echar a andar la economía estadounidense.

Inicialmente, Bernardo Gómez, hombre de Televisa, definiría la lista de invitados a cenar a la Casa Blanca. Quiso dejar fuera a Slim, pero AMLO lo corrigió invitando personalmente al magnate.

El proyecto de BlackRock, en breve, consiste en consolidar un bloque energético para Norteamérica, aprovechando el T-MEC y la reforma energética de Peña Nieto, para así mantener a flote la economía norteamericana. BlackRock reapareció recientemente vinculada a Slim en tanto que es dueña de AstraZeneca, el laboratorio que fabricará las vacunas “Slim”, patrocinadas por su fundación, para el mercado latinoamericano.

Slim en pandemia

A todos nos ha ido mal en la pandemia, pero la realidad de todo el pueblo mexicano no es la misma que la de Slim. A él le ha ido bien y le irá mejor. Según El Economista, sólo entre abril y junio, meses críticos en la pandemia del Covid-19, Slim no sólo despidió a 7 500 trabajadores, sino que logró incrementar su fortuna en más de 37 mil millones de pesos, es decir, 412 mdp diarios, mientras 10 millones de mexicanos caían en condiciones de pobreza extrema.

Sin embargo, esta noticia no se difundió tanto como otra: que adelantó un pago de impuestos al SAT para ayudar a combatir la pandemia. ¿Cuánto adelantó de sus obligaciones fiscales? 8 290 mdp. Compárese con los 37 mil mdp que ganó sólo en dos meses, en gran parte a costa del despido de miles de trabajadores…

Queda pendiente otra gran cuestión por analizar en números futuros de FRAGUA: la de la vacuna contra el Covid-19 que Slim cabildeó entre AstraZeneca (propiedad de la ya mencionada BlackRock), el laboratorio argentino mAbxience y el laboratorio mexicano Liomont. Hasta ahora la información pública es muy ambigua, pero se ha anunciado con bombo y platillo que Fundación Slim aportará una suma de dinero para conseguir que la vacuna salga a un precio razonable: entre tres y cuatro dólares. ¿Prístina filantropía de Slim? No lo creemos así y usted, al menos, tendrá que dudar también luego de leer este artículo.

Empresarios candidatos

Ante la pandemia, alrededor del mes de abril, Slim y amlo sostuvieron reuniones privadas para discutir el tema. El empresario estimaba que se fugarían 500 mil millones de pesos, mientras que la Secretaría de Hacienda calculaba sólo la mitad de esa cifra. Si las cifras de Slim fueran ciertas, el efecto sería casi equivalente al de la crisis de 1995 que se denominó el “efecto tequila”.

El contenido de ésta y últimas reuniones entre ambos personajes no se ha dado a conocer. Sin embargo, se sabe que Slim concuerda en que Morena debe mantener el control del poder Legislativo ante las elecciones que se avecinan en 2021. Este mensaje lo ha transmitido también a los otros burgueses, pues recordemos también la disputa política en torno a las elecciones del próximo año, en donde se reveló el supuesto Bloque Opositor Amplio (boa), que tenía por uno de sus objetivos principales hacerse del control del Legislativo.

Sin embargo, el desenlace de estos hechos viene a darse muy recientemente, el 28 de septiembre del presente: Andrés Manuel abrió la posibilidad de que los empresarios del país recomienden candidatos para el 2021, siempre y cuando sean perfiles que abonen al voto para Morena. “La idea no es prestarles la marca [Morena] y regalarles la gubernatura”, dijo; pero resulta que justamente eso es lo que ocurriría. Slim ya anunció tener el perfil “idóneo” para Guerrero.

Conclusiones

Después de todo lo expuesto, nosotros le preguntamos, ¿ya se separó el político de lo económico? A nuestro juicio sólo hubo algunos cambios de posiciones, pero no cambios de raíz.

Como hemos venido repitiendo en FRAGUA, esto se debe a las mismas limitantes de AMLO, quien es antineoliberal, pero no se atreve o no quiere dar el siguiente paso, ser anticapitalista. Él cree que puede llevar a cabo un capitalismo más humano, con mejor distribución de la riqueza, y para ello sigue necesitando a los empresarios. Éstos, por su parte, aunque donen filantrópicamente y digan querer ser empresarios con “causa social”, jamás cederán la explotación a sus trabajadores, pues es el origen de su riqueza.

Otra cosa sería si el pueblo exigiera llevar la 4T a sus últimas consecuencias, a cambios verdaderos a favor de los trabajadores, que no pueden ser otra cosa que cambios de corte anticapitalista.

Andrés Manuel ya inculcó la idea de que el neoliberalismo es contrario a los intereses del pueblo, pero jamás aceptó o se animó a decir que el capitalismo hasta en su forma más “light” también lo es. El resultado es una quimera, un imposible. AMLO no logra terminar con el neoliberalismo y acaba implementando lo que él cree es una versión “legal” y sin corrupción del mismo; cosa imposible, pues la historia ha demostrado que el neoliberalismo tiene por principio la corrupción y el no respetar las leyes que él mismo promulga.

Cada vez vemos más claro que el proyecto original de nación de AMLO (aquél en el que creyeron las masas populares en las elecciones) se desdibuja más. En ello es claro el papel que juegan empresarios como Carlos Slim, uno de los principales representantes de la burguesía, no ya nacional, sino internacional. Y la lucha de clases es evidente: este empresario opera en una lógica numérica y de capital en la que nada le importa la vida del desposeído, del desaparecido, de sus propios trabajadores.

Las clases trabajadoras tienen por buen referente a Lázaro Cárdenas, expresidente también muy comparado con AMLO. Y aunque es cierto que fue uno de los que obró más a favor de las clases desposeídas, hay una consecuencia de su periodo de la que poco se habla: en él la clase burguesa mexicana pudo al fin consolidarse y pasar a formar organizaciones empresariales. Sí, las políticas populares de Cárdenas también hicieron que la burguesía se organizara y se diera cuenta de su poder. Que no se repita la historia, que no salgamos del sexenio obradorista con una clase burguesa no ya consolidada, sino invulnerable.

¿Qué nos tocaría hacer a nosotros, el pueblo trabajador? Nos toca organizarnos, tener un programa claro de demandas, presionar en esta lucha de clases tanto al gobierno como a los empresarios para acabar con el neoliberalismo y el capitalismo de raíz y empezar a pavimentar el camino a nuevas formas de sociedad mejores para nosotros, es decir, empezar a construir nuestra experiencia socialista mexicana.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección Como se hicieron millonarios del No. 58 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), octubre, 2020.

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