Guerrero en llamas: guerrilla rural y lucha por el socialismo
El maestro comunista Lucio Cabañas
Entonces, meterse al pueblo, ser pueblo, es la primera tarea. Luego de allá sacar la enseñanza del pueblo, sacar la línea, sacar la orientación, esa es la segunda tarea, pero, luego, con eso, crear una organización es el tercer paso y es la tercera tarea.
Lucio Cabañas
Este es un relato de una de las experiencias más significativas de las guerrillas rurales en México, cuando campesinos de la sierra de Atoyac decidieron escribir su destino. Es el testimonio de la memoria viva de los normalistas Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos, profesores de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, en Ayotzinapa, Guerrero. Es el relato de una justa lucha rural de pueblos agraviados por profundas injusticias. La historia de la batalla de comunidades agrarias por su identidad, contra el caciquismo, el corporativismo y la miseria perenne, y por tierra, justicia y libertad.
La década de 1960 estuvo enmarcada por una serie de contradicciones del modelo capitalista: la revolución cubana, la guerra fría, la participación de la cia en América Latina y las formas de acumulación en el campo, el movimiento obrero y la pequeña burguesía cooptados por las organizaciones del partido de Estado. Después, el movimiento estudiantil y las escuelas de masas, como las preparatorias y las escuelas rurales, fueron los protagonistas del año 1968 y la represión de 1971, cuando se afianzó una nueva etapa autoritaria del Estado posrevolucionario hacia el movimiento social, que abrió camino a una década de violencia social y lucha guerrillera urbana y rural.
Esta lucha se presentó desde Morelos, con el movimiento jaramillista y el asesinato de Rubén Jaramillo y su familia, hasta Guerrero, con el levantamiento de Genaro Vázquez, integrante de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (acnr), organización que incursionó de forma legal, hasta su represión en 1962, en Iguala, y el encarcelamiento de la mayoría de sus integrantes.
De forma simultánea, Lucio Cabañas, desde joven, organizó la lucha de las comunidades de la sierra en contra de los caciques; fue integrante del Partido Comunista y participó en su escuela de cuadros en la Ciudad de México; conoció al profesor Othón Salazar, en Alcozauca, Guerrero; mantuvo la lucha por el socialismo, como opción política, y usó las armas como forma de defensa ante la ofensiva de los terratenientes y el gobierno en la región. En 1965, las guardias blancas organizadas por los caciques mataron a 18 campesinos que reclamaban tierras, en Guerrero, y en abril de 1967, pistoleros mataron a copreros en Acapulco.
En mayo de 1967 estudiantes y profesores se organizaron para pedir la destitución de la directora de una escuela en Atoyac. A la agitación, mítines, volanteo y movilizaciones, se respondió con represión: el 18 de mayo los policías querían asesinar a Lucio Cabañas, dirigente del movimiento, y fue así que cinco manifestantes fueron asesinados y dos policías resultaron muertos. Con esto, Lucio, los campesinos y los estudiantes comprendieron que no había otra opción más que la lucha armada, y partieron al cerro y a la clandestinidad desde ese momento.
La guerrilla dirigida por Lucio Cabañas fue la responsable de las acciones guerrilleras más estables durante la década de 1970. En este periodo, la guerrilla realizó acciones político-militares: secuestró a terratenientes, expropió bancos en Acapulco, emboscó al ejército y creó el Partido de los Pobres (pdlp) y su Brigada Campesina de Ajusticiamiento. La organización del Partido, así como sus documentos principales, se crearon y estructuraron en las comunidades, en las que se establecieron comités revolucionarios que analizaban colectivamente las operaciones. La relación pueblo y grupo guerrillero formaron un embrión de organización y experiencia de lucha.
En los campamentos de la serranía, donde se había establecido un radio de operaciones con cierta libertad de acción e influencia, fue implementada la Brigada Campesina de Ajusticiamiento para resolver problemas de espionaje y casos de abuso a la población, en nombre de la guerrilla, así como para ejecutar a soplones y traidores. La andanada represiva del ejército, la presencia de helicópteros, los bombardeos con napalm, la violencia de la contrainsurgencia, en lugar de debilitar, fortaleció a las comunidades y al grupo guerrillero. El ideario del Partido de los Pobres, su programa de lucha, planteaba la construcción de un gobierno democrático y popular de obreros y campesinos, así como la solidaridad con los pueblos del mundo en su lucha contra del imperialismo yanqui.
En 1973, la estrategia del Estado y los militares fue modificada. Diseñaron caminos y rutas de movilidad para aislar y cercar al núcleo fuerte del grupo guerrillero y recibieron asesorías de especialistas en la lucha contrainsurgente. La policía militar aumentó el control sobre la población y desplegó fuerzas castrenses en las bases sociales del grupo guerrillero. Algunos de estos hechos se pueden leer en la novela de Carlos Montemayor, La guerra en el Paraíso.
En lo interno, la guerrilla vivió contradicciones por la llegada de cuadros de la Liga 23 de Septiembre, por divergencias en torno a la estructura, métodos y objetivos del pdlp. Al final, Lucio y sus compañeros resolvieron expulsar a quienes, violando sus compromisos, causaban problemas internos.
En 1974, la guerrilla secuestró a Rubén Figueroa, político priista, poco antes de su campaña por la gubernatura del estado de Guerrero. El cerco y los errores graves del grupo precipitaron la derrota más grave de la guerrilla, que terminó con el asesinato de Lucio Cabañas el 2 de diciembre de ese año, en el Otatal. Acosados día y noche por militares que recibieron órdenes de no agarrar a nadie con vida, los 20 o 21 integrantes de la última columna fueron ejecutados.
Para 1975, los sobrevivientes dejaron de buscar a las columnas guerrilleras o a algún extraviado, y Figueroa fue gobernador. La represión hacia los pueblos de Atoyac, Coyuca de Benites y otros municipios fue brutal; incluso al día de hoy se demanda la presentación con vida de los desaparecidos de manera forzada en esos años.
A 82 años de su nacimiento, el 12 de diciembre de 1938, y a 46 años de su caída en combate, Lucio Cabañas es ejemplo de un combatiente por la revolución socialista. Su dignidad y congruecia siempre serán ejemplo para quienes de verdad están comprometidos con la construcción de la democracia popular y el socialismo.
Para conmemorar la memoria de los mejores hijos del pueblo, dejamos constancia e identidad de nuestros héroes que nos dan identidad.
Como Organización de Lucha por la Emancipación Popular (olep) los invitamos a conocer nuestro Programa Mínimo y a participar en las jornadas de lucha y resistencia que nos esperan.
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