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¿Acaso importa más una embajada que miles de vidas humanas?

En la noche del 5 de abril de 2024 elementos de la policía ecuatoriana irrumpieron en la Embajada de México instalada en Quito, la capital de Ecuador, con motivo de arrestar al exvicepresidente de ese país Jorge Glas quien se encontraba refugiado dentro de la misma, solicitando asilo político a nuestro país luego de denunciar la persecución política que el gobierno derechista de Daniel Noboa ha emprendido en su contra.

El gobierno ecuatoriano invadió la embajada mexicana argumentando que Glas no tiene derecho a pedir asilo político, no obstante, dicha solicitud ya había sido aprobada desde diciembre del año pasado, por lo cual, se violan tratados internacionales como la Convención de Viena donde se menciona que las embajadas son sitios extraterritoriales, que no pueden ser irrumpidos por el país donde se encuentran a menos de obtener permiso del titular de la misma, siendo el diplomático Roberto Canseco Martínez quien representaba a México en el país sudamericano.

A partir de entonces distintos países como Nicaragua, Cuba, Venezuela o Colombia en solidaridad con México rompieron relaciones diplomáticas con Ecuador, mientras que México por su parte presentó una denuncia en contra del gobierno de Noboa ante la Corte Internacional de Justicia por la invasión a su embajada, además de pedir la suspensión del país como miembro de la Organización de Naciones Unidas (ONU) hasta que el presidente Daniel Noboa no ofreciera una disculpa pública a México.

No olvidemos que la reacción derechista encabeza al gobierno ecuatoriano, teniendo como consecuencia que pareciera que hay un desprecio a la capacidad de su pueblo, puesto a que a diferencia de México, dentro del equipo de abogados que defienden a Ecuador ante los tribunales internacionales no hay ningún ecuatoriano, incluso, podemos encontrar dentro del equipo de abogados a personajes como Omri Sender proveniente del Estado sionista de Israel quien también defiende a este Estado por el genocidio que siguen cometiendo en contra del pueblo palestino.

Paralelo a esto, el gobierno mexicano rompió relaciones diplomáticas con Ecuador, regresando al personal de la embajada en Quito a territorio nacional, acción que es legítima y congruente ante tal violación, pero ¿entonces por qué no romper relaciones con el Estado sionista asesino de Israel? Puesto que además de asesinar en su mayoría a niños y mujeres también se da el lujo de atacar embajadas como el 1 de abril, cuando bombardearon la embajada de Irán en Damasco, Siria. En dicho ataque hubo víctimas mortales y el argumento de Israel fue que aquella sede diplomática era una instalación militar terrorista; no obstante, volviendo a los tratados internacionales como la Convención de Viena, se menciona que a pesar de que las embajadas cuenten con personal diplomático y militar no se consideran como blancos ni instalaciones militares, por lo cual se demuestra que a los gobiernos de derecha les gusta violar las leyes de sus países e internacionales.

Israel ha sido el principal socio comercial de México desde el año 2000 en medio oriente gracias al Tratado de Libre Comercio firmado en aquel año, impulsado principalmente por el fabricante de armas israelí David Marcus Kats, por lo que el intercambio comercial no ha sido en su mayoría de bienes comunes de consumo, sino de armas y tecnología militar. No obstante, esta relación no era nueva, ya que desde la Guerra Sucia entre los años 70 y 80 el gobierno mexicano adquirió grandes cantidades de armas para combatir a las guerrillas revolucionarias, incluso, en 1994 ante el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el gobierno de Salinas de Gortari vigiló el Estado de Chiapas con aviones de origen israelí como los Arava; mientras que los elementos de la hoy extinta Policía Federal Preventiva y otros órganos de seguridad especiales que fueron responsables de las represiones en San Salvador Atenco, Estado de México y en contra de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca APPO en 2006, fueron entrenados por oficiales militares israelíes.

No olvidemos que durante los sexenios de Ernesto Zedillo (1994-2000) y de Enrique Peña Nieto (2012-2018) se denunció la utilización de softwares de espionaje a periodistas y dirigentes sociales como Pegasus o Cellebrite, para escuchar llamadas telefónicas. Todo esto en conjunto rectifica que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador aunque pregone de dar abrazos y no balazos, de soluciones pacíficas y romper relaciones con países que invaden embajadas, no tomará medidas contra aquellos gobiernos que representen grandes intereses, aunque tengan las manos manchadas de sangre de casi 35 mil personas dentro de los que se encuentran 14 mil niños y 8 mil mujeres como las de los genocidas israelíes, pues si el gobierno mexicano rompiera relaciones con el Estado sionista de Israel ¿de dónde sacaría la tecnología para militarizar al país y reprimir al pueblo cuando demande el respeto a sus derechos?

No minimizamos el atropello que el gobierno de Noboa hizo a los tratados internacionales al invadir la embajada mexicana, pero ¿acaso importa más una embajada que miles de vidas inocentes? Por lo cual, volvemos a exigir la ruptura de todo tipo de relación con el Estado nazi-sionista de Israel, tanto porque está cometiendo un genocidio en contra del pueblo palestino, como porque es el principal proveedor de tecnología que sólo ha servido para reprimir al pueblo trabajador. Si otros países con menos recursos han tomado esta decisión poniendo un ejemplo digno en la diplomacia mundial, porqué el gobierno “humanista” de López Obrador no lo hace, señor presidente, hay que poner en práctica el tan pregonado humanismo mexicano.

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