Lucio Cabañas: 50 aniversario de su caída en combate
La historia la hacen los pueblos
En diciembre de 1985 la revista ¡POR ESTO!, dirigida por el recientemente fallecido Mario Menéndez Rodríguez, publicó una entrevista en cinco partes a la dirigencia de un reorganizado y clandestino Partido de los Pobres (PDLP).
Ningún partido político legal de izquierda que seguía la lucha electoral como estrategia fundamental para democratizar la vida política y social de México o incluso para “llegar” al socialismo aceptó que ese PDLP fuese la continuidad del fundado por Lucio Cabañas Barrientos en 1967, pues ese PDLP resurgió públicamente ajusticiando al delator de Lucio Cabañas, gracias al cual el ejército federal pudo cercar y asesinar a Lucio y sus tres compañeros más el 2 de diciembre de 1974:
Anacleto Ramos, y solicitando el regreso de parte del rescate de Rubén Figueroa que había llegado a las manos de Valentín Campa y Arnoldo Martínez Verdugo, ambos dirigentes del Partido Comunista Mexicano, ya en ese año extinto e incorporado al Partido Socialista Unificado de México (PSUM), el debate fue tan intenso que hasta el Partido Comunista de la Unión de República Socialista Soviéticas se pronunció.
En la actualidad muchos analistas, historiadores e incluso personas exmilitantes de grupos armados clandestinos de la década de los 90 y el 2000, niegan esta etapa histórica del PDLP, estos teóricos del movimiento armado en México, reducen los estudios sobre ese partido a la vida de Lucio Cabañas, para éstos el PDLP dejó de existir con la caída en combate de su único fundador.
En ocasiones sus estudios se enfocan a la actividad y pensamiento de Lucio Cabañas como si éste no hubiese estado rodeado de pueblo que militaba en el PDLP y, además, pretenden ser la continuidad de las concepciones de este héroe del pueblo o pretenden “profundizar” y reinterpretar su pensamiento, acomodándolo a sus propios planteamientos que en su gran mayoría rechazan la necesidad de la revolución socialista.
¿Cuál es el objetivo de esos estudios y de esos estudiosos? Lo único que es evidente después de leer sus libros es que no pretenden construir una salida revolucionaria al capitalismo, tal y como lo intentaron quienes lucharon al lado de Lucio, él mismo, y quienes continuaron esa lucha.
Pero ¿qué le contestaron esos militantes del PDLP de 1985 a Mario Menéndez cuando éste les preguntó sobre sus errores y aciertos?
He aquí la pregunta y parte de la respuesta:
“¿Qué evaluación se ha hecho del proceso armado impulsado de la guerrilla? ¿Cuáles fueron los errores fundamentales cometidos por el Partido de los Pobres? ¿Y los aciertos?”
“Nuestra estrategia de lucha armada fue acogida por el pueblo guerrerense y apoyada en forma de simpatía por el pueblo de México; fogueamos a nuestras fuerzas revolucionarias al calor del combate; demostramos ante el pueblo trabajador que se puede luchar y golpear con firmeza al Estado burgués mexicano; comprobamos la capacidad y disposición combativa de las masas explotadas; demostramos la viabilidad de la guerra de guerrillas en suelo mexicano…dimos a las masas alternativas de solución a sus problemas políticos, económicos y sociales…por otra parte, no podemos negar las deficiencias y limitaciones que arrastrábamos.
Cuando subimos a la sierra, no teníamos la capacidad política suficiente; ni habíamos elevado el nivel de maduración de las condiciones subjetivas, fortaleciendo el nivel de combatividad del pueblo para que éste pudiera enfrentar en mejores condiciones al enemigo; no ubicamos la tarea prioritaria de formar y consolidar al revolucionario íntegro, lo que generó que antiguos compañeros hoy sean guardaespaldas de esbirros de la burguesía; centramos nuestra acción revolucionaria en un solo Estado, y permitimos de esa manera que el ejército concentrara sus fuerzas y nos derrotara militarmente.
Los errores fundamentales…-La falta de un lineamiento político acabado. –La falta de una estructura orgánica. Esta no se concibió en base a la teoría leninista de organización…No se logró consolidar un grupo capaz que llevara la dirección del Partido. (…)- Otro error no menos importante fue el no haber implementado la retirada estratégica para preservar la estructura partidista y abocarse a dar solución a las necesidades. (…) dar dinero a otras gentes para que se desarrollaran no existiendo garantías ni el compromiso de ser revolucionarios para toda la vida.”
Lo que en 1985 los militantes que se presentaron como integrantes del Comité Central del PDLP consideraban un error fundamental: la falta de una estructura orgánica concebida con base en la teoría leninista, para la mayoría de los pensadores que se erigen continuadores o conocedores del pensamiento de Lucio se convirtió en una virtud. ¿Cómo un error se vuelve una virtud? Sólo hay dos posibles repuestas: o cambian radicalmente las condiciones objetivas que hacían necesario el método leninista de organización o quienes sostenían esos principios renunciaron a ellos, porque renunciaron a la posibilidad de la trasformación revolucionaria de la sociedad.
Las conclusiones del análisis de la lucha revolucionaria del pueblo no puede ser la misma desde la perspectiva de quienes la impulsan y desde la perspectiva de quienes nunca la han intentado o han renunciado a ella.
Lo real es que la adopción de los principios leninistas de organización le permitió a los sobrevivientes del PDLP que decidieron continuar la lucha armada revolucionaria después de la caída en combate de Lucio, reorganizarse y volver a ser una alternativa de lucha para amplios sectores sociales en las décadas del 80 y 90 del siglo pasado, todavía como Partido de los Pobres.
Es muy importante en este 50 aniversario de la caída en combate de Lucio Cabañas Barrientos entender que los proyectos colectivos, aunque están formados por mujeres y hombres, no pueden reducirse, para comprenderlos en su totalidad, a las capacidades o defectos de una sola persona: de un dirigente o de un traidor.
Precisamente, el logro histórico del pueblo mexicano y de sus expresiones de avanzada que luchaban contra la dictadura del capital encarnada en el PRI, es que muchos de los dirigentes o fundadores de diferentes proyectos fueron asesinados o detenidos desaparecidos, pero esos proyectos no desaparecieron con ellos, lograron encontrar la forma de continuar, de fortalecerse, de crecer y de salir a la luz pública en enero de 1994 y en junio de 1996, bajo los nombres de Ejército Zapatista de Liberación Nacional y de Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario.
Sin negar la importancia histórica de Lucio Cabañas Barrientos, las revoluciones las hacen las masas y no los personajes ilustres.
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