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Héroes del pueblo hoy y siempre

Contra el olvido y la mentira

Siempre es más fácil hablar de los héroes muertos o de los que lucharon hace ya decenas de años; siempre es más fácil estudiar a los movimientos o grupos revolucionarios derrotados que a los que sin haber triunfado todavía existen; de igual manera siempre es más fácil hablar de quienes claudicaron a la lucha armada revolucionaria que hablar de quienes todavía ejercen ese derecho del pueblo.

El miedo o la prudencia al hablar sobre los héroes actuales es resultado de la criminalización del Estado hacia las personas que lo han hecho en años recientes. El gobierno lo hace por medio de plumas o voces oficiosas, o del rumor que se esparce sin saber exactamente quién fue la primera persona o el primer cuerpo contrainsurgente del Estado que lo esparció. Pero esa habladuría es repetida por otras personas, en ocasiones sin conciencia de su significado ni de que los beneficiarios del rumor son la clase burguesa, explotadora y opresora, y su Estado.

Y no es que seamos muy valientes e imprudentes, pero hay una necesidad urgente: luchar contra la desmemoria, la mentira y la banalización de la vida y obra de quienes son héroes actuales de nuestro pueblo, aunque éste muchas veces no lo sepa o de ellos escuche mentiras y descalificaciones.

Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya son dos revolucionarios actuales, héroes por sus actos a favor de la clase trabajadora y ambos militantes del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (pdpr-epr), organización política-militar de carácter clandestino que sigue existiendo y ha utilizado la lucha armada revolucionaria para luchar contra el capitalismo en su versión de Estado benefactor priísta y contra el neoliberalismo, que todavía no desparece.

Para evitar que el pueblo expresara sus simpatías por los revolucionarios y por sus propuestas, el Estado mexicano creó en 1996 el Ley federal contra la delincuencia organizada y la aplicó desde esos años para hacer legal la represión política (que ya realizaba de manera ilegal) contra quienes las autoridades consideraban identificados ideológicamente con los grupos armados que en ese año existían en el país al menos públicamente: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln) y el ya mencionado pdpr-epr.

En medio del auge del movimiento popular, de los enfrentamientos armados y de una amplia campaña contrainsurgente, hablar públicamente desde las organizaciones populares o como persona de la lucha armada expresando que los insurgentes o revolucionarios de los grupos que combatían a las fuerzas armadas, policiacas y paramilitares del Estado tenían el derecho de no ser ejecutados extrajudicialmente, torturados o detenidos-desaparecidos; o simplemente expresar simpatía por las demandas de esos grupos implicaba cierto grado de valor, pues todavía en esos años algunas personas que lucharon desde la legalidad por los derechos humanos del pueblo estaban en prisión por supuestamente tener vínculos con ellos. Tal es el caso del ya fallecido Dr. Felipe Martínez Soriano, reconocido defensor de derechos humanos, fundador del Frente Nacional Democrático Popular y del Comité Nacional Independiente Pro-defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos (conocido como cni) en 1977.

Regresando a hablar sobre Gabriel y Edmundo, de acuerdo a los testimonios públicos de su hermana y su hija, respectivamente, ambos nacieron en el estado de Oaxaca, el primero el 24 de marzo de 1952, el segundo, el 10 de noviembre de 1949.

Gabriel Alberto se incorporó al activismo muy joven, desde la preparatoria, en años donde la represión política era muy común. Eran finales de la década de 1960, en la ciudad de Oaxaca se sentía la represión también contra el movimiento estudiantil. En ese contexto fue detenido y encarcelado. Poco tiempo después de salir, según cuenta su hermana, se fue de la casa a los 18 años, perseguido por la entonces Dirección Federal de Seguridad. La vida de Gabriel Alberto Cruz Sánchez, desde ese momento hasta su detención-desaparición el 25 de mayo de 2007, estuvo marcada por su participación en la organización revolucionaria Unión del Pueblo, que posteriormente se convirtió en Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo, y después en el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo-Partido De Los Pobres, hasta finalmente conformarse como el actual pdpr-epr.

A diferencia de Gabriel Alberto, Edmundo Reyes Amaya no tuvo esa participación de activismo estudiantil. Sólo terminó la primaria y desde los 16 años trabajó como obrero y en otros empleos en la ciudad de Oaxaca. ¿Cuándo se incorporó a la lucha armada? No lo sabemos, pues ni sus familiares lo saben, pero sí saben que era trabajador, autodidacta, responsable como padre, que educó a sus hijos en los principios de “la solidaridad, el sentido de la responsabilidad, respeto y amor por el trabajo”.

Si nuestro lector desea saber más de estos revolucionarios que hoy el Estado mantiene como detenidos-desaparecidos desde el 25 de mayo de 2007 puede consultar la página web del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos “Hasta encontrarlos” (hastaencontrarlos.org).

Es curioso, en Palacio Nacional se habla de la justeza de la lucha de Lucio Cabañas Barrientos y de Genaro Vázquez Rojas, hay un reconocimiento a su lucha, aunque no a su método; sin embargo, se omite que el Partido De Los Pobres que fundó Lucio Cabañas no desapareció con su caída en combate, que se reorganizó y presentó nuevas batallas contra las fuerzas armadas y el cacicazgo en diferentes partes del país. Desde gobierno se reconocen a los héroes del pueblo caídos, de la misma manera en que el pri levantó estatuas para Villa y Zapata con el fin de quitarles su carácter revolucionario y combativo, pero no se reconocen a los héroes de los proyectos vivos que cuestionan al Estado mexicano y al presente gobierno.

Ocultamiento, esa es la palabra y esos son los actos, incluso del actual gobierno, de la verdad de las luchas del pueblo y de los héroes y heroínas que han caído bajo su política contrainsurgente de represión política. Por eso nos toca hablar de estos temas y sobre todo luchar porque ninguna persona sea víctima de la desaparición forzada, luchar por la memoria, por la verdad, por la justicia y por el desmonte de todas las estructuras legales e ilegales que permiten se comentan graves violaciones de derechos humanos en contra de los revolucionarios, como en el caso actual de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez: héroes del pueblo, hoy y siempre.

¡ Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!

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