La extinción de los organismos autónomos
Falacias contra falacias
El pasado 28 de noviembre del 2024, el Senado aprobó en lo general, con 86 votos a favor y 42 en contra, la reforma constitucional para extinguir siete organismos autónomos, cuales son el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI); Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece); Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Comisión Reguladora de Energía (CRE), la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).
A estas alturas usted se preguntará, qué son exactamente estos organismos, cuál es su importancia real y la razón por la cual el PRIAN y MORENA se han enfrentado en el Senado a favor y en contra de su desaparición. Desde ahora mismo le comento, para el pueblo trabajador, para los luchadores por la libertad, la democracia popular y para las generaciones futuras, estas instituciones carecen de una existencia útil. Sin embargo, nos atrevemos a hablar del tema porque este falso debate nos permite ver con mucha mayor claridad la importancia de buscar una transformación urgente y radical del sistema en el cuál vivimos y morimos.
En primer lugar, le diré, de forma sencilla, que con la instauración en México en el siglo XIX del sistema capitalista como forma de producción y la instauración de un “sistema democrático burgués” y republicano, por lo menos en el papel, ha sido una prioridad para las élites políticas y económicas, a partir del siglo XX, crear organismos e instituciones que emanen legitimidad al sistema.
En este sentido, para que una democracia burguesa sea aceptada como democracia para todas las clases, sus ideólogos han propuesto algunas premisas o requisitos que por lo menos en teoría debe cumplir todo Estado que se diga democrático. La principal premisa sería que toda la estructura política debe surgir o emanar sobre la base del consenso, es decir debe ser una suma de voluntades. El voto, es la representación concreta de esta voluntad y es, por lo tanto, el centro y corazón de este tipo de régimen.
Sin embargo, la acción del ciudadano según algunos teóricos no se detiene allí, sino que también estas mayorías deben estar politizadas de lo que se sigue que su participación debe ser más activa y comprometida, por lo tanto, estas mayorías deben tener también la capacidad de supervisar, vigilar, promover y diseñar políticas junto al gobierno. Entonces, idealmente se trataría de trabajar hombro con hombro Estado y ciudadanos. Ahí es donde se insertan los Organismos Autónomos.
¿Suena bien verdad? En teoría los organismos señalados arriba como el INAI, el IFT y otros tienen como finalidad ser herramientas que los políticos llaman de la sociedad civil. Los organismos autónomos son vías para permitir la participación ciudadana en el gobierno. A un organismo autónomo y neutral se le dan recursos monetarios y legales para que sean los ojos y manos de los ciudadanos participativos, quienes en sana y prospera alianza construyen una sociedad más justa y feliz. Fin.
Pequeña broma. Claro que no es el fin, sino el principio, pues grupos políticos burgueses e intereses privados con este discurso se apropian de instituciones y presupuestos (en este caso hablamos de más o menos 20 millones de pesos).
Así, tanto el PRI como el PAN, como muchos otros grupos tanto de derecha como de “izquierda” se vuelven demócratas de hueso colorado y defensores de estos organismos que dicen son el pilar de una verdadera democracia y al momento de escuchar que muchos de estos organismos desaparecen inmediatamente se rasgan las vestiduras y mandan a sus merolicos de siempre, tanto en la prensa convencional como en los medios digitales, a vociferar que MORENA está en vías de instaurar una dictadura.
MORENA por su parte, alega que estas instituciones, resultan onerosas, son burocráticas, que carecen de legitimidad política por lo que no abonan en nada a la democracia, pero sobre todo alegan que sólo sirven a intereses de pocas personas y que a últimas fechas sólo han servido para enlodar al gobierno actual y que mejor sería dar ese dinero que tanto gastan a otras actividades más urgentes, como las pensiones para adultos mayores.
¿Quién nos está diciendo la verdad? Veamos, primero en ningún lugar del mundo la derecha ni sus partidos (estoy hablando del PRI-PAN) han abonado en nada a la promoción de una verdadera democracia, jamás, pues sus valores fundamentales como el clasismo, racismo y conservadurismo son incompatibles con conceptos como mayorías, pluralismo, tolerancia y libertad.
Es cierto que el INAI se creó durante el mandato de Vicente Fox en el 2002; pero esto tuvo más que ver con una exigencia del pueblo organizado, pues en esos momentos sí que estaba movilizado, pero no por el PAN, sino por muchos otros movimientos sociales de izquierda electoral que después del criminal sexenio de Ernesto Zedillo, buscaban justicia y vieron en la creación de estos organismos una oportunidad de pedir cuentas al gobierno y promover la transparencia. Por favor, que el PAN no se quiera colgar medallas que no le corresponden.
El PRI por su lado, nada tiene que decir respecto a la democracia, pues la guerra sucia en los setenta, la matanza del 68, Ayotzinapa y cada una de las elecciones robadas, son ejemplos de su actuar en el poder y sin ninguna vergüenza salen hoy a decir, que MORENA va camino a la dictadura. Si protestan, es por las influencias y recursos que pierden, no por las libertades y los derechos del pueblo.
MORENA en realidad tiene razón en los argumentos que lanza contra estos organismos autónomos, son caros, burocráticos y llenos de vividores y en muchas ocasiones inútiles, pues ni transparentan, ni crean políticas que ayuden realmente al pueblo. Yo, por ejemplo, nunca había escuchado sobre MEJOREDU, ni conozco alguna acción sobre la mejora a la educación que haya realizado.
En este punto, debemos entonces ya ir al verdadero problema de México y el mundo en general, y es que el verdadero problema de fondo es que la democracia liberal burguesa, la democracia imperialista, no está pensada para el pueblo, ni con el pueblo. Porque no es lo mismo el pueblo trabajador que la sociedad civil, cuando un capitalista está hablando de sociedad civil está hablando de propietarios, de aquella parte de la sociedad que posee los medios de producción y explota a la clase trabajadora. No somos todos, no son las mayorías marginadas: indígenas, obreros, mujeres, ancianos, discapacitados.
Entonces, estos organismos o instituciones, no están hechas para avanzar con el pueblo, están diseñadas para apuntalar el dominio de la burguesía. Cuando hablamos de un organismo como el Instituto Federal de Telecomunicaciones, o la Comisión Nacional de Hidrocarburos, no están hechos con la idea de llevar e integrar, verbigracia, a los pueblos indígenas y sus comunidades al progreso material, sino más bien, en cómo y a quién se puede concesionar los beneficios y dividendos de estos sectores estratégicos del mercado quien por supuesto es algún gran empresario.
Para nosotros como organización del pueblo y para el pueblo, la democracia liberal no es una opción ideológica, es sólo demagogia pura, hecha para nuestra explotación. Debemos trabajar entonces para cambiar su raíz real: el capitalismo. Cualquier otra vía será inútil, mientras no contemple al pueblo trabajador como el verdadero centro de su acción.
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