ArtículosAnálisisFragua#110

Infantilizar el movimiento estudiantil

Oportunismo gubernamental

La mayoría sabemos a grosso modo lo que ocurrió el 2 de octubre de 1968, la represión en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco a manos del Ejército Mexicano, cuya iniciativa principal recae en Luis Echeverría y Gustavo Díaz Ordáz, quienes fueron secretario de gobernación y presidente de la República respectivamente. Este suceso se dio como parte de una ola de represión y contrainsurgencia que desencadenó años más tarde la guerra sucia, política que tuvo como objetivo exterminar a las guerrillas de aquellos años. 

Por tal motivo, desde hace 57 años se ha marchado durante esta fecha dolorosamente recordada, manifestaciones que en sus inicios se compusieron por obreros, campesinos y estudiantes de las universidades públicas tanto de la capital del país como en el caso de la hoy Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), que no hay que olvidar, tuvo un papel protagónico durante el movimiento popular poblano hasta antes de los 90.

Como Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), participamos por segundo año consecutivo en la última marcha del 2 de octubre en la ciudad de Puebla,  por una parte, nos sorprendió gratamente que a comparación del año pasado, hoy el contingente fue quizás tres veces mayor, lo cual consideramos obvio por el descontento de la comunidad universitaria hacia la administración de la rectora Lilia Cedillo.

Al no cumplir en lo inmediato y de manera incondicional las demandas más sentidas durante el paro ocurrido durante febrero y abril de este año; por otra parte, fue notoria la sensibilización de los estudiantes ante el genocidio y la resistencia en Palestina, pues más de una bandera fue ondeada durante la marcha, además de incluir las consignas clásicas en apoyo al pueblo palestino.

Infantilización y Desmovilización Universitaria

No obstante, hay muchas cosas que se tienen que señalar y denunciar, pues no contentos con no cumplir las demandas de los estudiantes paristas, la rectoría de la BUAP tuvo la “buena voluntad” de llevar contingentes de estudiantes de preparatoria a la marcha, conducidos por los mismos profesores, quienes cumplieron la función de sabotear la marcha al querer separar “sus contingentes” del resto, durante algunos trayectos, creando caos y confusión, a pesar de previamente haber acordado la ruta; y todo esto sucedió en medio de una costumbre que muchas veces tienen las autoridades universitarias.

De tratar a los estudiantes como niños incapaces de tener criterio propio, iniciativa ni de valerse por sí mismos, ni siquiera se dirigían con el respeto que merecen estudiantes universitarios al llamarles por un megáfono en tono infantil casi como si se llamara a una mascota “vengan chicos, vengan aquí chicos, ándenle no se vayan para allá eh…”, poco faltaba para que les dijeran que no se fueran con los “malos”.

Cabe mencionar que, la infantilización de la sociedad y en este caso de los estudiantes no es algo nuevo, ya que cumple su función de limitar las capacidades que se puedan desarrollar en cada uno de los universitarios, para principalmente desmovilizarlos dentro de la universidad y, al egresar de ésta, para que acepten condiciones miserables de trabajo sin decir nada.



Obviamente, al tratarse de una política del Estado capitalista dentro del cual están las universidades, se manifiesta, aunque no siempre descaradamente como durante la marcha en Puebla, hay otras formas más disimuladas, que van desde aquellos profesores “buena onda” que te invitan a desayunar para hablar mal de los profesores que les caen mal, hasta, organizar fiestas, excursiones e incluso, dando el “palancazo” para acceder a alguna beca o como prestador de servicios dentro de la universidad.

Esta maniobra al crear la “ilusión” de que con el tiempo y tu esfuerzo pasarás a formar parte de la planta de trabajadores de la universidad, puede poco a poco destruir la capacidad de hacer alguna crítica al sistema, o simplemente, infunde el miedo (aunque no en todos los casos) a siquiera solidarizarse con los movimientos estudiantiles y sociales con tal de que no te quiten aquella beca o chambita que el profe “buena onda” te ofreció “de buena voluntad”.

A estas alturas, es muy peligrosa la infantilización de la sociedad y de los universitarios, ya que vivimos y somos testigos de la agudización de los defectos del sistema capitalista en cuanto a las relaciones geopolíticas, pues si tenemos a un supremacista como Donald Trump del otro lado del muro con el discurso amenazante de que tiene el poder de invadir Latinoamérica, entonces, ¿cómo se le hará frente si estamos todos temerosos, aniñados y limitados de nuestras capacidades?

Movimiento estudiantil y popular

No se trata de marchar por marchar para sentirse bien “como los del 68”; sino que mínimo debemos comprender porqué sucedió aquel movimiento estudiantil y popular, pues no hay que olvidar que durante aquel movimiento, también los estudiantes tuvieron la capacidad para unir a choferes, electricistas, amas de casa y la sociedad en general al movimiento sin importar que fueran o no estudiantes, que fueran jóvenes como ellos o que sobrepasaran los 50 años de edad.

Así que, como estudiantes y pueblo trabajador en general, hay que conmemorar seriamente las fechas históricas, a la par de luchar por la transformación profunda de la realidad que vivimos millones, pues, aunque las condiciones no den para alcanzar el socialismo de manera inmediata, debemos crearlas. Y sólo lo lograreros si damos la lucha para desarrollar nuestras capacidades descubiertas y las que aún hay por descubrir, pues como se expuso anteriormente, lo que el capitalismo quiere es una sociedad infantilizada que sólo se movilice cuando el patrón o el profe “buena onda” les dé permiso y los lleve de la mano.

Mientras tanto, como estudiantes debemos adquirir la iniciativa para tomar nuestras decisiones y asumir nuestras responsabilidades de manera consciente, ya no estamos en la Colonia española para que nos traten como seres incapaces de analizar, reflexionar y organizarse, pues si nos dejamos llevar por estos profesores sólo seremos la carne de cañón para sus intereses particulares o de la clase burguesa que representan, que poco o nada tienen que ver con los nuestros, como lo son construir una universidad gratuita, popular, con verdadera calidad académica donde se imparta una educación crítica y autocrítica, y donde estudien todos aquellos que quieran estudiar sin filtros innecesarios. 

¡Luchar, luchar con dignidad, con el pueblo organizado, luchar hasta vencer!

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