Centralismo democrático, organizarnos para vencer
El centralismo democrático es un triunfo del proletariado en materia de organización, gracias a la creación y desarrollo de este principio la clase proletaria logró derrocar a la clase feudal y a la clase burguesa durante la revolución rusa de 1917 y en la posterior guerra civil de 1918 a 1921 que desataron catorce países en contra del naciente poder socialista encabezado por el Partido Comunista de Rusia (bolchevique), (pcr(b)).
Muy cierto, el principio de organización leninista: el centralismo democrático se creó y aplicó hace más de 120 años ¿Cuáles fueron las circunstancias históricas de su surgimiento? ¿Cómo se aplicó? Y sobre todo ¿Por qué es vigente?
El centralismo democrático surge como una necesidad organizativa de los revolucionarios rusos que luchaban por el socialismo y contra el sistema económico-social semifeudal y capitalista dirigido por los zares. Los militantes socialistas agrupados en el entonces Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (posdr) y otros militantes de diferentes organizaciones anarquistas o llamadas social revolucionarias, eran víctimas de persecución policiaca, detenidos, torturados, encarcelados, asesinados, o desterrados por su actividad, de hecho su actividad política era ilegal y motivo de juicios.
Represión e ilegalidad fueron dos circunstancias para que los revolucionarios rusos utilizaran la clandestinidad como una forma de protegerse y proteger al pueblo, y así poder desarrollar su actividad organizativa, de formación política y movilización.
La clandestinidad no sólo significó el cambio de identidad legal para no ser ubicado fácilmente por la Orajna (policía política zarista); también significó trabajar desde otros países y significó que no todos quienes integraban el posdr se conocieran entre sí o no se conocieran con su identidad legal.
Así el centralismo democrático responde a una necesidad y se vuelve una necesidad de sobrevivencia frente a la posibilidad real de detención, encarcelamiento, tortura, asesinato o destierro y de la destrucción de los esfuerzos organizativos entre obreros, campesinos y soldados, principalmente.
La represión y la clandestinidad impusieron la necesidad de centralizar fundamentalmente: información y toma de decisiones. Sólo un reducido número de personas conocían los nombres legales o domicilios de los integrantes del posdr o del pcr (b) posteriormente. Sólo un reducido número de personas decidían y trasmitían decisiones de vital importancia: como la hora y fecha del inicio de la insurrección o la realización de tareas de gran importancia.
Entonces, ¿cómo se aplicaba la democracia? En el posdr y el pcr (b) la máxima instancia democrática era el Congreso al cual acudían delegados de todas las organizaciones del Partido, delegados elegidos lo más democráticamente posible, esto quiere decir, elegido por los militantes del Partido que los conocían y con quienes realizaba el trabajo político de agitación, propaganda, organización o de otro tipo.
No había campaña electoral; no había fotos ni mítines públicos, pues eso hubiera implicado mínimo la detención de los candidatos al Congreso.
En el Congreso se elegía al Comité Central, la máxima instancia encargada de centralizar información y decisiones de vital importancia, ese era su mandato, dado de manera democrática. Centralización y democracia: dos elementos opuestos que se relacionaban en función del triunfo del proletariado de la ciudad y del campo para la toma del poder y la construcción del socialismo.
Debemos decir, que sin nombrar su práctica el Partido Liberal Mexicano (plm) de ideología anarquista, utilizó medidas iguales o similares a la de los comunistas rusos, por ejemplo. La tropa elegía a su jefe, una vez elegido todos le obedecían en el combate o en las órdenes dadas. La Junta Organizadora del plm era la única instancia que conocía el nombre, domicilio o trabajo de sus militantes, quienes por seguridad frente a la represión porfirista no se conocían entre sí, la Junta Organizadora trabajaba desde el exilio, los Estados Unidos, y en la clandestinidad por necesidad de sobrevivencia y de poder organizar la revolución.
Sin embargo, el contexto económico, político y social cambian, se desarrollan y en algunos aspectos permanecen inalterados, por esta razón, el principio del centralismo democrático se adapta, se trasforma, se aplica de manera creativa sin dejar de cambiar en su esencia, en lo que lo hace ser el principio de organización más efectivo para organizar y dirigir la lucha de la clase trabajadora contra el imperialismo, el capitalismo; por el socialismo y la democracia popular.
1. Subordinación de la minoría a la mayoría. 2. Subordinación de las instancias inferiores a las superiores. 3. Toma de decisiones de forma colectiva, pero con responsabilidades individuales. Estos aspectos fundamentales del centralismo democrático siguen siendo vigentes…por supuesto, nunca se aplicarán igual en organizaciones de clase proletaria que desarrollan su trabajo desde y dentro de la legalidad burguesa y las que tienen un carácter clandestino.
El mismo Lenin advertía que al lograr espacios democráticos y legales aun en el capitalismo, las organizaciones legales podían ampliar el ejercicio democrático, sin que desapareciese la centralización y que frente a la feroz represión y persecución de las organizaciones, el centralismo debería ser aplicado con más rigurosidad y la democracia ser limitada; pero no significaba su desaparición. Ni centralización absoluta ni democracia absoluta; en otras palabras, ni verticalismo absoluto ni horizontalidad absoluta. Es la realidad la que determina la justa relación entre ambos elementos y nosotros quienes la aplicamos en nuestra práctica organizativa.
Es necesario aprenden a combinar ambos elementos en función de los objetivos y tareas de las organizaciones de carácter proletario y adecuarlos al contexto económico, político e histórico que vivimos. Los errores en la aplicación de diferentes organizaciones revolucionarias a lo largo de la historia y en diferentes países, incluido México, no invalida el principio de organización leninista y, mucho menos, esos errores pueden ser motivo o justificación de la renuncia a la lucha por la democracia popular y el socialismo; a la lucha por organizar y movilizar a la clase trabajadora por la recuperación de sus derechos y la satisfacción de sus demandas inmediatas.
Sin temor a la organización, sin miedo a la movilización, con la democracia y el centralismo caminamos para salvar al planeta y a la humanidad de la devastación que la clase burguesa monopolista trasnacional nos impone por medio de las relaciones de producción, distribución, cambio y consumo que tienen por objetivo la reproducción del capital.
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