La ideología burguesa entre los profesores
¡Derechos laborales… YA!
En nuestro camino en la lucha por los derechos laborales hemos reafirmado que nuestro enemigo principal es la burguesía de capital monopolista transnacional que impone sus políticas económicas por medio de la violencia y la explotación creando un mundo a su imagen y semejanza.
Esa clase impone su pensamiento y lo vuelve el dominante en nuestra sociedad, ese pensamiento que nos dice que las cosas son como son y no podrían ser de ninguna otra manera, ese pensamiento que nos dice que nuestro enemigo no es el burgués que nos explota sino el hermano o hermana de clase que tenemos a un lado, ese pensamiento que nos lleva a pisotear a cualquiera con tal de “subir de categoría” en la chamba, obtener una plaza o hasta para pedir uno o dos días de descanso.
En este proceso hemos visto cómo el pueblo que no adquiere consciencia de clase proletaria se descompone por culpa de la ideología burguesa: el que antes era explotado y luchaba por mejorar sus condiciones de vida se vuelve vocero de la clase explotadora y hasta se transforma en capataz que con un poco de autoridad corre y hostiga a sus antiguos compañeros, y obtiene una base o un mayor salario.
También aprendemos de cómo las autoridades hacen labor de zapa para romper la unidad entre los trabajadores y que si no hay un trabajo de formación política proletaria constante es muy fácil perdernos en el mar de los problemas inmediatos y en vez de luchar en conjunto nuestro centro de trabajo o sindicato se vuelve una arena de gladiadores.
Como ejemplos ponemos lo sucedido en las preparatorias del Instituto de Educación Media Superior (IEMS) y en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), estas dos instituciones adquieren una importancia mayor, pues nacen de la lucha del pueblo por educación pública y con propuestas progresistas y de transformación social.
Tanto en el IEMS como en la UACM existe una planta de profesores y trabajadores técnicos y administrativos que han obtenido su base ya sea por la lucha, por concurso o por ciertas prebendas de la autoridad, hay que decirlo. Del otro lado, tenemos a una gran cantidad de profesores y trabajadores, sobre todo en la UACM, quienes tienen contratos eventuales, no hacen antigüedad, no se les dan prestaciones durante el tiempo que no tengan materias activas y en muchos casos terminan firmando mes con mes su estancia en las mencionadas instituciones.
Las autoridades fueron progresistas al momento de crear el IEMS y la UACM (ambas en el periodo de Obrador como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal) pero no fueron progresistas en las medidas laborales, pues permitieron la entrada de la subcontratación en todas sus formas: outsourcing, pagos por honorarios, contratos eventuales, nómina ocho… creando en los hechos dos categorías de trabajadores: una con reconocimiento de sus derechos laborales y una sin éste.
Desafortunadamente, esa división provocada por las autoridades hizo mella en el pensamiento, muchos trabajadores de ambas instituciones quienes al tener sus puestos asegurados, sus bases, sus vacaciones, aguinaldo… simplemente se metieron en su concha de tortuga y cerraron ojos y oídos a los problemas de los demás.
Del otro lado, muchos de los trabajadores sin derechos empezaron a crear resentimientos hacia sus hermanos de clase y no hacia la autoridad que les niega un trabajo digno, salario justo y seguridad social. Volviéndose una confrontación más que una posible alianza entre compañeros de trabajo y hermanos proletarios.
Esto no ha pasado desapercibido a las autoridades las cuales siguen promoviendo la división al negociar de manera distinta con las dos partes, fomentando la creación de bloques que se confrontan y como si de un circo romano se tratara negociar con el que salga vencedor de los pleitos internos entre los trabajadores.
El oportunismo tampoco ha pasado por alto esta situación y también fomenta la división. En vez de construir unión, divide. Los que tienen derechos buscan conservarlos y los que no tienen culpan a los otros de su situación.
El oportunismo se sirve de ambas posturas y convierte en capital político el sufrimiento de los trabajadores ¿De qué manera? Pues desmovilizando o movilizando según le convenga a unos u otros, haciendo tratos directos con la autoridad y dejando a la otra parte como moneda de cambio, sirviendo como voz de la autoridad a cambio de prebendas.
Como Organización de Lucha por la Emancipación Popular-Unión Democrática Independiente de Trabajadoras y Trabajadores (OLEP- UDITT) consideramos que esta situación debe parar, el pensamiento burgués y pequeño burgués individualista debe ser superado por los trabajadores. No podemos ser la aristocracia obrera, no podemos ser indolentes, no podemos decir “ellos no son como nosotros, no están contratados como nosotros, ellos no merecen derechos” ni tampoco ver en los trabajadores con derechos al enemigo a vencer; al contrario, debemos buscar la manera de aglutinar a todos los trabajadores con quienes compartimos la ardua labor educativa a nivel medio superior y superior; a los trabajadores de intendencia y administrativos, a los compañeros de mantenimiento. Todos nosotros estamos en el mismo barco.
Para lograr esto debemos iniciar procesos de educación política proletaria dentro de nuestros centros de trabajo, con los compañeros sindicalizados y no sindicalizados. Conocer los documentos que rigen administrativamente nuestras instituciones, conocer a profundidad nuestro Contrato colectivo de trabajo y los estatutos del sindicato al cual estemos afiliados, en caso de estarlo.
Debemos hacer labor de organización constante, reactivar la vida sindical, la formación política, las asambleas de plantel. Debemos dejar de ser mezquinos y luchar codo a codo con los compañeros con base y sin ella, con derechos y sin ellos. El tiempo es ahora, si se abrió una pequeña ventana democrática debemos aprovecharla antes de que nos derroten los neoliberales ahora vestidos de ovejas guinda. Luchemos por nosotros, por nuestros alumnos y nuestros compañeros de trabajo.
Luchemos por educación, democracia popular y trabajos dignos; y nunca olvidemos que la única forma de obtener verdadera justicia laboral es arrancando al neoliberalismo de raíz y construyendo la democracia popular y el socialismo.
¡Trabajo digno, salario justo y seguridad social!
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