ArtículosEDITORIALFragua#110

Aprender a luchar

¿Cómo se aprende A luchar?

¿Cómo se aprende A luchar? Esta pregunta nace en ocasiones de la desesperación de la trabajadora
o trabajador que no aguanta la explotación y el maltrato de los patrones o de sus capataces… y no,
no es un problema teórico, esta pregunta no nace de la inquietud académica. Tiene origen en la
cotidianidad de la explotación laboral que vive la clase trabajadora todos los días y que nos toca
conocer y escuchar cuando damos los talleres de derechos laborales y el origen de la opresión
contra la clase que crea la riqueza social.
¿Cómo se aprende a luchar? Cuando se intenta romper con la injusticia y los vientos de dignidad se
estacionan en nosotros, buscamos, nuestras compañeras y compañeros buscan, cómo mejorar
nuestras condiciones de vida y recuperar los derechos que alguna vez se lograron con base en la
lucha de miles de personas en las diferentes etapas de nuestra historia. Entonces esa pregunta se
hace práctica, se intenta resolver por medio de la actividad y del estudio, de la experiencia que ha
acumulado la clase proletaria en su intento por terminar con la explotación del ser humano por el
ser humano.

Se aprende a luchar en el acto mismo de la lucha


El origen de la pregunta puede ser variado, pero no así el de nuestra respuesta: se aprende a luchar
en el acto mismo de la lucha, luchando. La experiencia acumulada de la clase proletaria nos
demuestra que, una vez decidida la persona a luchar, es la práctica de la lucha misma la que le
enseña a mejorar, esa misma práctica la lleva a la necesidad de estudiar, de hacerse de fuertes bases
científicas para mejorar en todos los aspectos necesarios que exige la lucha por terminar con el
sistema económico-social capitalista. El estudio y la práctica de la lucha son los dos elementos que
construyen a la nueva persona que, poco a poco, rompe con las cadenas del miedo impuesto por la
clase burguesa y su Estado, y que determinan sus pensamientos, sus emociones, su actuar frente al
abuso, la injusticia y la explotación. La práctica cuestiona nuestra pequeña comodidad que nos
permite luchar y cambiar “todo”… mientras no me exija cambiar mi entorno inmediato ni perder la
comodidad pequeña que me brindan mis pequeños gustos que me hacen sentir una persona “única y
especial”.


La lucha misma y el estudio nos van construyendo como personas valientes, audaces, con iniciativa;
desgastan ese viejo y endurecido egoísmo, a veces disfrazado de libertad, agrietan ese
individualismo que nos hace sentirnos tan “especiales” que somos incapaces de sentirnos parte de
una colectividad de miles que luchan o que aspiran a luchar; “tan especiales” que somos incapaces
de asumir de manera responsable los esfuerzos que conllevan aprender a luchar, aprender a enseñar

y aprender a dirigir, pero también a subordinarnos a las necesidades impuestas por el desarrollo
mismo de la lucha que deseamos termine con el capitalismo. Aprender a luchar, luchando, y en ese
camino desarrollar y fortalecer todas las capacidades y cualidades que nos exige ser parte de una
lucha colectiva por construir una sociedad distinta a la que nos determina como la clase destinada a
la explotación para producir la riqueza que la clase burguesa monopolista trasnacional se apropia,
por medio de la violencia cotidiana de la explotación y de la ejercida por el Estado y sus fuerzas
represivas, columna vertebral de la opresión contra la clase trabajadora.

Luchar desde la teoría y la práctica

La praxis de la lucha (luchar desde la teoría y la práctica), esa es nuestra mejor escuela para ser
mujeres y hombres que se apropian de su destino, que lo construyen lejos del miedo y la angustia
cotidiana que nos imponen quienes nos explotan. En esta escuela nos hemos construido como
Organización de Lucha por la Emancipación Popular y a esta escuela, cuyo ingreso es voluntario, es
a la que invitamos a todas y cada una de las personas que conocemos. Las normas de convivencia
las hemos plasmado en nuestros esta- tutos, porque una lucha seria, una lucha que pretende
trasformar la realidad social, debe darse normas para avanzar y para resolver los problemas
cotidianos que enfrentamos en el proceso de aprender a luchar como clase proletaria.
Quienes ingresan o colaboran con nuestra organización lo hacen de manera consciente y voluntaria,
no queremos que la participación se vuelva obligación impuesta, la disciplina que nos une y nos da
fortaleza se funda en la aceptación libre, voluntaria y consciente de las normas que nos damos a
nosotros mismos como partícipes de un proceso de liberación de las cadenas de la explotación y de
la opresión que nos someten física y mentalmente.


Y por supuesto, ningún proceso de lucha, ningún proceso de organización está exento de
contradicciones; no nos espanta la realidad y sus múltiples contradicciones, porque éstas se
expresan en cualquier fenómeno de la vida social y más aún en la lucha de la clase trabajadora que
busca su emancipación de la clase burguesa que la oprime. Lo importante para nosotros es aprender
a resolver las contradicciones; porque aprender a luchar también es aprender a identificar la
contradicción, los elementos que la causan, el elemento que la determina y construir el camino para
superar la contradicción que limita nuestro crecimiento, sin temor a que una vez resuelta surjan
otras contradicciones. Un proceso de lucha sin contradicciones sería un proceso muerto sin
posibilidades de transformación.




¿Cómo aprender a luchar? Caminemos juntos, descubramos cómo aprender en el desarrollo mismo
de las actividades y tareas que cotidianamente realizamos, la OLEP es una escuela abierta, con ventanas trasparentes, pero estructura de acero, o por lo menos eso pretendemos y nos esforzamos
para que así sea.
¿Cómo aprender a luchar? Te invitamos a eso, nuestra escuela es la lucha por la democracia popular
y el socialismo.
¡Luchar, luchar con dignidad, con el pueblo organizado, luchar hasta vencer!

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