Planificar la economía
El fundamento del crecimiento de la economía de China es la planificación de la economía.
¿Cómo planificar la economía como China?
Si nos atenemos a lo que el gobierno chino dice de sí mismo, en la sociedad de ese país existen dos modos de producción: el capitalista y el socialista; con la particularidad de que ambos están regulados desde el Estado, que es la representación jurídica y política del gobierno de la clase trabajadora; aunque incluso los intereses de la burguesía china estén ahí representados.
Sí, tanto el desarrollo del capitalismo como el desarrollo del socialismo se da entre contradicciones y en esta época histórica de transición del modo de producción capitalista al modo de producción socialista hemos aprendido que los estados socialistas y la clase trabajadora con revoluciones triunfantes pueden ser derrotados, y la gran clase burguesa regresar a construir su Estado, imponer sus relaciones de producción como dominantes y sojuzgar al resto de la sociedad a sus intereses.
México sin planificar la economía se subordina
En México no se planifica el desarrollo económico, se planifican algunos aspectos del mismo. Cuando el actual gobierno presenta planes de construcción de vías férreas, puertos, carreteras, construcción de parques industriales, producción de petróleo y sus derivados, e incluso, de producción agrícola, no lo hace desde la planificación económica global, es decir, planifica algunos aspectos de la vida económica pero siempre anteponiendo los intereses de las grandes empresas y empresarios capitalistas, cuyo único objetivo es la ganancia, la producción de capital, de aquí que la esencia anárquica de la producción de mercancías en el capitalismo pueda ser limitada, pero nunca se extingue.
¿El gobierno mexicano subordina a la clase burguesa trasnacional que está “al cuarto de al lado” representada por Altagracia Gómez Sierra, empresaria dueña de Minsa o es esta clase la que subordina la política económica general del Estado mexicano?
En esta relación no hay equidad, no existe la equidad entre la clase burguesa monopolista trasnacional y los representantes de su Estado. Existen contradicciones, cierto, pero esas contradicciones se resuelven dentro del sistema económico-social capitalista en beneficio de la clase dominante o en contra de sus intereses, sin modificar el mismo.
Las empresas de medicinas subordinan al Gobierno

Un ejemplo: la producción de medicinas para el sector salud. ¿Quién subordina a quién? ¿Las empresas privadas de producción de medicamentos subordinan al gobierno y a la población a su interés de ganancias o el gobierno y la población subordinan a esas empresas a la necesidad de garantizar el derecho a la salud de millones de mexicanos?
La única manera de resolver esta contradicción de forma inmediata sería la nacionalización de las empresas farmacéuticas (expropiándolas, de ser necesario) para garantizar medicamentos a toda la población… pero el gobierno mexicano es más respetuoso de la propiedad privada que de la vida de millones de personas que dependen de medicamentos.
¿Quién subordina a quién? Exigir la expropiación no significa un acto de “radicalismo extremo” que derrumbe el sistema capitalista y nos confronte con toda la clase burguesa trasnacional al grado de provocar al imperialismo para que nos invada, como les encanta decir a los timoratos voceros y pensadores de la tibia socialdemocracia.

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Aranceles y las contradicciones de planificar la economía
Ya Donald Trump les está enseñando, por vía de los hechos, que para el imperialismo y la clase burguesa monopolista trasnacional nunca es suficiente, ninguna medida que tomó el actual gobierno fue suficiente para evitar el alza del 25% de aranceles a las exportaciones de aluminio y acero a los Estados Unidos a partir de mediados de marzo. Y esa misma clase burguesa monopolista trasnacional ya les enseñó, durante seis años del gobierno anterior y de éste que, si no se les paga lo que ellas quieren prefieren que las personas mueran a garantizar el medicamento en clínicas y hospitales públicas del sector salud.
Efectivamente, avanzar en la planificación de la economía genera contradicciones con la clase burguesa monopolista trasnacional o con las partes más afectadas en sus ganancias por la planificación; pero eso no nos conduce inevitablemente al socialismo. La socialdemocracia en el gobierno puede respirar y darse, tal vez, un poquito de valor para avanzar en este camino si ve ejemplos como la India, país capitalista con un ritmo acelerado de desarrollo económico que produce millones de medicamentos, en cuya producción participan grandes empresas privadas, empresas del Estado, medianas y pequeñas empresas y grandes trasnacionales.
¿Planificar la economía o derrumbarse con el imperialismo norteamericano?
La necesidad de planificar la economía de nuestro país no corresponde a un acto de voluntarismo que no contemple el momento histórico; por el contrario, esa necesidad surge del momento histórico como una necesidad de no derrumbarnos atados al imperialismo norteamericano y su profunda crisis.
Lo que sí es verdad, es que planificar la economía nos impone, como condición, un profundo proceso de organización, movilización y trabajo político con amplios sectores de la población, proceso al cual ha renunciado morena y todo el actual gobierno, de aquí que no confíen en la voluntad del pueblo para crear, defender y luchar por un tipo de sociedad donde los intereses de la clase burguesa no predominen, en otras palabras, no confían ni en ellos mismos.
Esa falta de confianza en su propio trabajo político hace que la socialdemocracia se arroje a los brazos de la gran burguesía en México para “juntos” enfrentar los grandes problemas nacionales; aunque ya vimos lo que eso significa: juntos enfrentar los grandes problemas de una parte de la clase burguesa monopolista trasnacional afectada por la guerra comercial que les impuso el gobierno de Norteamérica.
Sin embargo, algo debe tener muy claro nuestra amable lectora o lector, nosotros los demócratas más consecuentes y socialistas, seremos los primeros en defender la patria frente al agresor y no sólo del que venga del norte a mancillar la dignidad y el territorio nacional, sino de todos aquellos que, como en la época de Benito Juárez, fueron a pedir a Napoleón III y a Maximiliano de Habsburgo un gobierno extranjero en nuestra patria, porque traidores hay y muchos.
A esos les quitaremos la máscara desde nuestras páginas, en todo lugar donde nos sea posible reforzaremos nuestro trabajo de organización, de estudio, de aprendizaje en la lucha por nuestros derechos, porque sólo así se construye la confianza en el pueblo, en la clase trabajadora y en sus propias fuerzas para planificar su futuro y construir nuestra historia.
¡Luchar, luchar con dignidad, con el pueblo organizado, luchar hasta vencer!