Día Internacional de la mujer trabajadora
Por un 8 de marzo combativo, proletario e independiente
Cada 8 de marzo desde 1911 conmemoramos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Lo que pocos saben es que las promotoras de esta iniciativa fueron mujeres y hombres que luchaban por el socialismo. Esta fecha se propuso en la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, Copenhague (Dinamarca) en agosto de 1910 por la alemana socialista Clara Zetkin.
Gracias a este día, la lucha por la reivindicación de la plena igualdad de las mujeres cobró fuerza. Ellas se fueron sumando progresivamente a la lucha por la transformación social y comenzaron a participar activamente en organizaciones socialistas, impulsando luchas como el voto femenino y mejoras laborales, demandas inmediatas que no estaban (ni están) desligadas con la principal lucha que es contra el capitalismo.
Han pasado más de 100 años desde que se proclamó el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Algunas condiciones cambiaron, la mujer puede votar en casi todo el mundo, puede acceder a la educación, ya no hay trabajos “exclusivos de hombres”, etc. Estos derechos se han obtenido gracias a la lucha organizada del proletariado, donde han participado dignos hijos e hijas del pueblo.
Esto es importante dejarlo claro, pues como organización que lucha por el socialismo y que nos reivindicamos como marxistas leninistas, entendemos que la degradación y opresión de la mujer tiene su origen en la aparición de la propiedad privada de los medios de producción. Esto nos ayuda a tener claridad en cuál es nuestro papel en la lucha por la transformación del sistema económico llamado capitalismo y la instauración del socialismo, pues en estos tiempos existen diferentes posturas, diferentes métodos de lucha, que nos desvían de quien es el verdadero enemigo de la clase proletaria: la burguesía.
La lucha de la mujer proletaria va unida a la del hombre por la transformación del sistema económico de producción, los derechos que la mujer aún no conquista son responsabilidad del proletariado en su conjunto, no puede ni debe existir una lucha separada ni aislada, es decir una lucha sólo de mujeres.
La desigualdad entre hombres y mujeres es real, la sentimos todos los días, la vemos y la vivimos. Por ello, debemos alzar la voz, exigir la eliminación de la brecha salarial, condiciones dignas de trabajo, acceso a instituciones de salud, seguridad social, legalización del aborto en todo el país, ponerle un alto a los feminicidios, sólo por mencionar algunas demandas. Sin embargo, esa igualdad y equidad con el hombre, no resolverán el problema de fondo sobre la opresión de la mujer. Eso llegará con la toma del poder del proletariado, con la eliminación de la propiedad privada y la instauración del socialismo.
Esto no significa que no se deban apoyar esas luchas, pero debemos tener claro que la mujer proletaria se pone de parte del proletariado y la mujer burguesa de parte de la burguesía. No nos dejemos llevar por el feminismo burgués y pequeño burgués sobre la llamada sororidad, esa solidaridad entre clases, pues sabemos que la situación de la mujer proletaria es completamente diferente. Lo sabemos porque lo vivimos en carne propia.
Por ello, queremos dejar claro que la emancipación de la mujer no puede ni debe estar desligada de la lucha por el socialismo. Nuestro deber como miembros de una organización de la clase trabajadora consiste en llevar agitación y propaganda a las mujeres proletarias para elevar la consciencia de clase y sobre la necesidad de la incorporación de la mujer a la producción social y a la lucha por la liberación y emancipación de la clase trabajadora en general.
Como mujeres proletarias debemos organizarnos de manera independiente y combativa, no dejarnos arrastrar por la marea de las luchas burguesas y pequeño burguesas. Por eso, este 8 de marzo lanzamos nuestras propias consignas que parten del Programa Mínimo de Lucha de la OLEP:
1. Reinstalación y justicia laboral para las trabajadoras injustamente despedidas de la Academia Mexicana de las Ciencias.
2. Contra toda forma de subcontratación y flexibilidad laboral que limiten los derechos laborales de las trabajadoras y trabajadores.
3. Garantizar a las niñas y mujeres víctimas de la violencia el acceso a la justicia y el fin de la impunidad.
4. Legalizar el aborto en todo el país y otorgar la libertad inmediata e incondicional a todas las mujeres presas por abortar.
Estas demandas no están alejadas o fuera de la lucha proletaria. No es tarea únicamente de las mujeres, nosotras luchamos junto a nuestros hermanos de clase y todo el pueblo organizado. Somos diferentes, pero todas y todos somos de la misma clase: la clase proletaria. Asimismo, sólo la democracia popular y el socialismo nos darán una vida verdaderamente digna, sin violencia ni explotación. Te invitamos a recuperar el significado de este día, por las mujeres y hombres que lucharon y siguen luchando por dignificar al pueblo oprimido y olvidado. Por esas mujeres, hermanas de clase que nos han dejado sus experiencias para aprender de ellas, para luchar codo a codo y convertirnos el día de mañana en esas mujeres y hombres nuevos.
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