Medios, protestas e intereses de clase. No todo lo que brilla es oro
Protestas e intereses de clase
Cada tanto vemos circular en redes sociales digitales y en las grandes empresas de comunicación imágenes de movilizaciones de algún país lejano que se levanta contra un dictador o presidente autoritario.
Las más de las veces, las protestas que se difunden son aquellas de países donde los gobiernos son contrarios a los intereses norteamericanos o se están acercando a posiciones que, sin ser comunistas o socialistas, limitan los intereses norteamericanos. Al tiempo, protestas en el corazón del imperio o en países con gobiernos de derecha o ligados a los intereses imperialistas, como las últimas manifestaciones en Italia, son acalladas o son meras notas al pie de página sin grandes reflectores.
Esto, claro, no quiere decir que toda protesta en países contrarios a los intereses imperialistas sea ilegítima, pero sí es importante entender cómo y por qué se instrumentalizan ciertas acciones políticas y a qué intereses de clase corresponden, “no todo lo que brilla es oro”.
Tomemos algunos ejemplos para clarificar: en 2014 la derecha ucraniana, impulsada por la OTAN, se movilizó en contra de Viktor Yanukovich quien decidió suspender acuerdos comerciales con la Unión Europea y acercarse aún más a Rusia. Derivado de esto, sectores de la derecha e incluso de una supuesta izquierda anarquista y hasta algunas autonombradas feministas se movilizaron contra Yanukovich. Este movimiento fue presentado por los grandes medios de comunicación como una respuesta del pueblo ucraniano ante el gobierno autoritario y títere de los rusos, una lucha de verdaderos freedom fighters frente al oscurantismo.
Protestas e intereses de clase
Sin embargo, uno de los hechos que marcaron esas movilizaciones fue la quema de la Casa de los Sindicatos de Ucrania donde más de 40 comunistas murieron quemados vivos o golpeados hasta la muerte, mientras afuera festejaban y se tomaban fotografías para subirlas a redes sociales.
El resultado ya lo sabemos, se declaró a la población de habla rusa como terrorista. Crimea y el Dombás decidieron luchar por su autodeterminación y su anexión a Rusia y 11 años de guerra, que para nada empezó con la Operación Militar Especial Rusa iniciada en febrero de 2022. Otro caso fue el Movimiento San Isidro (MSI) en Cuba, un movimiento que se enmarcaba en la lucha “por la libertad de expresión” por medio del “arte”. Este grupo se hizo famoso, porque en 2021 entraron en huelga de hambre para luchar por la libertad del rapero Denis Solís, quien los medios de comunicación pro gringos quisieron construir como un mártir rapero revolucionario, un freedom fighter de la libertad de expresión, pero que a la postre, él mismo reconoció, era financiado por José Luis Fernández Figueras, terrorista cubano asentado en Miami, quien le prometió 200 dólares a cambio de ejecutar actos de desestabilización en el país. El MSI trató por distintos medios de convocar movilizaciones en un punto bastante complicado de la pandemia de Covid-19 y, en parte, por eso no fructificaron, pero eso no quita que organizaciones de derechos humanos, el departamento de estado norteamericano y la Organización de Estados Americano sigan nombrándolos como ejemplo de víctimas de la violencia estatal cubana y de la “rebeldía” de los jóvenes contra el autoritarismo.
Y en el otro extremo, tenemos todas las protestas que se realizan en contra de los gobiernos imperialistas o luchas abiertas de resistencia popular e incluso armada como el caso de Palestina, cuya resistencia no inició el 7 de octubre de 2023; sino lleva décadas de lucha por la defensa de sus intereses nacionales y populares y que hoy se desarrolla a pesar de los más de 65 mil muertos, y a pesar de esto los grupos de la resistencia son tildados de terroristas. Pero no todos los palestinos son terroristas para los grandes medios occidentales, hace unos meses el sionismo con sus infiltrados y traidores a la patria Palestina, trataron de organizar una revuelta interna dentro de Gaza. Durante protestas para exigir el alto al fuego, un grupo se coló y empezó a lanzar llamados contra el gobierno de Hamas e ideas abstractas de paz, estas muestras de descontento fueron vistas por occidente como una luz de esperanza para los palestinos que al fin veían la verdad tras los horrores cometidos por los terroristas. Sin embargo, el pueblo palestino pudo desenmascarar rápidamente dichos grupos los cuales no tardaron en mostrarse abiertamente como lo que son: grupos armados de mercenarios antiresistencia quienes, desafortunadamente, aún se mantienen activos y cada tanto les dan foco los medios occidentales.
La instrumentalización mediática de las luchas populares
Y en la misma tesitura, tenemos las protestas que se han desatado en Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Reino Unido, España, Italia y prácticamente todos los países del mundo en contra del genocidio en Palestina y que día a día son víctimas de la represión y muchas veces de detenciones arbitrarias, golpizas y cárcel para quienes participan en ellas. Tan solo en la toma de las universidades de Estados Unidos en mayo de 2024 fueron detenidos 2500 estudiantes que se manifestaban contra el genocidio. Una cifra bastante alta para el país de la libertad y la democracia.
Es importante discernir entre la información que nos llega o a la cual accedemos, no sólo porque es necesario estar al pendiente de lo que ocurre en el mundo; sino porque las empresas privadas de comunicación utilizan tecnologías para generar terror y desinformación para imponer y defender sus intereses económicos y políticos. Se crean enemigos para defender ciertos intereses de clase y en México no estamos exentos de ello. Siempre es importante entender que si bien el descontento existe, es distinto seguir a un Alito Moreno, quien fue a pedirle a los norteamericanos una intervención en nuestro país o a quienes están usando a los enviados norteamericanos para dirimir conflictos laborales so pretexto de que ellos sí van a resolver y a luchar junto al pueblo para obtener la verdadera justicia, libertad y democracia.
No nos dejemos llevar por los “cantos de sirena” y la espontaneidad, debemos discernir, entender los intereses de clase y, sobre todo, entender que ante cualquier demanda legítima del pueblo lo que debe prevalecer no son los reflectores, sino los intereses de clase proletarios.
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