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Los machuchones del bienestar

Los empresarios van al paraiso

Separar el poder político del poder económico fue uno de los pilares en el discurso del actual presidente de la república y se planteó como uno de los objetivos de la autodenominada Cuarta Transformación.

Bajo esta premisa hemos escuchado de un lado, que vamos hacia el comunismo con un gobierno populista; y por el otro, que ya se terminó con la larga noche neoliberal y que la divisa del presidente es “primero los pobres”. Alguien miente en este abismo discursivo, o quizás las dos posturas mienten. Ya veremos.

Regresando a la separación entre el poder económico y el político, se sabe que históricamente hay una clase que ha dominado todo cuanto pasa, sí, los dueños de México: los capitalistas, los “machuchones”, los burgueses, los oligarcas, en fin, la famosa mafia del poder ampliamente repudiada por el pueblo avispado. Familias con grandes capitales en todas las ramas económicas, los que nunca pierden, los que ganan hasta en las crisis, a los que las pandemias les hacen lo que el “viento a Juárez”, los que siempre caen parados, pues.

Ahora bien, el asunto es si en este sexenio se ajustaron las cuentas con la mafia del poder, si se les quitó influencia y poder político, si se les castigó por la corrupción, delitos y crímenes cometidos en contra del pueblo, si se desarticularon sus redes de operación económica y política, etc.

Al mero principio del sexenio, y al calor del festejo por el triunfo electoral, surge la idea de la creación de un Consejo asesor empresarial que se reuniría con el presidente periódicamente, para “ayudar” en la toma de decisiones de la política económica gubernamental (inversiones, salarios, exportaciones, concesiones, finanzas, etc.). ¿Cómo no creer en las buenas intenciones de la mafia del poder? Más si tomamos en cuenta, como lo dijo López Obrador, que tal idea tuvo origen en una plática nada más y nada menos que con el mafioso Ricardo Salinas Pliego.

Y como prometer no empobrece, el presidente dijo que la creación de dicho Consejo iba a entrar a consulta con el pueblo bueno, consulta legal y vinculante, después de hacer una reforma al artículo 35 constitucional. Lo cual fue simple y llanamente una vil mentira para salir al paso y dar cabida a 8 empresarios, otrora integrantes de la mafia de poder: Ricardo Salinas Pliego, Bernardo Gómez, Olegario Vázquez Aldir, Carlos Hank González, Miguel Alemán Magnani, Daniel Chávez Morán, Miguel Rincón y Sergio Gutiérrez Muguerza. Todos ellos con amplio historial delictivo documentado ampliamente por el periodismo independiente y hasta en los libros de López Obrador (para que no se diga que son inventos de conservadores de izquierda o progres buena ondita).

Una primera conclusión es el carácter antidemocrático de dicho Consejo. ¿Quién los eligió?, ¿no se supone que el pueblo manda? Por lo visto eso no aplica para el poder de facto de los grandes capitalistas. Además, el carácter clasista de tal decisión es clara, pues si se tratara de “gobernar para todos” y con todos, ¿porqué no se procedió a crear un consejo de obreros, de campesinos, pueblos originarios, organizaciones contra la desaparición forzada, etc.?

Sin embargo, algún lector suspicaz nos dirá: “¿Y Carlos Slim? ¿Por qué no aparece el jefe de jefes de la burguesía “mexicana”?

Ciertamente, no se planteó a Carlos Slim como integrante formal de tal Consejo empresarial (prestanombres de Salinas, según decía AMLO hace tiempo), porque la relación con un peso pesado en las fortunas a nivel mundial, merece trato aparte, es como negociar con el dueño del circo directamente. Y lo hemos visto. Slim, a veces, ha participado en reuniones con otros empresarios para algunas cuestiones económicas más específicas; sin embargo sus reuniones exclusivas con el presidente tienen que ver con decisiones más estratégicas de política económica e inversiones de gran escala. El “respetabilísimo” señor Slim tiene prácticamente derecho de picaporte en Palacio Nacional, recurrentes visitas y desayunos a costa del erario, con final feliz. Ya quisieran los Padres de Ayotzinapa, entre otros movimientos populares recibir el mismo trato del presidente “de izquierda”.

