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¿Integración de América con los gringos?

La nueva “unión Americana”

Este artículo tiene por objetivo empezar a llamar la atención sobre un planteamiento que ha realizado recurrentemente el presidente y líder de la autodenominada Cuarta Transformación respecto a la propuesta de integración de América, incluyendo nada más y nada menos que a los Estados Unidos (eu) y Canadá. Dicho planteamiento trastorna el discurso histórico sobre los pueblos de América Latina (al) y algunas de sus figuras históricas como Simón Bolívar, que han planteado la necesidad de la unidad de Latinoamérica frente a los eu, potencia imperial cuya esencia desde su nacimiento es la expansión, las invasiones, el control de gobiernos títeres, el intercambio desigual, el despojo de recursos naturales, asesoramiento y entrenamiento de cuerpos represivos, participación en espionaje y masacres de movimientos populares y pueblos enteros, entre otras miserias imperiales.
Pues bien, resulta que a contracorriente de la realidad histórica actual, palpable y dolorosa, López Obrador se ha sacado de algún recóndito lugar de la chistera ideológica la idea de que se debe aspirar a la unidad primero de América del Norte (eu, Canadá y México), para luego pasar a una unidad continental como un sólo bloque, incluyendo a todos los países de centro y Sudamérica. Es decir el lobo junto a las ovejas en una hermandad más que conmovedora… y falaz.
Resulta harto sorprendente que este atrevido planteamiento de López Obrador no haya tenido la repercusión proporcional, hasta ahora, en las sesudas mesas de análisis en que se dan con todo políticos de oficio, o los grandes intelectuales de “chile, dulce y manteca”, a los que tanto apasiona la vida política de los gringos. O digamos más, ha pasado de largo hasta para la intelectualidad de dizque izquierda cada vez más desdibujada dentro de la llamada cuatroté. Si observamos el fenómeno es como si nadie quisiera ver a este elefante ideológico cuando va cruzando de puntitas para pasar inadvertido. ¿A qué responderá esta “distracción”?
Bien, para empezar, quizásdebemos ilustrar a grandes rasgos la manera en que lo ha planteado el presidente de la república, ya que a veces lo ha matizado con algunos argumentos justificatorios que francamente no convencen a quien esté atento del hilo histórico de la naturaleza imperial de la economía de los eu.
Ya en abril de 2021 reformulaba la frase atribuida a Porfirio Díaz: “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, ahora transfigurada como: “bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos”. O sea que, de entrada, López Obrador sería más benévolo con los gringos que el mismo Porfirio Díaz. Señaló que: “Aquí lo importante es cómo fortalecer esa integración y compromiso que conviene a las dos naciones, conviene a Estados Unidos y conviene a México fortalecer América del Norte y posteriormente fortalecer todo el continente americano así como en un inicio se creó la comunidad europea que se convirtió posteriormente en la Unión Europea”, matizando que ese pacto se debe dar con reglas que respeten la soberanía de los países, como si eso fuera posible hablando del imperio gringo.
En junio de ese mismo año, y en la misma conmemoración del natalicio de Simón Bolívar, reivindicó su propuesta de la integración con el modelo de la Unión Europea (ue), pero con una fraseología supuestamente soberanista y hasta planteando la desaparición de la Organización de Estados Americanos. Curiosamente también hizo en esta ocasión críticas a la política exterior estadounidense en la historia, pero a la vez pidió a los países latinoamericanos “hacer a un lado la disyuntiva de integrarse a Estados Unidos o de oponerse en forma defensiva” (sino todo lo contrario, dijera Cantinflas…).
De manera más que tierna enfatizó también que es posible “convencer” a los gobernantes estadounidenses de que es posible una nueva relación entre los países de América, con respeto y “sin que nadie se quede atrás”. Acto seguido, alertando sobre el crecimiento de China, y previendo que de seguir la tendencia del mercado mundial, para 2051 esta potencia tendría el dominio del 64.8 % del mercado y Estados Unidos entre el 4 y 10 %. Según López Obrador esto mantendría viva la tentación de apostar a resolver esta disparidad con el uso de la fuerza, lo que “nos pondría en peligro a todos” (pobrecito eu, hay que impedir que el demonio chino lo devore y nos vaya a invadir).
En diciembre de 2022 reafirmó la propuesta y dijo que la haría en la Cumbre de Líderes de América del Norte del 2023, en la cdmx. Otra idea expuesta es la necesidad de que América se convierta en la región más importante del mundo, poniendo al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (t-mec) como un ejemplo de éxito y beneficio para todos y aplaudiendo que México sea el principal “socio comercial” de eu y Canadá. Además, también exponiendo las ventajas de México, como son recursos naturales, fuerza de trabajo, mercado y miles de kilómetros de frontera con eu (¿qué no era ese el discurso de los malditos neoliberales?).
En enero del 2023 vuelve a la carga cual fiel escudero de los intereses de eu, pues tras reafirmar el carácter estratégico de la relación con el vecino del norte , insistió en que deben trasladarse el éxito comercial del t-mec y los vínculos en Norteamérica al resto del hemisferio (¡ni Salinas lo hubiera dicho mejor!). Consideró que el trasladar el pacto comercial al resto del continente implicaría contar con muchas ventajas, entre las cuales resaltó la fuerza de trabajo joven, desarrollo tecnológico y grandes recursos naturales (nuevamente el discurso neoliberal que ya conocemos, pero ahora con justificaciones supuestamente humanistas).
