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Felipe Martínez Soriano y el MDI

Felipe Martínez Soriano y el MDI. Desaparecidos ¡presentación!. La lucha popular independiente tiene una larga historia y es importante conocerla, pues es uno de los ejemplos que hoy debemos retomar y hacer parte de nuestra propia historia. Como Organización de Lucha por la Emancipación Popular (olep) hemos reivindicado al Movimiento Democrático Independiente (mdi) que durante la segunda mitad del siglo pasado hizo un trabajo arduo por la transformación de la realidad capitalista con objetivos claros y con métodos de organización que hoy es importante seguir retomando.

En esta ocasión vamos a escribir sobre el doctor Felipe Martínez Soriano, quien junto a cientos de personas hizo grandes aportaciones a la lucha por las libertades democráticas, pero también vivieron en carne propia una gran represión por parte del Estado.

Originario del estado de Oaxaca, tuvo una participación muy activa en la lucha popular, desde el Movimiento Revolucionario del Magisterio en 1958, el Movimiento Médico Nacional entre 1964-1965, hasta el Movimiento Democrático Universitario Popular de 1975 en el estado de Oaxaca, entre otros.

Fundador del Frente Nacional Democrático Popular

También fue fundador del Frente Nacional Democrático Popular (fndp) y del Comité Nacional Independiente Pro Defensa de presos, perseguidos, desaparecidos y exiliados políticos (cni). Estas organizaciones fueron fundamentales en las denuncias de las represiones que se vivían a lo largo del país, como el problema de la desaparición forzada. En el año de 1981 se contaban más de 810 personas víctimas de este crimen, la mayoría en el estado de Guerrero. Su lucha se realizó con marchas, mítines, plantones y ocupaciones pacíficas de embajadas, como una forma de obligar al Estado a liberar presos políticos y a presentar con vida a los detenidos desaparecidos. También ayudaron a que la Federación Internacional de los Derechos del Hombre con sede en París visitara nuestro país para atestiguar la represión política que vivían campesinos de la Huasteca hidalguense, veracruzana y potosina, así como las condiciones de los presos políticos en Oaxaca, Guerrero, Chiapas y la Ciudad de México.  

En 1983 el fndp y el cni solicitaron ingresar a la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (fedefam); dos años después la presidenta del cni y una comisión amplia, en la cual se encontraba el Comité de Familiares de Detenidos-Desaparecidos del estado de Guerrero asistieron al congreso de dicho organismo. No fue sino hasta 1988 cuando se obtuvo el reconocimiento oficial de pertenecer a la fedefam. Tal ingreso sirve para hacer una denuncia más amplia a nivel internacional y con mayor peso político, ya que la Federación contaba con un estatus consultivo ante la onu, en años en los que a nivel internacional no se concebía que en México se estuviera viviendo represión política por parte del Estado mexicano. 

La congruencia de estas organizaciones y del doctor Martínez Soriano les costó el desprestigio por parte de otras organizaciones que se llamaban a sí mismas socialistas, pero que en los hechos sólo luchaban por hacerse de puestos dentro de la política burguesa. Y también les costó la persecución del Estado.

Operativos represivos por parte del gobierno

De tal forma llegamos al 2 de abril de 1990 en la Ciudad de México, día en el que tras el asesinato de dos vigilantes del periódico La Jornada, el gobierno mexicano emprendió una serie de operativos represivos que dejaron un saldo de más de 300 personas detenidas, incluyendo niños, dirigentes sociales, profesionistas y defensores de derechos humanos. El hecho fue atribuido por las autoridades al Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo-Partido de los Pobres (procup-pdlp), y sirvió como pretexto para lanzar una campaña de persecución a organizaciones sociales y democráticas, en un intento por desarticular movimientos populares en auge.

Dos días después, el 4 de abril, fuerzas de seguridad irrumpieron en más de 15 colonias populares; así arrestaron a 166 adultos y a 42 menores de edad. Un día después, el número de detenidos aumentó a 150 personas más, la mayoría dirigentes campesinos, obreros, estudiantes y profesionales de la salud y la educación. La mayoría de los detenidos fueron víctimas de tortura física y psicológica, con el objetivo de forzarlos a reconocer vínculos con la guerrilla, acusaciones que nunca fueron comprobadas ni aceptadas.

Durante los operativos, los principales medios de comunicación -radio, televisión y prensa- difundieron versiones oficiales para justificar las detenciones y torturas al presentar a los activistas como presuntos guerrilleros.

Martínez Soriano, detenido y torturado

Uno de los casos más alarmantes fue el del doctor Martínez Soriano, detenido y torturado por cuarta vez bajo acusaciones fabricadas. Los medios llegaron a afirmar falsamente que se le había visto armado y huyendo el 2 de abril. Pasó casi siete años en prisión sin que se le comprobara ningún delito.

Al mismo tiempo, en estados como Guerrero y Michoacán, el Ejército mexicano fue desplegado para desalojar alcaldías tomadas pacíficamente por pobladores que protestaban contra la violencia institucional. Más de 200 personas fueron detenidas durante tales acciones, a pesar de que estas tareas corresponden legalmente a corporaciones policiacas, no a las Fuerzas Armadas.

Nuevamente mediante la movilización y la denuncia se logró la libertad de muchas de esas personas, incluso se realizó un plantón de más de 5 años por parte del fndp donde por más que los desalojaba el Estado con sus cuerpos policiacos, ellos regresaban e instalaban nuevamente su plantón, persistiendo hasta lograr la libertad de todos los compañeros.

Lo contado es parte de esa historia que hoy nosotros retomamos y hacemos nuestra, seguimos su ejemplo y congruencia y aplicamos en la práctica los métodos de organización que les permitieron crecer y ser esa alternativa socialista que hoy sigue siendo muy necesaria. Si bien en aquellos momentos la intervención del Estado era más cruda y visceral, hoy sigue una política de desprestigio a aquellas organizaciones que hemos decidido caminar por la senda independiente, proletaria y socialista, por lo que no debemos bajar la guardia, manteniendo la movilización y la denuncia ante cada acto de injusticia sufrida por el pueblo igual que lo hizo el Movimiento Democrático Independiente.

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