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La lucha del pueblo en las aulas universitarias

“La educación no cambia el mundo; cambia

a las personas que van a cambiar el mundo”

Paulo Freire

Desde las primeras comunidades el conocimiento empírico se transmitió de generación en generación y con el desarrollo de la sociedad se fue sistematizando el conocimiento al grado de poder desarrollar las primeras escuelas, cabe mencionar que la educación en su generalidad no siempre fue un derecho, solo pequeñas partes de la población podían acceder.

Hoy que han pasado varios siglos de aquellos años, nos encontramos en una situación no muy diferente, pese a todo el desarrollo tecnológico, las teorías, la ciencia y que se ha reconocido incluso como un derecho humano, tan sólo en México la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en 2019 reveló que solo el 16% de la población accede y concluye una carrera universitaria, el porcentaje más bajo entre los 34 países que conforman dicha organización.

En este artículo no nos proponemos hablar de la historia de la educación, pero queremos recordar a nuestros estimados lectores que el desconocer la historia de nuestros derechos, nos condena irremediablemente a perderlos, pues fue gracias a la movilización del pueblo (trabajadores, estudiantes, etcétera) mediante marchas, huelgas y masacres que tenemos cientos de opciones para estudiar: la UNAM, el IPN, CHAPINGO, la UACM, la BUAP, entre otras tantas universidades que hoy tenemos y se defendieron de ser privatizadas como en el año 1999-2000.

Una lucha que aún sigue y seguirá siendo vigente, pues los agrupamientos más neoliberales se niegan morir y salirse de las universidades, viviendo del por si “escaso” presupuesto creado con los impuestos de todas las personas (IVA, ISR, IEPS, etc.) dejando a los trabajadores con salarios raquíticos, sin material de trabajo y sin mantener la propia infraestructura de las universidades. Es de coraje pensar que en la universidad que se dice “máxima casa de estudios”, de larga tradición priista y de la que ya hemos hablado en FRAGUA en el artículo “Sueldos millonarios en la UNAM”, su rector Enrique Luis Graue Wiechers gane aproximadamente 2 millones 202 mil 720 pesos anuales, mientras que un profesor de asignatura gane poco más de 110 pesos por hora de clase.

Los datos de la Gaceta UNAM exponen que el presupuesto anual para este 2023 es de 52 mil 728 millones 127 mil 711 pesos, dicho presupuesto proviene 91% de los impuestos de los contribuyentes y 9% de las donaciones e instituciones de la universidad.

Los burócratas neoliberales no solamente son sanguijuelas, sino que se han esforzado por expulsar al pueblo de las aulas defendiendo y encubriendo a las agrupaciones electorales que representan como: el Partido Revolucionario Institucional, al Partido de la Revolución Democrática y al Acción Nacional, que se encuentran enquistados en las universidades, peleando históricamente por el dominio de las mismas en todos los estados.

Peleas que han cobrado la vida de estudiantes, de trabajadores y de otros hijos del pueblo quienes han luchado por democratizar las universidades y se han enfrentado a la represión que se ejerce contra las organizaciones estudiantiles bajo la dirección de las autoridades universitarias, de los cuerpos policiaco-militares, y sus grupos porriles que aún se auspician y protegen en las universidades.

Este pútrido legado de separar al pueblo de la universidad persiste mediante mecanismos que se han impuesto bajo el argumento de la seguridad o de la pandemia: la credencialización con el fin de impedir la entrada a quienes “no forman parte de la comunidad”, por ejemplo y que la justifican también con discursos al grado de rayar en un elitismo, como el supuesto “orgullo universitario”, un peligroso sentido de pertenencia a una reducida comunidad que se enajena de la realidad en la que vivimos, pues pareciera que por estar en cualquier universidad, trabajando o estudiando, se dejan de vivir los problemas del pueblo y se deja de pertenecer al mismo.

Como estudiantes universitarios debemos siempre en primer lugar, estudiar para defender y liberar al pueblo que hace posible nuestra educación, sólo así, en ese proceso podremos romper con ese rancio y falso orgullo que no aporta nada a la liberación del pueblo.

Debemos recordar que las universidades deben ser y son una casa para el pueblo, para transformar la sociedad y denunciar todos los atropellos que se cometen ¿Qué no se supone que por eso “Por mi raza hablará el espíritu” o Nada humano me es ajeno?, lemas de dos universidades.

Hacemos un llamado a la comunidad universitaria y al pueblo a conocer y recordar la historia de cada universidad, Explicamos que la lucha por la defensa de la educación pública y gratuita no sólo se ha dado en las aulas, ni exclusivamente por estudiantes, profesores y trabajadores universitarios. La lucha por la educación crítica, científica, popular y de carácter público ha ido de la mano con la lucha por la trasformación social, por la lucha por democratizar nuestra sociedad y en muchos casos por superar el capitalismo.

Es momento de la unidad por la defensa de las universidades de carácter público y sin controles policíacos que alejan del pueblo organizado a los estudiantes, profesores y trabajadores, bajo una metodología proletaria, sin replicar los vicios burgueses, pues parafraseando la acertada cita de Mao Ste Tung “El agua es lo que al pez, el pueblo al movimiento organizado” y si permitimos que el agua se contamine, el pez morirá…

Parecería lejana la historia en la que se han forjado cientos de generaciones por defender el derecho a la educación pública y gratuita; sin embargo debemos organizarnos y luchar, dar continuidad a las demandas históricas del pueblo en unidad con los estudiantes, debemos hacer de cada universidad una casa del pueblo, debemos llevar nuestros conocimientos al pueblo e invitar al pueblo a las universidades, cada universidad debe ser la tribuna donde la injusticia se exponga y la solidaridad se convierta en acción trasformadora y organizada.

Cada universidad es un espacio diverso, pero la unidad se construye en la diversidad cuando existen objetivos claros y concretos, construyamos pues esa unidad, definamos esos objetivos que fortalezcan la unidad de los estudiantes, profesores y trabajadores universitarios con el resto del pueblo, porque sólo unidos podremos trasformar la realidad injusta en la que vivimos.  

¡Contra el despojo, la represión y la explotación; resistencia, organización y lucha por el socialismo!

¡Estudiar, aprender, para el pueblo defender!

Contacto:
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