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MORENA: DEPURARSE O SER CÓMPLICE

Primero los pobres… neoliberales

Morena se desquebraja desde dentro. Como hemos reiterado en los números anteriores del periódico FRAGUA, para acabar con la corrupción y las malas prácticas provenientes del neoliberalismo hay que acabar con el mal desde la raíz.

En las últimas semanas, uno de los personajes más sobresalientes de Morena por su cercanía con López Obrador y la importancia de los cargos públicos que ha ocupado, Adán Augusto López Hernández, ha estado en las noticias más polémicas… parece que se destapó una coladera dentro de Morena, que siempre ha apestado a neoliberalismo y corrupción.

Una de las principales noticias es que el secretario de Seguridad de Tabasco duran- te el periodo de Adán Augusto como gobernador de dicha entidad, Hernán Bermúdez Requena, es buscado por la justicia, pues se le acusa de ser jefe del grupo criminal conocido como La Barredora, el cual opera en esa entidad y en Chiapas. Actualmente prófugo de la justicia, tiene una alerta roja para su localización y detención por parte de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) —como si pretextos no faltaran para que el gobierno del presidente de piel naranja se anime a profundizar su política intervencionista hacía nuestro país—. Ante tan escandalosa situación, Adán Augusto apela a la ingenuidad y candidez de la población mexicana al afirmar que nunca supo ni sospechó nada. Sin embargo, el pueblo que ya no se chupa el dedo desde luego sabe que este caso apesta a pudrición, neoliberalismo y corrupción, pues ante crímenes tan graves, es evidente que Adán Augusto lo nombró y protegió, aun sabiendo en lo que estaba involucrado. Incluso, algunos medios de comunicación mencionan que Bermúdez es para Adán Augusto lo que fue García Luna para Felipe Calderón, ¿usted que piensa?

Tan increíble es que el ahora presidente de la Junta de Coordinación Política en el Se- nado mexicano quiera hacerle creer al pueblo de México que es totalmente inocente en el caso de Bermúdez, como increíble es que Morena haya tardado tanto tiempo en deslindarse de Bermúdez, ya que la orden para su aprehensión se giró desde febrero pasado. Asimismo, hasta el momento, Morena no ha tenido la firmeza de deslindarse del propio Adán Augusto —incluso lo protegen y llaman a la unidad dentro del partido— ya que éste es el escándalo más grave en el que está involucrado el tabasqueño, pero recordemos que en ocasiones anteriores ya ha tenido actitudes que deberían ameritar su expulsión del partido si éste verdaderamente tuviera principios.

Las promesas que Morena hizo al pueblo de México

Ejemplo de lo anterior es el gran gasto de dinero que hizo durante su campaña como “corcholata” y del cual se sospecha haya provenido del mismo narcotráfico. Además, desde el triunfo de Claudia Sheinbaum como candidata oficial a la presidencia, él y otros personajes como Ricardo Monreal le han saboteado sus proyectos y propuestas. Ejemplo de ello es lo que sucedió en el Senado con la ley contra el nepotismo, cuando dicha ley fue aprobada por unanimidad en la Cámara de Senadores, pero inesperadamente Adán Augusto y Manuel Velasco Coello propusieron de última hora que sea activada hasta el 2030, entre otras acciones (véase el número 87 de este periódico).

Los actos de corrupción y falta de principios para defender las promesas que Morena hizo al pueblo de México en campaña no son exclusivos de Adán Augusto; Ricardo Monreal también ha echado para atrás iniciativas de leyes como la de las 40 horas y en los hechos es el morenista que más ha luchado por el regreso del neoliberalismo en todo su esplendor. También tenemos a Mario Delgado, quien como secretario de educación pública ha echado para atrás los pocos avances que la Nueva Escuela Mexicana había logrado en cuanto a la defensa de la educación pública y gratuita; o a Pedro Haces, el sindicalista charro que se disfraza de líder nacional obrero pero que declara que “los mexicanos quieren ganar mejor, no descansar más”, respecto a la ley de las 40 horas. Ya ni digamos los que se han ido de vacaciones a Japón o España y que reniegan de la justa medianía. Y así, la lista es larga de los “chapulines” que al pasarse a Morena purificaron sus pecados, pero luchan en silencio (y a veces sin guardar silencio) por regresar a la época neoliberal, pero ahora pintada de guinda, en la que puedan seguir llenando sus bolsillos. Es notable cómo esos personajes hacen sus alianzas para ir restando poder a la parte antineoliberal y congruente de Morena, si es que todavía existe.

El pueblo apoya el fin del neoliberalismo

Morena ya obtuvo los beneficios de una mayoría en el congreso gracias a estos villanos neoliberales, y, el hecho de que ante sus cínicas actitudes, la presidenta Sheinbaum y el mismo partido no logren deslindarse de ellos y los proteja al llamar a la unidad, nos indica que realmente no están representando los intereses que el pueblo trabajador les confió al votar por ellos en las urnas. Pareciera que la justa medianía de Sheinbaum aplica sólo para aquellos personajes que quieran robar en este sexenio, pues aquellos que ya se enriquecieron en el pasado ya están absueltos por pasarse a Morena y “defender sus ideales” o apoyar la transformación, como Altagracia Gómez o Carlos Slim. En los hechos, la forma de gobernar de la presidenta es haciendo alianzas con quienes han traicionado y desmovilizando al pueblo, porque realmente no se siente parte de él ni le interesa su bienestar. El pueblo apoya el fin del neoliberalismo, el fin de la corrupción y los principios de no robar, no mentir y no traicionar, pero Morena no ha tenido la firmeza para depurar sus filas.

Así es como gobierna la burguesía, hay partidos más conservadores que otros, unos que se dicen ser más progresistas y representar a la clase trabajadora, pero en los hechos no la representan en absoluto.


Te invitamos a leer el artículo publicado en Fragua #94 Morena y la desmovilización popular


En el capitalismo, los partidos políticos gobiernan a través de las leyes, instituciones y el aparato estatal que defiende la propiedad priva- da y legaliza y regula la explotación hacia el pueblo trabajador y aunque el gobierno de Morena se ha autodenominado como el gobierno de la Cuarta Transformación no ha logrado ni siquiera mantener los principios morales dentro de su propio partido. La corrupción, el nepotismo y la impunidad son inherentes al sistema capitalista, por ello, es necesario organizarse y luchar por la transformación profunda de la sociedad, ¡luchar por la democracia popular y el socialismo!

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