La constitución de la URSS
Democracia y organización popular
“Autoritarismo”, “dictadura criminal”, “asesinos y déspotas”. Los pueblos que han optado por el socialismo han sufrido múltiples ataques ideológicos, económicos, políticos y militares desde la primer Revolución Socialista en Rusia allá en el año 1917.
La derecha y la izquierda no socialista tienden a decir que el socialismo es contrario a la democracia, que únicamente una “élite burocrática” vive de los esfuerzos del pueblo mientras éste vive en condiciones aún peores a las del capitalismo, sin derechos humanos ni mentalidad propia.
Esto lo hemos visto en la televisión, películas, redes sociales… bueno, hasta los panistas firmaron “la Carta de Madrid” para “detener el comunismo”.
Sin embargo, ¿esto es así?, ¿los socialistas y comunistas somos entes grises sin mentalidad propia y que sólo nos dejamos llevar por lo que dicta “el líder”? ¿El socialismo es contrario a la democracia? Para responder estas preguntas presentaremos un ejemplo histórico que podría representar el ejercicio de democracia popular más grande en la historia de la humanidad, pero que ha quedado escondido tras toneladas de mentiras, pero la verdad siempre sale a la luz.
Es otro año y otro lugar: 1935, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Tras 18 años de la Revolución de Octubre y once años de la Constitución de 1924 el pueblo soviético había probado su valía al derrotar a 14 fuerzas imperialistas, enfrentar a los viejos terratenientes para dar la tierra a quien la trabaja y las fábricas en manos de la clase obrera dirigidas por el Partido Bolchevique.
Tras una serie de análisis, el Partido decide colectivamente lanzar la propuesta al pueblo para crear una nueva Constitución, una que estuviera acorde a las circunstancias históricas por las cuales atravesaba la URSS.
El 6 de febrero de 1935 se ordenó la creación de la Comisión de la Constitución integrada por 31 miembros para introducir los siguientes cambios: “democratizar todavía más el sistema electoral, sustituyendo las elecciones no del todo iguales por elecciones iguales, las elecciones indirectas por directas, el sufragio público por el secreto” y “precisar la base social y económica de la urss en correlación con la actual correlación de las fuerzas de clase en la urss”.
La propuesta de la Comisión fue publicada en todos los rincones de la URSS para que fuera del conocimiento del pueblo en su conjunto y que éste debatiera, quitara o añadiera sus propuestas.
Se realizaron reuniones para discutir la Constitución y, en total, participaron directamente cerca de 33.6 millones de trabajadoras y trabajadores. El proyecto de la nueva carta magna se discutió en 49 mil plenos de los Soviets (estructura de decisión regida por el centralismo-democrático conformado por trabajadores) y comités ejecutivos locales, y 79 mil sesiones de secciones y grupos de diputados donde se realizaron decenas de miles de modificaciones al proyecto inicial de Constitución.
El 25 de noviembre de 1936 nacía la nueva Constitución de la Unión Soviética, un documento elaborado por las masas populares que reflejaba el nivel económico, político, social y cultural de una sociedad que había decidido dar todo el poder a los trabajadores del campo y la ciudad, como estaba escrito en el Artículo 3 de la misma.
Los derechos de los ciudadanos soviéticos estaban escritos en el Capítulo X de la Constitución y algunos de ellos eran: derecho al trabajo “garantizado y remunerado según su cantidad y calidad” (Art. 118); derecho al descanso y “jornada laboral de siete horas para los obreros y empleados y su reducción a seis horas para las profesiones cuyas condiciones de trabajo son difíciles, y a cuatro en las secciones en que dichas condiciones son especialmente difíciles; las vacaciones anuales pagadas para los obreros y empleados, y la existencia de una extensa red de sanatorios, casas de descanso y clubs, puestos a disposición de los trabajadores” (Art. 119); derecho a la “asistencia económica en la vejez, así como en caso de enfermedad y de pérdida de capacidad de trabajo… desarrollo de los seguros sociales de los obreros y empleados a cargo del Estado, la asistencia médica gratuita a los trabajadores y la existencia de una extensa red de balnearios puesto a disposición de los trabajadores” (Art. 120); enseñanza general y obligatoria de ocho grados, “la gratuidad de toda clase de enseñanza y el sistema de becas del Estado; la enseñanza en las escuelas de la lengua materna”; “la mujer tiene en la URSS iguales derechos que el hombre en todos los dominios de la vida económica, pública, cultural, social y política… protección de los derechos de la madre y del niño por el Estado; la ayuda del Estado a las madres de prole numerosa y a las madres solas; la concesión a la mujer de vacaciones pagadas en caso de embarazo, y una extensa red de casas de maternidad, casas-cuna y jardines de infancia” (Art. 122); “libertad de palabra, imprenta, reunión y mítines, de desfiles y manifestaciones en las calles” (Art. 125).
Estos sólo son algunos de los artículos que garantizaban los derechos del pueblo soviético y que fueron hechos a partir de las necesidades del mismo pueblo.
Sin embargo, aún a la fecha, esta Constitución es conocida como “la Constitución de Stalin” y se ha creado la falsa idea de que era una ley que quitaba todos los derechos a los soviéticos o, en el mejor de los casos, que no correspondía con la realidad.
Este es un ejemplo de cómo el pueblo puede y debe crear sus leyes, de cómo las masas, dirigidas por un Partido de vanguardia, pueden construir una sociedad mejor donde se garanticen realmente los derechos de las amplias mayorías.
Eso es para nosotros la democracia popular, basada en el centralismo-democrático, donde se sintetizan las aspiraciones de todo el pueblo y se moldean bajo el análisis amplio de la realidad para plasmarlo no sólo en un documento sino en la vida diaria.
Sin duda, esto únicamente será posible cuando los trabajadores del campo y la ciudad sean dueños de los medios de producción pues, de otro modo, las leyes y la realidad estarán dirigidas por la burguesía, por los asesinos del pueblo. Ese es el mañana por el que luchamos, donde nosotros determinemos la producción y la distribución, donde podamos crear las condiciones para una vida verdaderamente digna para el pueblo. Sin embargo, esto también es nuestro presente, uno que tratamos de construir de manera colectiva, haciendo válida la democracia popular en las decisiones que tomamos como organización mediante el ejercicio del centralismo-democrático donde la minoría se supedita a la mayoría; los órganos inferiores se supeditan a los superiores y las decisiones son colectivas y las responsabilidades individuales; todo bajo una disciplina consciente. Es el mañana al que te invitamos a participar y construir la democracia popular y el socialismo.
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