La voz del Pueblo

Sembrando Vida. La promesa del campo que no tiene ni pies ni cabeza

Testimonio proletario

El día que salió la convocatoria me alisté al igual que muchos profesionales, acudí a las instalaciones del centro de convenciones Puebla, con el número de folio asignado para el examen. Apliqué y en unas horas pasé a una entrevista; todo fluía muy bien, lo hicieron ver tan fácil.

Aunque no aparecí en la lista de los aceptados, dos meses después llegó el llamado -para el puesto de técnico social- en el municipio de Xicotepec. Hice maleta y me fui.

Me incorporé el 20 de noviembre de 2019 e inicié un mes sin salario, para apoyar a la nación. A nuestro cargo estuvo el Biólogo Carlos Andrés Santiago Meza, cuya actitud siempre fue la de un jefe que imponía, a pesar de ser solo el facilitador de la zona.

Tuvimos muchas diferencias entre el equipo de trabajo y el facilitador por la forma de trabajo que imponía: jornadas de oficina de más de 10 horas, trabajo de campo con horarios de hasta más de 12 horas y pocos días de descanso con la promesa de recuperarlos en otros tiempos. La dinámica ya era desgastante desde un inicio y no se podía expresar el sentir de ello pues se reprimía o se sancionaba a quien lo hiciera.

Quisimos denunciar el hecho en una reunión con el coordinador territorial Lic. Blas Eduardo Soto López, pero fue en vano. Él apoya las conductas del facilitador y nos dejo solos y al desamparo de alinearnos con el Biólogo o ser despedidos como a otros compañeros les sucedió.

En una convivencia de equipo, de esas que el facilitador hacía y en las que teníamos que estar -aun si no nos gustara- solo por el hecho de la permanencia en el programa, el coordinador territorial me dijo en una breve conversación que “yo, era la tercera en la lista del Biólogo para las bajas de equipo, que me anduviera con cuidado”.

Declaración o amenaza, no supe como tomarlo. Intenté en medida de lo posible alinearme con él, pero hay aspectos en donde yo intentaba llevar una dinámica de trabajo con los beneficiarios del programa menos rígida y más tolerante.

Fui hostigada laboralmente, violentada en mis derechos laborales y también en la forma de género. Durante el año que estuve laborando en el programa, me pusieron a varios compañeros para reventarme, como ellos mismos lo expresaban en sus reuniones de convivencia, de las que salían comentarios insanos hacia mi persona.

Tres compañeros pasaron por mi zona, dos de ellos expresando que mejor preferían darse de baja antes de hacer las peticiones del biólogo, esas peticiones nunca me las confesaron, solo me advirtieron que me cuidara.

El Ing. José Juan Rodríguez Jaimez, mi ultimo compañero de trabajo y al cual despidieron al mismo tiempo que a mí, fue instruido por el Biólogo, para “vigilarme y controlarme”, confesión que me hizo al mes de estar laborando conmigo, porque ya no aguantaba la presión del biólogo sobre como hacer para encontrar un motivo para darme de baja del programa.

Durante el tiempo que estuve a su cargo la presión laboral fue mucha: se mofaba de mi profesión, hacía comentarios insanos, argumentaba que tenia mala actitud, que no era humilde, que siempre quería destacar entre los compañeros, siempre que tomaba la palabra en las reuniones me interrumpía, se jactaba de decir que en el equipo había división por mi culpa, que mi forma de pensar era dañina para el equipo… En pocas palabras que era un peligro.

Los compañeros poco a poco dejaron de hablarme, por miedo a las represalias que pudiera tomar en contra de ellos; yo misma los miraba a escondidas para no tener problemas.

Me enfermé varias veces de estrés, de la presión por la altura, migrañas constantes, y aun estando enferma, o en aislamiento por una neumonía que me dio, se me pedía trabajo y actividades en el tiempo que indicó el doctor de reposo tenía que reportar trabajo de oficina.

Cuando la altura me afectó, tomé la decisión de irme a vivir a la zona para estabilizarme, le notifique de ello al coordinador, pero me dijo que no había cambios de territorio, que es lo que había y que diera las gracias, la situación de la pandemia agravaba y yo no me podía quedar sin trabajo, así que me hice de un tratamiento médico y aguanté.

Durante el tiempo que laboré también me vi afectada por un proveedor de sistemas de riego, quien en una reunión expresó que había técnicos que estábamos imponiendo proveedores, para lo que se hizo toda una investigación por parte del coordinador territorial, y no se me encontró nada a pesar del señalamiento que se me hizo, en donde se hablaba de una supuesta demanda.

En enero de este año, a los 8 días del regreso del receso administrativo, me habló el coordinador territorial para decirme que por ordenes de la secretaria y ajustes de personal, me tenía que presentar en la zona del Facilitador Ing. Olmo Fernández Castillos, en el municipio de Venustiano Carranza. Yo expresé que no podía irme a una zona más baja por el tema de mi salud, pero no me dieron más opciones.

Anterior a esto ya había hablado con la Lic. Nayeli, Jefa Administrativa, y ella misma me ofreció un cambio de zona a un lugar más cerca de mi casa, y que por salud mental lo hacía. Me desconcertó el hecho de que en un momento se me dijo que no había cambios, y ya para una situación así se me ofreciera, pero nunca sucedió, la orden fue mandarme a una zona más baja.

