AnálisisArtículosSin categoría

La explotación laboral del periodista en la era de la desinformación

La verdad no se mata, se condiciona

De la pasión a la explotación laboral sólo hay una cobertura a distancia de por medio, mientras los empresarios de los “grandes medios” usan su poder para negocios.
CDMX, México.- La situación laboral de los periodistas en México se ha extendido hasta la precariedad en salarios, la falta de seguridad social y la acumulación de la riqueza de unos pocos y “famosos” periodistas. Se ha creado una desigualdad que condiciona la información veraz, justa y social en el país, incluso al grado de crear autocensura por empleos mal pagados.
El mal ejemplo de Latinus
Para dar un ejemplo claro no es necesario extenderse mucho. Un claro ejemplo se vive en el medio de comunicación opositor a la Cuarta Transformación y al proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador: Latinus. En este medio los compañeros periodistas ahora trabajan con un “ambiente de funeral”, ya que desde el mes de mayo les fueron retiradas prestaciones IMSS, Infonavit, Afore, ISR y el no pago de los días festivos. Además, la “empresa” encabezada por Carlos Loret de Mola y Víctor Trujillo (Brozo), así como vinculada a la familia Madrazo Rojas, cuenta con un esquema ilegal de salarios, con el que reparten el pago de sus trabajadores mediante el uso de tres empresas o razones sociales (el regulado y no eliminado outsourcing). 
El medio de información creado hace cinco años con el fin de atacar al gobierno de López Obrador no sólo recortó los derechos laborales de sus trabajadores, sino que también despidió a 20 empleados del área audiovisual. Ahora, quienes aún trabajan en esa empresa ilegal, también tienen que cubrir más posiciones y más horas de trabajo, pero sin una remuneración adecuada. Esto quiere decir que los periodistas y reporteros ahora sufren mayor explotación laboral, ya que el plusvalor que pierden ahora es mayor que antes.
“Ahora somos prácticamente esclavos”: Estudio del CIDE
Desde hace 10 años o más, la explosión digital y el advenimiento de las Nuevas Tecnologías (TICs), como son las Redes Sociales y los Sitios Web, dio paso a despidos injustificados y reducción de puestos en las redacciones de los periódicos a nivel mundial. Medios internacionales como el Wall Street Journal, fue uno de los primeros diarios en informar que iban a dejar de circular de manera impresa fuera de Estados Unidos, lo que conllevó despidos y cancelación de suscriptores, “un proceso que busca ahorrar costes para centrarse en las suscripciones digitales”, señaló entonces el periódico. Sin embargo, lo que parecía un avance para la información y la especialización periodística en el ámbito digital, conllevó malas prácticas laborales en las grandes empresas como El Universal, El Financiero y Milenio, solo por nombrar algunos en México, donde una persona cubría 3 puestos laborales con un salario mucho menor; comenzaron a crearse un tipo de “frankensteins” donde los redactores comenzaron a gestionar redes sociales y después a diseñar imágenes y después a editar videos, pero con el mismo sueldo raquítico. La falta de puestos laborales dio paso a la aceptación de la explotación laboral, pero disfrazada de “pasión por su profesión”, “por el oficio periodístico”, ese con el que se forman en las universidades que es solo un recuerdo apegado a periodistas como Manuel Buendía o Ryszard Kapuściński. La diferencia es que ellos estaban en las calles partiéndose el alma para informar a la sociedad de lo que realmente pasaba; ahora, solo están en las redacciones cachando la noticia desde redes sociales. Y aún así, las empresas ya mencionadas, los “motivan” para que se queden a cubrir un horario de oficina como si estuvieran en el lugar de los hechos: esa es la explotación laboral que afrontan los periodistas y que se disfraza de “pasión profesional”. 
Fue hasta el 2019 cuando se comenzó a estudiar la explotación laboral periodística después del cierre de Notimex y los despidos de los sindicalizados tras las modificaciones a las políticas públicas y la mala implementación de las mismas; factores que han contribuido a la precarización laboral del gremio periodístico. Aunque la Tesis de maestría “Ahora somos prácticamente esclavos: la precariedad laboral del periodismo en México”, de Aidee Rivera Escobedo, habla de una empresa apegada al Estado Mexicano, también señala la realidad que se vive en las empresas privadas, donde no existe ni la implementación de Sindicatos, a pesar de las leyes modificadas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos o en la Ley Federal del Trabajo (lft). Sólo por mencionar un ejemplo que se vive en todas las redacciones de México, es la violación general del artículo 123 de la Constitución y la lft: “por un lado porque su horario laboral excede el máximo de ocho horas establecido en el artículo 61 de la Ley y, por otro, porque el tiempo extraordinario a esta jornada no le es pagado como debería hacerse en cumplimiento a lo que indica el artículo 67 de la legislación federal”.
Enseñar a aceptar la explotación laboral en Universidades
La tesis anterior es importante porque sienta las bases en las Universidades para que dejen de enseñar a los alumnos que deben aguantar grandes jornadas laborales, simplemente “porque la profesión o el oficio así debe de ser”. Este tipo de educación burguesa para la masa del proletariado en carreras de Comunicación y Periodismo, se extiende con la figura del “Becario”, donde acostumbran a los estudiantes o recién egresados a laborar bajo el esquema de explotación laboral en puestos extenuantes y con “salarios” pírricos. Para ejemplo está mencionar que en El Universal y en Milenio estas son prácticas constantes, incluso es de los estudiantes de donde completan su planta laboral, pues saben que los estudiantes nunca van a quejarse o exigir nada, por el “renombre” de los medios de nivel nacional y temor a no ser contratados después.
Lo que deben analizar los recién egresados y todo el gremio periodístico, es que ya no estamos en tiempos de redacciones donde se trabajaba directamente con la fuente, por lo menos no la mayoría (quienes lo hacen ganan sueldos de más de 6 cifras y se cuentan con los dedos). Todavía en las aulas se enseña que “la profesión es sinónimo de pasión”, cuando en realidad, durante la “era de la desinformación” es sinónimo de explotación laboral. 
Por ello, es necesario organizarse con las bases del proletariado para exigir a los dueños de los grandes medios que dejen de realizar malas prácticas laborales, exigir al gobierno la aplicación de la Ley y crear un Sindicato o coaliciones para comenzar la batalla por los Derechos Humanos Laborales en las “redacciones”. Esto en consecuencia propiciará una mejora en el flujo de información veraz y menos sesgada (por grupos empresariales) para el grueso de la población.

Correo: olep.contacto@gmail.com y olep.contacto@gmail.com
Facebook: https://www.facebook.com/olep.fragua
Instagram: https://www.instagram.com/olep_fragua/?hl=es-la

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

18 − 11 =