Harfuch: candidato de la incongruencia
Discípulo de García Luna
Terminó la primera carrera de calentamiento para elegir a los candidatos a la presidencia de la Republica y ya tenemos a los primeros finalistas, por el lado de la derecha y representando a los neoliberales del PRIAN tenemos a Xóchitl Gálvez y, por el lado del partido de los chapulines representando al estado de “bienestar” y la continuidad de la autodenominada “4T tenemos a Claudia Sheinbaum. Pero no olvidemos que el registro de los candidatos independientes ya se realizó y por ahí se asoma el nombre de una tal Eduardo Verastegui, conocido por sus actuaciones en telenovelas; pero que hoy también viene representando a la derecha más fascista e incluso ya fue bendecido por el expresidente de EEUU Donald Trump.
Ya definidas las candidatas a la presidencia toca el turno de los ocho estados y la Ciudad de México (CDMX) que el próximo año también van a estar en disputa. Podríamos realizar un análisis profundo de cada uno de los aspirantes, pero hoy nos concentraremos en la Ciudad de México y específicamente hablaremos del ahora nuevo “super” policía Omar García Harfuch.
El extitular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX, conocido por el atentado que sufrió el 26 de junio de 2020, ha intentado resaltar por los aparentes buenos resultados durante su administración, sin embargo existe larga cola que le pisen, pues su historial está manchado de sangre y represión contra el pueblo. Hoy buscan ocultar, hacer menos e incluso limpiar y olvidar ese historial a costa de mantener la Ciudad de México en manos de Morena contradiciendo sus propios principios.
El nuevo “super” policía viene de una familia de represores quienes participaron en crímenes atroces que han marcado la historia del país. En primer lugar tenemos a su abuelo Marcelino García Barragán, quien fungió como secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, sexenio marcado por la matanza de Tlatelolco en 1968 cuyo crimen hasta la fecha no se ha castigado a pesar de la evidente participación de éste personaje así como la de Luis Echeverria.
Por su parte, el padre de García Harfuch, Javier García Paniagua, fue titular de la extinta Dirección Federal de Seguridad en el año de 1976, instancia encargada de perseguir, desaparecer y exterminar a cualquier integrante o simpatizante de grupos insurgentes que el Estado consideraba un peligro para la seguridad nacional; pero en los hechos no sólo ejecutaron, torturaron y desaparecieron a integrantes de deferentes agrupaciones que luchaban por la vía armada por una sociedad más justa; sino que también se ensañaron con activistas políticos y defensores de derechos humanos a quienes buscaban vincular con grupos “subversivos”. Los años 70’s estuvieron marcados por una fuerte represión conocida como la guerra sucia que ha quedado en la memoria colectiva de un pueblo que hasta el día de hoy sigue luchando por una vida digna. Para 1981 su padre incluso busco lanzarse como candidato a la presidencia de la republica como sucesor de José López Portillo, aunque finalmente no quedó.
Vemos pues, que sus aspiraciones políticas vienen de familia y que independientemente del partido en el poder han buscado posicionarse en el gobierno, pues en esos años su familia tenia una clara militancia priista. Incluso su medio hermano Javier García Morales fue diputado y secretario general del PRI en Jalisco, quien también estuvo vinculado a los generales Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quiroz Hermosillo quienes además de su vinculación con el narcotráfico son quienes han cometido los mayores crímenes contra el pueblo como la matanza de Aguas Blancas, en Guerrero en 1995.
Y no es que se culpe a Harfuch por todos estos crímenes, pero tampoco es una persona aislada y analizando a toda su familia nos queda claro que él y su familia pertenecen a una clase social que no representa los intereses del pueblo y que; por el contrario, han desangrado al pueblo para defender a la clase históricamente dominante, la burguesía, pues ha sido ella a quien ha beneficiado con todos estos crímenes.
Con una familia acomodada en la política mexicana, siguiendo esos pasos y esa forma de hacer política burguesa, Harfuch se acomodó rápidamente en altos puestos y es a partir del 2008, en la administración del asesino Felipe Calderón Hinojosa, que Harfuch ingresó como jefe de departamento de la Coordinación de Inteligencia para la Prevención del Delito de la Policía Federal, bajo el mando del ahora preso Genaro García Luna, quien impuso con las fuerzas armadas, el terrorismo de Estado a través de todo el aparado policial y de paramilitares mejor conocido como narcotráfico.
En ese puesto Harfuch fue ascendiendo poco a poco hasta llegar a ser coordinador estatal de la Policía Federal del estado de Guerrero, de 2012 a 2014, momento en el que fue asignado a la División de Gendarmería para el despliegue y organización de la propia policía federal. Es aquí donde se da su participación en el caso de los 43 normalistas detenidos desaparecidos en Ayotzinapa, Guerrero, pues si bien él alega que ni siquiera se encontraba en el estado la noche del 26, si participó en las reuniones organizadas por Murillo Karam y Tomás Zeron de Lucio, entonces titular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y hoy prófugo de la justicia por este caso. En esas reuniones, según el subsecretario de gobernación Alejandro Encinas, se creó la llamada “verdad historia” que buscó evadir la responsabilidad del Estado en este crimen atroz.
Posterior a los hechos ocurridos en 2014, Harfuch asumió el cargo de titular de la División de Investigación de la Policía Federal para luego convertirse en titular de División de Investigación de la Policía Federal y titular de la AIC de la extinta Procuraduría General de la República (PGR), todo esto durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Con un pasado oscuro el actual aspirante y posible candidato a la jefatura de gobierno va construyendo un camino que no pareciera ir en sentido de la 4T, sino que va en contra de sus propios principios; pero con tal mantener la CDMX los supuestos representantes de Morena y sus instancias como la comisión nacional de honestidad y justicia se traicionan a sí mismos, peor aún traicionan al pueblo, hacen suyas las viejas formas de hacer política y gritan a todo pulmón unidad a toda costa. A costa de los intereses del pueblo, pues ahora queda más claro que los únicos intereses que representa Harfuch son los de la burguesía que busca mantener el capitalismo a sangre y fuego, no importa si es con neoliberalismo o con el llamado estado de bienestar.
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