Paro nacional: justas demandas al gobierno colombiano
Por Diana Caro
Integrante del Colectivo por la Paz
en Colombia desde México (Colpaz)
El paro nacional en Colombia fue convocado, en inicio, para rechazar la reforma tributaria presentada por el gobierno de Iván Duque. Entre los puntos de mayor repudio colectivo estaban la fijación de impuestos a los alimentos de la canasta familiar, la disminución de la base del impuesto a la renta, y la aplicación de impuestos a las pensiones. Hoy, 24 de mayo, día en el que nos sentamos a finalizar la escritura de este texto, el país alcanza casi treinta días en los cuales una gran parte de la población continúa las jornadas de protesta iniciadas el 28 de abril, expresión del acumulado descontento social producido por las cada vez más precarias condiciones de vida en Colombia.
La represión estatal no se ha hecho esperar, siendo indiscutible la respuesta cruel del gobierno. Al 17 de mayo, según Temblores ong, fueron registrados “2387 casos de violencia policial, 384 víctimas de violencia física por parte de la policía, 43 víctimas de violencia homicida, 1139 detenciones arbitrarias, 33 víctimas de agresión en los ojos, 146 casos de disparos con armas de fuego, y 18 víctimas de violencia sexual”. Todos los casos cometidos por la fuerza pública. En Instagram y Facebook, usuarios independientes han transmitido en vivo las múltiples imágenes de lo acontecido, información que ha dejado en evidencia las mínimas garantías que tienen colombianos y colombianas para manifestar públicamente su descontento con el gobierno actual.
También, se han denunciado cortes de luz y por ende de internet en ciudades capitales como Cali, Bogotá y Medellín, lo que ha tenido como consecuencia la imposibilidad de comunicar y denunciar el despliegue militar y policial ordenado por la presidencia. Militarización agravada por los civiles armados que disparan contra los manifestantes a plena luz del día y en comprobada connivencia con la policía, formas de represión instaladas desde la conformación y consolidación del paramilitarismo. Lo anterior es apenas una parte de las amplias formas de represión padecidas en el territorio.
Todo esto ha hecho que los días sean largos, de terror, tristeza y angustia, de masacres registradas y vistas en las pantallas de celulares y computadores, de imágenes, relatos y voces que nos han desbordado de impotencia. Si bien muchos de nosotros y nosotras no estamos en Colombia, permanecen allí amigos, amigas y familia, personas que amamos y con las cuales seguimos soñando desde adentro y desde afuera un proyecto político radicalmente distinto al impuesto por las élites colombianas.
A la par, han erigido múltiples manifestaciones de resistencia desde el sur y el norte del país, así como en el exterior; manifestaciones con presencia de música, colores de la bandera de Colombia y de la Minga Indígena, sonidos de las cacerolas y cantos entonados desde balcones y ventanas de hospitales, centros médicos, y sectores populares. ¿Cómo fortalecer la organización de esta rabia y este descontento? Es la pregunta que nos inquieta, pues vemos con alegría que se suman a la protesta una mayoría de personas que antes no lo habían hecho.
En México, de manera particular, hemos procurado apoyar las jornadas nacionales convocadas por el Comité Nacional del Paro en Colombia, a través de la participación en movilizaciones de colectivos de colombianos y colombianas en Ciudad de México, Oaxaca, Cuernavaca, Morelia, Puebla, Cholula, Villahermosa, Aguascalientes y Guadalajara, y el 28 de abril realizamos un plantón en frente del Consulado de Colombia en Ciudad de México, en el que desarrollamos acciones de visibilización de las reivindicaciones planteadas por el Comité Nacional de Paro.
Por último, y en vista del contexto, resaltamos la importancia de los medios de comunicación alternativos en Colombia y en el exterior, pues es desde estos donde se viene documentando la protesta social sin estigmas hacia quienes participan de ella. También hemos enviado cartas solicitando al gobierno de México que se manifieste en apoyo a las demandas de la mayoría de la población colombiana que sigue en las jornadas de protesta y hemos recibido numerosas muestras de solidaridad por parte de colectivos y personas de nacionalidad mexicana y de colectivos de migrantes; manifestaciones de afecto que son vitales para sostener la denuncia desde el exterior y así contener la actuación de la fuerza pública colombiana. Tarea urgente en esta justa demanda al gobierno colombiano por parte de las mayorías: salud, educación pública, gratuita y de calidad, alimento, trabajo, posibilidades para la oposición, paridad, entro otros mínimos para vivir dignamente. !
Sobre la pertenencia colectiva del texto:
El Colectivo por la Paz en Colombia desde México (Colpaz) es un espacio de personas refugiadas, migrantes y retornadas que desde el exterior emprenden acciones para denunciar la violencia histórica ejercida por el estado colombiano y exigen la implementación del acuerdo de paz firmado entre la guerrilla de las farc-ep y el gobierno en el año 2016.
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