Primer Informe de Gobierno. Nuestra crítica sin maquillaje
El pasado primero de septiembre, se realizó en Palacio Nacional el primer informe de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, el cual resume y enaltece los logros y avances en un año de gobernanza. En ese sentido es importante hacer un análisis objetivo desde las organizaciones independientes para dotarnos de una mayor claridad en el entendimiento de la realidad contrastada con los dichos del Estado mexicano.
Antes de empezar es importante tener claro que, de acuerdo con nuestro análisis marxista, la realidad está en constante cambio y no es estática, no podemos afirmar que este sexenio es igual a sexenios pasados como los del PRI y el PAN, y tampoco podemos decir que es lo mismo que el sexenio de López Obrador, claro que hay diferencias y matices así como también coincidencias y continuidad de ciertas políticas, pues al ser el segundo piso de la autodenominada cuarta transformación (4T) busca consolidar un Estado de “bienestar” que es lo equivalente a un analgésico que reduce el dolor (cada vez menos efectivo,) pero que no acaba con la enfermedad de una vez y para siempre. Pero entonces ¿qué se ha transformado en estos tiempos y cómo ha cambiado nuestra realidad?
La reducción de la pobreza y la desigualdad en el primer Informe
Uno de los logros que más se resalta, pero que se dió en el sexenio pasado, es la reducción de la pobreza, 13 millones de personas salieron de este estrato gracias al aumento de los salarios y a los programas sociales. Y por supuesto que es bueno que existan menos pobres en México, pues la mayoría nos encontramos en esa situación; sin embargo, en realidad muchos nos volteamos a ver y nos preguntamos ¿en verdad han mejorado nuestras condiciones de vida de fondo o sólo hemos aliviado algunos pesares con un ligero incremento en nuestros ingresos?
Si analizamos un poco más a detalle vemos que la reducción de la pobreza no se traduce en un mayor acceso a derechos sociales, hoy el 50% de la población no tiene acceso a las seguridad social y 34% no tiene acceso a servicios de salud. Derechos humanos básicos que son fundamentales para tener acceso a otros derechos se han ido perdiendo a lo largo de los años y hasta el día de hoy no se han recuperado. Este problema va de la mano con el acceso al derecho a un trabajo digno, pues en México el 54% de los trabajadores se encuentran en la informalidad laboral. Esta situación sólo ha beneficiado a los grandes empresarios que prefieren la mayor ganancia a que la gente tenga acceso a la seguridad social, algo que a ellos ni les interesa, aunque se supone está establecido en la Ley Federal del Trabajo y la Constitución y debería ser obligatorio.
Otro de los grandes “logros” anunciados y aplaudidos durante el informe de gobierno fue la reducción de la desigualdad. A caray, ¿pues en qué país nos encontramos? y es que esa afirmación si calienta y hasta parece un insulto, teniendo como invitados de honor en el informe a los empresarios más ricos de este país, Carlos Slim y Germán Larrea los cuales cuentan con una fortuna, hasta el mes de septiembre, de 102 mil millones de dólares y 40 mil millones de dólares respectivamente y cuando los trabajadores informales, que ya vimos que son más de la mitad, tienen un ingreso promedio que ni siquiera alcanza el mínimo: 7,487 pesos y los formales apenas y alcanzan un promedio de 14,391 pesos que no son ni dos salarios mínimos (según datos del propio Estado). Con estos datos a nosotros no nos parece que la desigualdad se reduzca, por el contrario sigue existiendo un abismo cada vez más grande entre las fortunas que se roban los empresarios y lo que recibe el trabajador. Por lo tanto la reducción de la desigualdad según el coeficiente de GINI oculta y enmascara una realidad que es completamente diferente a la que vivimos millones de mexicanos, no existe y nunca va a existir igualdad frente a unos cuantos empresarios que amasan fortunas explotando a los trabajadores.
Seguridad y corrupción. En el Primer informe de Gobierno
También se festejó que en la actual administración se han fortalecido las diferentes instituciones de seguridad como el ejército y la marina así como la integración de la guardia nacional a la secretaría de Defensa. Esto refleja el avance de la militarización en México que no resuelve el problema de seguridad sino, por el contrario, garantiza el control de los cuerpos castrenses sobre la población, lo cual forma parte de una política contrainsurgente que mantiene intacto y protege las relaciones sociales de producción capitalistas y nos mantiene subordinados al imperialismo norteamericano. Si bien la represión no es la misma que en los sexenios del PRIAN, las prácticas de tortura y represión contra el pueblo se siguen observando en diferentes estados de la República como en Chiapas o Coahuila donde los cuerpos castrenses actúan con total impunidad. Por lo tanto afirmar que “En México no se reprime, ni se usa la fuerza del Estado en contra del pueblo” se convierte en una mentira que conforme avanza el tiempo, la desesperanza y la inconformidad del pueblo, se hace más evidente. Las movilizaciones en los diferentes estados y ciudades del país van aumentando al ver que la tan anhelada transformación no llega, se acaba poco a poco, entonces, el efecto del analgésico.
En el caso de la corrupción nomás no cambia la cosa, se pregona su fin, pero en los hechos vemos que sigue profundamente incrustada en las propias estructuras de un supuesto aparato “incorruptible”. El ejemplo más claro y evidente es el reciente caso del “huachicol” fiscal donde los nuevos administradores de aduanas, la mariana, fueron responsables del trasiego ilegal de buques de combustible de EU a México.
Reforma al poder Judicial
En el caso de las reformas impulsadas a lo largo de este año, la del poder judicial fue una de las más emblemáticas que promete una mayor democracia y justicia para el pueblo, algo que evidentemente no existía pues la justicia únicamente llegaba para que la podía pagar, el antiguo poder judicial se erigía como lo más podrido y noeliberal que bloqueaba aquello que se impulsaba desde la 4T. Ahora han tomado posesión e iniciado labores los nuevos ministros de la SCJN, pero nuevamente lanzamos la pregunta ¿Llegará verdaderamente la justicia para el pueblo o es más del mismo paracetamol que cada vez hace menos efecto? Nosotros siempre hemos advertido que mientras no se arranque el problema de raíz la justicia seguirá siendo ajena al pueblo y las elecciones una aparente democracia.
El espacio para este artículo se nos está acabando por lo que vamos a tener que hacer un segunda parte de este balance el cual vamos a dejar para el próximo número de FRAGUA; sin embargo nos gustaría culminar haciendo hincapié en algo que no ha cambiado y que sigue siendo igual en el fondo: el modo de producción capitalista, basado en la propiedad privada de los medios de producción. Y es que la esencia y la raíz sigue sin ser tocada, podrá haber un cambio en la forma de gobernar, podrá existir un discurso más progresista, podrá sentirse uno más aliviado en ciertos aspectos, pero mientras no se transforme esa raíz: el modo de producción, la “prosperidad compartida” solo será para los mismos de siempre, sino para todas aquellas víctimas de estos crímenes atroces, te queremos invitar a seguir luchando de manera organizada por memoria, verdad, justicia y el socialismo.
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