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El progreso del Proletario

Érase una vez la organización

En la constante lucha por la supervivencia, el proletario se encuentra en la incesante pelea contra la sangre y carne del burgués individual que lo explota de manera directa, concreta, viva. Proletario Sin Consciencia, pero con hambre se roba el material de la obra, se hace menso en el baño, se sale a fumar cada que puede… pequeñas venganzas que roban migajas de plusvalor al empresario que se roba nuestra fuerza de trabajo, pero aun así nos siguen explotando.

Proletario con Instinto de clase comienza a ver que la situación no está bien, que otros en la chamba sufren igual, que el mandado en casa ya no llena las panzas de la familia, que hay que doblar turno para poder comprar carne, fruta, útiles, pagar la tanda. Nota que el burgués que lo explota no sufre igual y que hay que hacer algo, que hay leyes pero no funcionan.

Proletario con Instinto de clase escucha en la calle unos gritos que dan la bienvenida a las buenas nuevas. Las voces son de un grupo de Agitadores, traen un periódico llamado FRAGUA, hablan de derechos laborales, de democracia popular, de socialismo. También ve a otros dos proletarios, uno llamado Obstinado y otro Flexible. Obstinado se queja, dice que ningún esfuerzo funciona, que los sindicatos no sirven, que todos están vendidos, que seguro ellos trabajan para algún partido. Flexible se queda pensando, no confía al principio, pero los Agitadores lo van convenciendo. Flexible le dice a Proletario con Instinto que le parece buena la propuesta, que él también tiene hambre y sed de justicia social, de libertad, de democracia popular y socialismo.

Los Agitadores les explican que el empresario que los explota no sólo es carne y sangre sino un conjunto, una clase que dirige desde las regiones celestes de sus casas millonarias la vida de las mayorías, de los hambrientos, del pueblo pobre.

Proletario con instinto y Flexible junto con los Agitadores van caminando por el Bosque de sombra de muerte del capitalismo, entre las ramas de los árboles del miedo, el desgano y el sufrimiento encuentran unas raíces duras, tercas. Ven que es necesario arrancarlas de tajo pero que no podrá ser de un día para otro.

Los Agitadores les mencionan que pueden hacer un sindicato para comenzar a podar las ramas de los árboles de aquel Bosque y al mismo tiempo unirse a la OLEP para arrancar de tajo las raíces de todo aquel Bosque de sombra de muerte.

De entre las ramas sale otro proletario, se llama Temeroso. Le dice a Flexible y a Proletario con Instinto que no lo hagan, que pueden cobijarse bajo las ramas de miedo, desgano y sufrimiento; “si no se mueven mucho ahí pueden quedarse a vivir”. Tras otro arbusto salió otro un proletario llamado Vigilante quien les dijo “ustedes vayan con los compañeros Agitadores, no hagan caso de Temeroso, mientras luchemos con paciencia, firmeza y un poco de sigilo podremos cortar con facilidad los árboles del miedo, el desgano y el sufrimiento”. Vigilante también era parte de la OLEP, era parte de los Agitadores pero también de Propagandistas y Organizadores.

Vigilante llamó a su prima Discreción y ellos junto a Flexible, Proletario con Instinto y los Agitadores crearon un sindicato a la sombra del árbol de la Justicia… y cuando digo árbol sólo es por darle un nombre ya que era más un pequeño arbusto que apenas cubría a Proletario con Instinto pero cuyas ramas iban más profundas que todos los árboles que Proletario con Instinto había conocido.

Vigilante y Discreción también les enseñaron el Programa Mínimo de la OLEP, Proletario con Instinto, aún con dudas, preguntó por qué era necesario luchar por democracia popular y socialismo. Él sólo quería comida en la mesa de su familia y que lo dejaran trabajar en paz. Flexible se adelantó, él entendió un poco más rápido “Compa Proletario con Instinto, tú ya viste las raíces de miedo, desgano y sufrimiento, son raíces duras pero no imposibles de romper. Sin embargo, estas se fortalecen con las raíces del árbol del capitalismo y para ello nuestras herramientas como sindicato no son suficientes, necesitamos una herramienta de lucha y organización mayor, para así poder plantar la nueva semilla, comer del nuevo fruto”.

Proletario con Instinto recordaba su vida de carencia, su falta de educación, como el agua no llegaba más que dos días a la semana a su colonia. Recuerda como le vendieron el Bosque sombra de muerte del capitalismo como el Bosque de la Abundancia pero cuyos frutos él no podía disfrutar.

Después de esa ensoñación Proletario con Instinto dijo “yo también quiero luchar por mis derechos laborales, por democracia popular y socialismo”. Vigilante y Discreción les dieron herramientas. Un Martillo para Flexible y una Hoz para Proletario con Instinto; también les dijeron que de ahora en adelante no tendrían nuevos nombres: Flexible sería Firmeza y Proletario con Instinto sería Proletario con Conciencia de Clase.

Así, Firmeza y Proletario con Conciencia salieron a buscar a los otros trabajadores con quienes se habían encontrado en el camino. Fueron con Obstinado, con Temeroso, con Proletario sin Conciencia, poco a poco los incorporaron al sindicato y, curiosamente, sólo Temeroso terminó por unirse a la OLEP y cambiando su nombre a Valentía.

Proletario con Conciencia cortó las raíces de miedo, desgano y sufrimiento; Firmeza preparó el terreno y Valentía plantó las semillas de Democracia Popular y Socialismo quedando él mismo a cargo de cuidar del nuevo árbol pues las raíces de los árboles malignos podrían regresar y los burgueses que los explotaban no esperaban más que la mínima oportunidad para arrancar de la tierra todo el esfuerzo realizado. Mientras, Vigilante y Discreción seguían en sus tareas para que otros pobres del mundo encontraran el camino de las buenas nuevas.

Con esto nacía otro grupo de Agitadores, otro Colectivo de Trabajo, otro Sindicato y las ramas de la OLEP se extendían para aportar con sus nuevos retoños a la lucha por la democracia popular y el socialismo.

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