Los monopolios y la reforma eléctrica
Expropiar a los ladrones
Derivado de la propuesta de reforma eléctrica enviada por el gobierno federal —en la que se busca que el Estado mexicano tenga el control sobre el 54 % de la generación de energía eléctrica frente al 46 % de capital privado— las voces amantes del libre mercado salieron rabiosas a hablar de que se lacera el derecho a la propiedad privada y a la libre competencia, atacando al maldito “monopolio” del Estado.
Estas mismas voces son las que, curiosamente, defienden a los monopolios privados, ya que todas las empresas que saltaron por la reforma son empresas que participan del capital monopolista transnacional.
Este caso que afecta la cotidianidad del pueblo (pues la energía eléctrica es fundamental para el desarrollo nacional y una vida digna) nos sirve para explicar ¿qué es un monopolio?, ¿qué tiene que ver eso con el capital financiero? y ¿por qué deberíamos preocuparnos?
Una de las empresas que saltaron por la reforma eléctrica fue Fomento Económico Mexicano (FEMSA), empresa encargada de embotellar la “diabetes negra” (Coca-Cola), así como de montar en cada esquina de cada colonia del país un Oxxo. Esta empresa fue señalada por pagar $1.70 pesos por kilowatt gastado frente a los $5.20 pesos que paga una familia mexicana. Indignadísimos salieron a decir que si ellos pagan menos es porque producen su propia energía y tienen todos los permisos en regla, porque, claro, arriba de cada Oxxo hay un molino de viento que da luz 24 horas al día, 7 días a la semana, a los enormes refrigeradores.
Estos subsidios que los hacen pagar cuatro veces menos que a cualquiera de nosotros datan del viejo régimen neoliberal que dicen ya no existe, pero que en la realidad afecta nuestra vida.
Volviendo al tema de los monopolios, ¿qué son? Los monopolios son el convenio o la agrupación de capitalistas que concentran en sus manos una gran parte de la producción y de la venta de mercancías con el fin de asegurarse elevadas ganancias; éstos influyen de manera decisiva en la economía y en la política de los países.
En el caso de FEMSA, además de tener gasolinerías, tienen proyectos eólicos en Oaxaca y San Luis Potosí y una alianza con la española Abengoa para tener una red de transmisión de energía en Chihuahua. Los campos eólicos surten la energía para sus fábricas y el proyecto con Abengoa sirve para obtener dinero de la transmisión de energía, así como para llevar energía a los mentados Oxxo. También hay que mencionar que FEMSA tiene dentro de sus empresas a las farmacias YZA y la empresa de logística, almacenaje y transporte Solistica.
Es evidente que FEMSA entra en la definición de monopolio, pues concentra producción y venta de mercancías con sus eólicas, embotelladora, su empresa de transporte, farmacias y tiendas para distribuir su mercancía. Al mismo tiempo, influye en la economía y política del país al impulsar la reforma energética durante el periodo neoliberal y quedarse con licitaciones para la distribución de gasolina con OxxoGas y que la banca de desarrollo estatal les financie sus proyectos eólicos (o sea, dinero del pueblo mexicano usado para que capitalistas privados hagan más dinero).
No conforme con lo anterior Coca-Cola FEMSA anunció un programa de apoyo a pequeñas tienditas para que estas puedan sortear mejor la crisis derivada de la pandemia. Así, Coca-Cola FEMSA se incorpora al universo bancario, esta vez con el apoyo de promujer, una organización que se encarga de realizar préstamos a mujeres emprendedoras (o sea un banco para mujeres, pero con otro nombre). También hay que mencionar que esto no es nuevo para FEMSA, pues al menos en Costa Rica (Asefemsa) y en Colombia (Finsocial) ya tienen estos servicios de créditos bancarios.
Lenin nos explica que en épocas de crisis “la libre competencia” se extingue con mayor rapidez que en periodos de bonanza y los grandes monopolistas absorben de manera directa (comprando) o indirecta (por medio de préstamos bancarios) a los competidores menores.
En el caso de las tienditas es de resaltar que, por la lógica de la pandemia, mucha gente decidió que era mejor acudir a su tienda de la esquina a comprar los artículos del cotidiano en vez de acudir a los grandes almacenes y centros comerciales, tan es así que, aunque casi 150 mil tienditas cerraron, a nivel macro aumentaron las ventas de éstas en un nada despreciable 8.7 %.
Coca-Cola femsa decidió “apoyar” a estas tiendas que sobrevivieron y aumentaron ventas pero, como en todo, la cosa es todo menos filantrópica, pues los créditos tienen un doble filo: si te atrasas un día en el pago dejan de surtir a tu tiendita, vaya usureros.
La fusión del capital bancario con el capital industrial crea un capital cualitativamente superior: el capital financiero. Coca-Cola femsa completa el cuadro del perfecto monopolio y ya hasta pelea con otros grandes competidores, tan sólo hay que recordar que Citibanamex ya no renovó el convenio que tenía con los oxxo para realizar sus operaciones bancarias y es que éstos son el principal corresponsal bancario con el 43 % del total de los puntos para hacer pagos a las 10 principales instituciones bancarias del país. También Lenin nos explica que esto es importante: quien conoce los movimientos bancarios es quien tiene el sartén por el mango… ahora tiene más sentido que Citibanamex no quisiera que Coca-Cola femsa tuviera tanta información de los movimientos bancarios de sus clientes.
Entonces… ¿por qué la burguesía trasnacional se queja tanto de los monopolios si ellos mismos son partícipes del capital monopolista? Porque básicamente no quieren perder ni un centavo de sus ganancias, no quieren que el Estado sea su competidor. Del otro lado tenemos al agrupamiento político representado por López Obrador quien busca que el Estado sea la vanguardia de la clase burguesa para desarrollar el país en un sentido capitalista, claro está, pero con medidas asistencialistas a las masas populares.
La burguesía que llora por la reforma eléctrica no ha entendido que incluso este proceso los fortalecerá como clase, pues el Estado, al actuar como un burgués colectivo, echará a andar las fuerzas productivas y dotará a la burguesía de mejores condiciones para competir, por eso los burgueses como Carlos Slim, tan amigo como siempre de todos los gobiernos federales, sin importar el partido que los postuló, sigue ganando proyectos y se mantiene en la impunidad.
Frente a esto, ¿qué le toca al pueblo? En principio, exigir la aplicación de la reforma eléctrica hasta sus últimas consecuencias, es decir, que no sea sólo el 54 % del Estado sino el 100 % de la generación de energía, que la infraestructura creada por los privados sea expropiada y pase a manos del Estado, que se eliminen todos los descuentos en materia de pagos por energía eléctrica a las grandes empresas, que paguen lo justo y que se cree una tarifa social justa para el pueblo que no rebase los $1.70 pesos por kilowatt. La industria eléctrica es una industria estratégica que debe servir para mejorar las condiciones del pueblo, es nuestro deber luchar por ella y que nunca jamás sea privatizada. Nosotros no queremos más empresas monopolistas, no queremos más ganancias de los burgueses a costa del pueblo.
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