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Llegó la vacuna… y las ganancias

¿Beneficio para quién?

Al fin llegó la vacuna contra la Covid-19 y no una sino ya son varias las que han sido desarrolladas por las grandes farmacéuticas multinacionales. Para el caso mexicano serán las vacunas de Pfizer, Oxford-AstraZeneca y CanSino las que lleguen por millones y de aquí a marzo del 2022 según el plan del gobierno federal vacunen de manera universal a toda la población.

Esto es una buena noticia, sin embargo, más allá de sólo echar campanas al vuelo y pensar en que pronto podremos dar muchos besos y abrazos también es importante entender la propia lógica de la industria farmacéutica para saber quiénes terminan ganando de todo esto.

En principio, es necesario demostrar que las empresas privadas productoras de las vacunas han sido financiadas con dinero público de sus respectivos países, es decir, eso de que las empresas y los empresarios ganan y generan cosas gracias a su iniciativa y “mentalidad de tiburón” es poco menos que una mentira. En el caso de Pfizer, dos terceras partes del dinero de la vacuna vino del dinero público norteamericano; para Oxford-AstraZeneca se invirtió 70% del total de los impuestos de los ingleses y en el caso de CanSino está fuertemente ligada al ejército chino.

Si bien las vacunas tendrán precios relativamente bajos por unidad los laboratorios ya ganaron al realizar parte de su inversión para la creación de la vacuna con el dinero público de los países donde están sus sedes principales. Tan sólo hablemos del caso de Pfizer que el año pasado obtuvo ganancias por 16.273 millones de dólares ¿Con ese dinero no pudieron invertir en las nuevas vacunas? Cabe señalar que Pfizer obtendrá cerca de 19 mil millones de dólares por la venta de la vacuna lo cual supera toda la ganancia del año 2019.

Y dirán, pues es dinero de los gringos ¿a nosotros en qué nos afecta? Pues afecta porque la burguesía se adueña del dinero de los impuestos, gana con la explotación de los trabajadores y con la salud al vender la vacuna cuando bien podría ser gratuita ya que se pagó con dinero del pueblo para desarrollarla. Por eso jamás, jamás serán humanitarios los burgueses.

Sin embargo, este tipo de negocios no es exclusivo de la pandemia sino de todo un sistema económico imperialista que mantiene a países como el nuestro subordinado a los intereses del gran capital monopolista transnacional, en el que las farmacéuticas juegan un gran papel y es aquí donde nos afecta como pueblo directamente.

¿Por qué son los países del llamado primer mundo los que producen la vacuna? Pues porque en la división internacional del trabajo son estos los que pueden hacerlo. Países como el nuestro que no tienen soberanía en materia de salud o de industria y que están relegados a tareas de maquila, servicios y turismo son despojados de la capacidad de producir una propia vacuna o si lo hacemos es a un ritmo mucho más lento que el de los países imperialistas y seguramente terminaremos comprando insumos y material a estos para lograr desarrollarla.

En nuestro país el neoliberalismo nos dejó con una pesada carga en materia de vacunas pues de las 14 que conforman el esquema nacional de vacunación tan sólo dos son producidas en México. Lo anterior se debe a que la paraestatal Laboratorios Biológicos y Reactivos (Birmex) fue dejada en el total olvido y desolación durante décadas y, a pesar de que fuimos el foco de la pandemia de H1N1 en 2009 (en una escala muchísimo menor a la actual), no se buscó invertir en infraestructura para mejorar el sistema de salud ni el de prevención mediante vacunas. A los gobiernos de Calderón y Peña Nieto no les pareció buena idea invertir, mejor seguir comprando a las grandes multinacionales.

Esto deja muy claro que para atender una emergencia sanitaria es necesario desarrollar una industria propia y no sólo en el ámbito farmacéutico sino en general pues, por ejemplo, otra de las dificultades para algunas de las vacunas es su transporte y necesidad de refrigeradores especiales para su resguardo los cuales, evidentemente, no tenemos ni producimos en nuestro país y se necesitarán comprar.

Es decir, la vacuna llegó y qué bueno, ¿es la luz al final del túnel? Esperemos que sí, sin embargo, también es claro que para poder decir que realmente se atacó el problema de raíz es necesario que desarrollemos como nación una industria fuerte y que se recupere todo lo que se ha privatizado en los sexenios neoliberales, quitarles los contratos a los grandes burgueses y que esa maquinaria pase a ser de la nación pues sólo de ese modo podremos avanzar con soberanía hacia un desarrollo con vida y salud dignas.

Esto sin duda tampoco lo hará el actual gobierno y ni lo plantea, a lo más lo que hará es transparentar los procesos de compra y distribución de la vacuna lo cual es bueno, pero no suficiente ya que nos sigue dejando a la cola de los grandes productores de medicina y a merced de sus decisiones económicas.

Por eso el pueblo debe impulsar el desarrollo soberano de las industrias estratégicas y con soberanía no nos referimos a esa mentira de “empresarios mexicanos”, sino de industrias estatales que sirvan al pueblo y a sus necesidades. Es tiempo de luchar por verdadera soberanía, por arrancar todo lo que nos quitó el neoliberalismo y demostrar en los hechos que el único garante de esto será la democracia popular y el socialismo.

¡Salud, vacunas y seguridad social para todo el pueblo!

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