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Fundación del Partido Comunista Chino

El marxismo no es una receta

Debemos tener confianza en las masas, debemos tener confianza en el Partido.
Estos son dos principios fundamentales. Si dudamos de ellos, nada podremos realizar.
Mao Tse Tung, en Sobre el problema de la cooperación agrícola, 1955.

EL DESPLAZAMIENTO del centro de gravedad de la revolución socialista hacia el continente asiático constituye uno de los acontecimientos más destacados de la primera mitad del siglo XX. La creación, en condiciones difíciles, del Partido Comunista de China (PCCH) en sus inicios marcó el rumbo de una historia llena de brillo hasta el establecimiento de la República Popular Socialista China en 1949.
La discusión del tema de los pueblos no europeos no fue indiferente para Marx y Engels, así como tampoco para Lenin, sus contemporáneos y la III internacional.
La integración de China a la modernidad capitalista es uno de los procesos más complejos: China, como una sociedad feudal, ocupaba el centro de las ambiciones del colonialismo europeo. A partir de la Guerra del opio, de 1840, China se convierte en un país semicolonial, dominado por diferentes países, Inglaterra, Francia y, posteriormente, Japón y Estados Unidos, quienes por medio de la guerra establecieron puertos exclusivos para sus empresas en Hong Kong, Macao, Formosa, entre otros, hasta su intervención, tierra adentro en el conflicto con los bóxer.
El yugo colonial dio pie al surgimiento de grupos nacionalistas, como el Movimiento del reino celestial Taiping, que luchaba por la independencia de su país y, posteriormente, dio pie a la revolución democrática burguesa de 1911 encabezada por Sun Yat-Tse y el partido Koumintang.


Los bolcheviques y los integrantes de la III internacional vieron con interés el movimiento patriótico 4 de mayo de 1919, el cual se considera una nueva etapa, autores chinos lo ven como la primera revolución cultural o lo comparan con la Ilustración del siglo XVIII en Europa. Los estudiantes en Pekín realizaron actos públicos que fueron reprimidos por la policía, fue declarada la huelga que se extendió a los obreros y comerciantes en las ciudades de Shanghái, Nankín, Tietsín, Wuján, entre otras ciudades y provincias. El movimiento de masas creció, aglutinó a proletarios, a intelectuales, a la pequeña burguesía urbana y a la burguesía nacional, pero su base era la influencia del marxismo-leninismo
Antes del movimiento, era la burguesía nacionalista la que llevaba la dirección de la revolución democrática burguesa. El proletariado chino, que era una minoría, encabezó la radicalización del mismo. El carácter de la revolución de nueva democracia es diferente de las revoluciones democrático burguesas de Europa y Norteamérica: no conduce a la dictadura de la burguesía, sino a la dictadura de las diversas clases revolucionarias bajo la dirección del proletariado, tesis sugerente de la especificidad China con respecto a la revolución.
Mao Tse Tung expone los cuatro periodos de la revolución China hasta 1940 en el texto “Sobre la nueva democracia”: el primero, del movimiento del 4 de mayo en 1919 a la fundación del Partido Comunista de China en 1921; el segundo, que abarca desde la fundación del Partido, el movimiento 30 de mayo, que atrajo al campesinado, hasta la marcha hacia el norte, estableciendo la primera cooperación con el Kuomintang y el Partido Comunista; el tercero, de 1927 a 1937, de campaña contrarrevolucionaria de “cerco y aniquilamiento” en el terreno militar y cultural, la marcha del ejército rojo al norte, el movimiento del 9 de diciembre de 1935 y el movimiento cultural de la juventud. Estos se consideran años de gran tensión, con operaciones militares contra el imperio japonés y los nacionalistas reaccionarios; el cuatro periodo fue la guerra de resistencia contra el Japón.
Sin el Partido y sin su dirección, los revolucionarios chinos no hubieran podido derrotar a su propia clase feudal, a las grandes potencias imperialistas (Estados unidos, Inglaterra, Francia, Japón) ni hubieran podido derrotar a su propia burguesía y subordinar a los intereses históricos del proletariado a la pequeña burguesía del campo y la ciudad.
La creación del Partido Comunista Chino (PCCH) fue un elemento fundamental para que hoy China sea un país independiente y sea, además, una potencia económica casi a la par de los EU.
No podemos, como organización, desentrañar todas las complejas contradicciones de la economía y la sociedad China en la actualidad, pero sabemos que el PCCH ha declarado que construyen un socialismo con características chinas, construyen un país con dos sistemas y han avanzado en crear un marxismo chino, aplicado a las necesidades del desarrollo económico, político y social de aquel país tan grande.
Queda claro que ese lugar es una potencia mundial gracias a una revolución democrática de nueva democracia, de la revolución socialista y de la instauración de la dictadura del proletariado.

En China existe la economía planificada, y la muestra de su superioridad respecto a países imperialistas es que, incluso en este contexto de pandemia, es el único país en el que creció la economía y el cual ha tenido la capacidad de contener y controlar la enfermedad del COVID-19 produciendo millones de dosis de su vacuna.

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