Solo se me dieron 4 días para hacer la entrega de todo lo que estuviera a mi cargo y sin darme oportunidad de despedirme de la gente de las cacs, las cuales hicieron un fuerte reclamo por ello. Tanto al biólogo como al coordinador  argumentaron que me estaban protegiendo por una supuesta demanda de un proveedor.

Pero el Biólogo aprovechó el documento de la queja para presentarlo como si fuera la demanda en sí, desprestigiándome ante la gente, además de argumentar que no estaba trabajando bien y que tenía muchas deficiencias en mi trabajo, causando incertidumbre y división entre la gente.

Lo que generó que empezaran a referirse a mí como corrupta. Al saber esa situación yo intervine enviando un comunicado de lo que pasó  y de que no se dejaran engañar o manipular, que ya había hecho una investigación y que no había tal demanda.

Después se me señaló de haber manejado dinero de los sembradores, para lo que se me citó el día 8 de marzo en Chignahuapan para pedirme que llevara un documento de la situación. Elaboré mi oficio, se lo entregué al coordinador, pero no me lo firmó de recibido.

Me dio instrucciones de presentarme el 9 de marzo a la zona y aclarar el asunto, se realizó la reunión en la que estuvieron presentes los coordinadores de las cacs, personal operativo y el Facilitador, así como el compañero José Juan y yo.

En dicha reunión se habló de un recurso que los sembradores manejaron para gastos de camiones para traer planta, y otros gastos de oficina como copias, porque el programa no nos dota de papelería, y los sembradores apoyaron a realizar ello, todo asentado en los libros de actas.

Se aclaró la situación, se firmó el acta correspondiente y con ello se dio por terminado el asunto, la gente se quedó conforme, y expresaron al biólogo el buen trabajo que hice y demás, haciendo la cuestión de si ya con esto me dejarían en paz, a lo que el biólogo contestó que no estaba en sus manos, que iba a reportar el asunto y ya.

A la media hora del termino de la reunión el coordinador territorial me llamo para decirme que mi caso ya había sido resuelto por la secretaría y que ya no necesitaba de mis servicios, que no se me renovaría contrato.

Le respondí que si él en específico ya no necesitaba de mis servicios y su respuesta fue la secretaría.

¿Quién es la secretaria? Haciendo un análisis de las jerarquías, arriba del coordinador territorial, debe haber un coordinador regional, y no lo hay o no lo conocemos, después sigue el Lic. Hugo Raúl Paulin Hernández, Subsecretario de planeación, evaluación y desarrollo regional, y luego el secretario de Bienestar.

Fuimos la pantalla de un proceso de transparencia para la selección del equipo técnico del programa estrella del presidente Andrés Manuel López Obrador, Sembrando Vida, hoy nos están despidiendo sin argumentos sólidos, el coordinador territorial se ha dado a la tarea de colocar a su gente, emanada de amucs y de la cooperativa de la Tosepan, de donde él fue colaborador. Estorbamos a sus intereses políticos.

El programa es muy prometedor, pero al mismo tiempo no tiene pies ni cabeza, nos contrataron como un grupo profesional multidisciplinario para la colaboración del mismo programa, la organización de trabajo y la toma de algunas decisiones en campo, y desde el primer momento se nos ha tratado como subordinados, en donde no hay mas palabra que la del facilitador y el coordinador.

En qué estancia los técnicos pueden quejarse de las formas, de los abusos, de la explotación laboral en la que nos tienen sometidos. Estamos por dos razones muy válidas, la primera por los intereses personales y el sustento de nuestras familias; segundo por que creemos en el proyecto presidencial y hacer de este programa el mas viable para el campo. Pero las prácticas siguen siendo las mismas de los gobiernos anteriores.

Números de producción de planta inflados, zonas fantasmas, padrones alterados, gente que cobra sin trabajar. ¿Quién evalúa al programa, quien evalúa el desempeño de los técnicos en campo? El lineamiento operativo dice que el facilitador, pero si tu facilitador te trae en la mira, ¿quién te cobija ante tales acciones?

¿Cuál es el mecanismo de dicha evaluación, el instrumento, para determinar el desempeño del trabajador y decidir si es recontratado o no?

No lo sabemos, y tampoco las condiciones en las que nos contratan, pues solo firmamos y sin permitirnos tener una copia o leer detenidamente lo que firmamos.

¿Qué estancia de la secretaría puede revisar dichos casos?

En mi despido el coordinador primero me dijo “Ya no requiero de tus servicios”, y al cuestionarlo si solo era él, respondió que la “secretaría”, como puede uno saber si en verdad es la secretaría o solo es a capricho de una sola persona, solicité el documento por escrito que me dijera las razones por las que ya no se me va a contratar, pero se me negó, que con solo la notificación por teléfono bastaba.

Estas y muchas otras situaciones internas desde el enfoque como técnico son las que se cuestionan día a día, no solo el ambiente laboral, sino las formas de como se hacen las cosas, con la doble moral de decir los técnicos no lo pueden hacer, pero sus superiores sí.

Mi caso puede ser uno más de tantos de los que se han suscitado en este año.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

nine − 4 =