25 años sin reconocimiento laboral

16 junio, 2025 OLEP

Testimonio Proletario

Hija de padres trabajadores, hace 25 años se comenzó a escribir mi historia laboral. Con el pretexto de hacer mi servicio social, una institución me abrió las puertas. Con el anhelo de que un día sería reconocida en mi trabajo comencé con muchas ilusiones a entregar cada segundo de mi vida, siempre me exigía ser cada vez mejor.

A lo largo de este trayecto pocos, pero altamente valiosos, fueron los compañeros que me enseñaron y me iban acompañando en el camino. Con la ilusión de ser parte de la base trabajadora de esta institución, que recién cumplió 100 años de labor. Un día me acerqué al sindicato, en ese momento brindé mi colaboración y apoyo para acompañar al gremio. Lo que se me dijo claro fue: TÚ NO ERES BASE. Frase que se me perpetuó en el pensamiento.

25 años de invisibilidad

25 años de invisibilidad me orillaron a sujetarme a las condiciones laborales que se me ofrecían cada año. Por ejemplo: un sueldo con el que aprendí a sortear mis gastos… nada más. Obviamente sin prestación alguna. Sin vacaciones. Sin horarios. Sin seguro social. Sin lo más mínimo ni básico, pero sobre todo sin respeto a una antigüedad de 25 años de labor.

En la mayoría de las ocasiones invisibilizada y violentada psicológicamente. Cuando me veían era para decir que me lo diga tu jefa o tu jefe.

A lo largo de 25 años las condiciones laborales cada vez son más asfixiantes: prácticas de simulación para la contratación, pagos fuera de tiempo, etc. Recuerdo dos ocasiones en las que cinco meses después de devengado el trabajo nos pagaron.

Ahora se firman contratos por 3 meses, con lineamientos que hacen pensar que en cualquier momento nos azotaran la puerta en las narices. Seguramente sin ni siquiera un GRACIAS.

Ya tengo claro que NO SOY DE BASE, pero voy a aprender. Voy a luchar.

Ahora si estoy frente a ellos, ya sea la institución, el sindicato o cualquier compañero que NO me vea como trabajadora solo recalcaré: TENGO DERECHOS Y LOS VOY A DEFENDER.

El nuevo camino de aprendizaje apenas comienza y ya nada me detendrá. Tengo la mejor herramienta que es la información y sobre todo el acompañamiento de hermanos de clase como los que encontré en la escuela de Derechos Humanos Laborales Ricardo Flores Magón. GRACIAS.

Hoy 25 años después estoy aquí para unirme a la voz de muchas trabajadoras y trabajadores.