También podemos observar que en la relación de poder con las diferentes facciones de la burguesía capitalista trasnacional, López Obrador, no incluyó en tal consejo de nuevos filántropos a ciertos personeros poderosos, tales como Germán Larrea, lo cual indica que no son sus aliados directamente y que el trato y negociación son diferentes a los empresarios consentidos y más “leales” a la llamada 4T. Lo cual tampoco quiere decir que se les haya afectado de manera importante en cuanto al volumen de sus ganancias, y ya ni hablar de justicia respecto a sus cuentas pendientes. Con Larrea se han tenido algunas disputas agrandadas mediáticamente que han acabado en negociaciones que quitan, pero lo reponen en otro negocio.

En el consejo de asesores no se encuentra la oligarquía en su conjunto pero sí personajes que tienen mucho peso económico y político, tales como Salinas Pliego (tercer hombre más rico de México) y Carlos Hank González (novena mayor fortuna y uno de los empresarios consentidos del gobierno actual), además de otros con menor peso económico como Bernardo Gómez y Olegario Vázquez Aldir, relacionados con cadenas de medios de comunicación con grandes audiencias. Otros, como Daniel Chávez Morán y Miguel Rincón, con los cuales incluso tiene relación personal y que han sido muy favorecidos, sobre todo el primero, en cuanto a concesiones relacionadas con el turismo principalmente en el sureste del país, e incluso fue “designado” como supervisor honorífico de las obras del Tren Maya.

Es decir, cada integrante del consejo empresarial de asesores cumple con determinadas funciones de poder político o económico, relaciones o intermediación entre negocios, etc. Por ejemplo, en el caso de Carlos Hank González, nieto del infame fundador del grupo Atlacomulco e hijo de Carlos Hank Rohn, aparte del enorme poder económico de grupo Banorte, es de algún modo heredero del grupo Atlacomulco, a cuyos personeros políticos como Peña Nieto y Alfredo del Mazo Maza se les ha asegurado la impunidad en este sexenio, junto a toda esa mafia regional que ahora se alinea con Morena.

En el caso de Bernardo Gómez, co-presidente ejecutivo de Televisa, la relación con AMLO ha llegado al grado incluso de ser aquél el anfitrión para una reunión entre AMLO y el yerno de Trump, Jared Kushner. Vaya confiancitas. Recordemos que Televisa sigue siendo la principal empresa de medios que recibe recursos del gobierno.

En fin, este no es un artículo en el que se detallen todos los negocios de los grandes millonarios. Simplemente hacemos notar que el Consejo de asesores empresariales sí le ha servido a los grupos oligárquicos del país para seguir incrementando las ganancias de sus múltiples negocios, hasta a aquellos con los que López Obrador se ha “peleado” mediáticamente (peleas que luego acaban en negociaciones donde se acaban resarciendo los rasguños a las grandes fortunas). Muchos de estos grandes empresarios han formado parte de la comitiva en las reuniones con Estados Unidos o como acompañantes en las inauguraciones de los megaproyectos que les han dejado jugosas ganancias.

De fondo no hay tal conflicto con los grandes millonarios de México, simplemente diferentes estrategias de poder y gobernabilidad de la mano firme con el mero mero petatero Carlos Slim, al cual se le perdonan hasta accidentes como la caída del tramo de la línea 12 del metro. Y aunque ha habido ciertos berrinches orgullosos por tener que pagar algunos impuestos atrasados de ciertos empresarios, lo cierto es que no se hizo una reforma en serio para gravar las ganancias de manera realmente proporcional. El pueblo de a pie seguimos pagando una cantidad exorbitante de impuestos a comparación de lo que las grandes empresas pagan.

Lo anterior no es puro rollo, en términos objetivos vemos que el top 5 de magnates mexicanos aumentaron su fortuna en 48 000 millones de dólares durante 2023. La riqueza de los cinco, suma casi 170 000 millones de dólares y equivale al 13% del PIB de México. Desglosando para cada uno queda de la siguiente manera: Carlos Slim, 105 000 mdd (millones de dólares); Germán Larrea, 35 900 mmd; Ricardo Salinas Pliego, 14 600 mdd; Juan Beckman Vidal, 7,290 mdd; Alejandro Bailleres Gual, 6860 mdd.

Finalmente, aquello de moderar la opulencia dentro del capitalismo acaba siendo mero discurso de la socialdemocracia en el poder, para que los grandes “machuchones” incrementen su riqueza, impunes y esperando su próxima administración.

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