Podríamos seguir con más declaraciones pero en resumidas cuentas vemos que lo que propone es básicamente lo siguiente: ante la amenaza del crecimiento económico y comercial de otros bloques, pero principalmente de China en detrimento del imperialismo gringo, la genial idea es acabar de enganchar a toda al al carro de los eu, como ya lo está la economía mexicana (con mayor impulso desde el Tratado de Libre Comercio (tlc) firmado por los neoliberales hasta su refrendo como t-mec, firmado ya por los neoliberales del bienestar). Y para calmar a los que recuerden la historia, se adereza el discurso apelando a la buena voluntad de los gobernantes gringos y los llamados a que se establezcan reglas para que el imperio se porte bien y respete nuestra soberanía.
Como respuesta a lo planteado por el presidente van algunas reflexiones:
El fenómeno del imperialismo es de esencia económica, aunque se proyecte también en la política, en la cultura y en las ideas. Las potencias imperialistas históricamente deben conquistar cada vez más mercados, así como hacer girar a sus economías dependientes a las necesidades del centro. Los centros imperiales determinan el grado de industrialización de cada nación, qué puede producir y en qué medida cada nación, cómo se regulan las exportaciones, las condiciones favorables a los grandes capitales, la política salarial. En fin aspectos que marcarán la vida de los pueblos.
Por lo que en el caso de al, el llamado subdesarrollo está ligado precisamente a su papel de subordinación respecto a los eu, esa es la historia objetiva. Señalar como solución al desarrollo de América la unidad con eu y Canadá es una falacia, es como querer apagar un incendio con gasolina, pues se omite que esta potencia no es uno de tantos países “hermanos” sino el ente que ejerce el despojo por su necesidad económica, que no puede cambiar, porque se convenza a los presidentes gringos para que tomen conciencia y tengan buena voluntad. Eso es hacerle el trabajo sucio al imperio.
¿A quién convendría realmente esa llamada integración? ¿Es realmente el crecimiento de China un peligro para al, cuando el verdadero peligro lo hemos vivido sujetos a eu? Muchos países de al han comerciado en el pasado y recientemente con otros países sin que ello implique peores resultados que la sujeción a eu.
Que ese “petate del muerto” lo quiera vender eu se entiende, por su competencia con China, es su interés, su salvación es al; pero que quien lo venda sea un gobierno que se dice “progresista” ya es el colmo.
Es más, resulta aberrante que ahora el actual presidente de México celebre los gloriosos logros de un t-mec, cuando es precisamente a raíz de que este mecanismo que se instaura primero como tlc, que nuestro país sufre un proceso de desindustrialización, así como el resquebrajamiento del campo mexicano, territorios abandonados y cuya producción de granos básicos cada vez es menor a las necesidades del país, gigantes territorios tomados por las empresas nacionales y extranjeras que siguen expoliando los recursos naturales aunque se quiera negar en el discurso. El actual gobierno aplaude los logros macroeconómicos como los prianistas de antaño, pero el resultado objetivo de los tratados de libre comercio es una mayor dependencia, subdesarrollo y empobrecimiento como economía.
Y hablando del ejemplo de la ue podríamos decir “¡ah, pa’ ejemplitos!”. ¿Acaso no sabrá López Obrador lo que hasta sus equivalentes del progresismo europeo saben y denuncian? O sea, que dicha Unión ha servido más a las principales potencias de Europa, junto con sus grandes capitales, manteniendo las diferencias entre naciones ricas y naciones pobres. O que la soberanía de las naciones es inexistente, pues la política económica se define desde Bruselas, sede de la ue. A nivel de la política militar, los gobiernos están obligados a avalar las políticas intervencionistas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (ligada, a su vez a los designios de los eu). Tanto en los países ricos y en los países pobres existen graves problemas de pobreza (uno de cada cuatro niños en Europa en riesgo de caer en pobreza o exclusión social), desempleo, migración, etc. Y así podríamos seguir ejemplificando sobre el gran modelo de integración para América…
Por ello es grave la significación de los planteamientos de López Obrador. Proyecta la vía que la socialdemocracia ofrece a los pueblos: desmovilización, programas asistenciales y fe ciega a los dirigentes “progresistas”. Obviamente, la solución continental no es más que continuación de dicha política: no tocar los fundamentos del sistema capitalista, anclarse a la suerte del gran hermano imperial y recoger las migajas que buenamente sean arrojadas a los pueblos, apelando a la buena vecindad y a la toma de conciencia de los gobernantes de eu.
Con planteamientos como estos lo que se hace es querer torcer la voluntad histórica de los pueblos por transformaciones de fondo. Es querer borrar discursivamente la necesidad histórica de las vías revolucionarias que los pueblos americanos han venido impulsando en su historia. Esa es la necesidad y tarea vigente de nuestros pueblos, les guste o no, o les asuste a los dirigentes socialdemócratas, que quieren convencer a los pueblos de que el lobo se puede volver vegetariano.

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