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Puebla 2024: a una década con sed y de lucha

Agua de camote para el pueblo

En 2013 el entonces gobernador de Puebla, el panista Rafael Moreno Valle presentó ante el congreso del Estado una reforma a la Ley de Aguas de la entidad, cuyo contenido se basa en que la administración de los sistemas de agua, saneamiento y alcantarillado de los municipios de Puebla pudieran ser concesionados a empresas privadas. Esta iniciativa aprobada manera casi unánime por los legisladores del PAN, PRI, PRD, el partido Verde y Movimiento Ciudadano prometía según en palabra de sus promotores el mejoramiento del servicio de alcantarillado y agua potable para los habitantes la capital poblana y su zona metropolitana.

A partir de mayo de 2014 la privatización del agua entró en acción con la desaparición de SOAPAP, organismo público que hasta entonces administraba estos servicios, quedando en su lugar la empresa Concesiones Integrales S.A. de C.V. cuyo nombre comercial es Agua de Puebla para Todos; sin embargo, aquí la duda es ¿para quienes todos? ¿Se refieren a todos los empresarios o a todos los políticos? Ninguna de las buenas promesas ni la supuesta “buena voluntad” que trajo la privatización del agua se ha visto en la realidad; sino todo lo contrario, ya que a partir del año mencionado, dicha empresa ha manejado los costos de suministro y contratación del servicio de agua potable a su antojo, aumentando exponencialmente hasta 5 veces más sin debida razón, sin dejar de lado que durante estos ya 10 años miles de familias han reportado recibir agua de calidad deficiente y en menor cantidad, aun así vayan al corriente con sus pagos.

No es gratuito que el servicio de Agua de Puebla sea deficiente, ya que la privatización representó un gran negocio para familias de políticos y empresarios como los Hank Rhon, ya que ellos son socios mayoritarios de esta empresa, la cual incluso recibió grandes recursos como una caja de ahorro de 100 millones de pesos y 59 millones más en materiales almacenados, todo eso, proveniente del erario público.

Otro de los problemas que se agudizó con la privatización del agua potable es el suministro insuficiente y, en algunos casos faltante, en distintas colonias de la ciudad de Puebla, teniendo reducciones considerables que van desde tener agua solo por 3 hrs cada semana o hasta entre periodos de 40 días; sin dejar de lado, el colapso del sistema de drenaje y alcantarillado igual en distintos puntos de la ciudad, donde las consecuencias han sido inundaciones de aguas negras en la vía pública.

A pesar de que han transcurrido 10 años de la privatización del agua, y del cambio de gobiernos y partidos políticos en los gobiernos municipales y estatal, no ha habido solución real a los problemas antes mencionados. Ni mucho menos, la voluntad política, humana y moral para volver a estatalizar el servicio de agua potable; incluso, con el ascenso del gobierno emanado de la autodenominada 4T encabezados en su momento por Luis Miguel Barbosa y Sergio S. Céspedes en la gubernatura y de Claudia Rivera Vivanco en la capital poblana, tampoco han echado para atrás esta medida neoliberal que diariamente nos afecta a miles de familias.

Lo que sí hay son razones para echar abajo la privatización del agua, puesto que activistas y abogados señalan que desde un inicio esta medida respaldada por la reforma a la Ley de Aguas del Estado es ilegal al ir en contra de la Constitución Política, en concreto, al uso de recursos naturales vitales para la vida y la salud pública; otro aspecto fundamental para exigir la desprivatización del agua es que atenta contra el derecho humano al agua, ya que al haber cortes inesperados e injustificados, se vulnera la salud y el acceso al agua; tan es así, que el caso de la privatización del agua ha llegado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual, en febrero de 2023 dio una resolución para analizar la posible derogación de la actual Ley de Aguas y devolver el agua a los poblanos.

Sin embargo, los meses pasan, una nueva época electoral ha llegado y no hay soluciones reales para la gente en cuanto al tema, al punto de que se ha dado a conocer que Agua de Puebla para Todos también se hará cargo de las aguas residuales del rastro municipal, dando paso a que lo haga de manera ineficiente poniendo en riesgo la salud y el medio ambiente, cosa que a políticos y empresarios no les importa en lo absoluto, pues a unos sólo les importa mantener sus cargos y ganar las elecciones y a los otros sólo les importa obtener mayores ganancias económicas a costillas ya sea del erario público o bajo favores políticos para hacerse de empresas públicas saboteadas desde tiempo atrás.

La iniciativa privada sigue manejando el agua a su antojo y con total impunidad, al grado de considerar la venta del 75% de las acciones de la concesión del agua a otras empresas, medida que aparentemente no afecta al servicio, pero es evidencia clara de que no se ha pensado en solucionar los problemas de desabasto y calidad en el servicio; sino simplemente hacer negocios jugosos con recursos vitales para la vida.

Muchas veces se trata de engañar a la clase trabajadora de que si nos toca poco es porque simplemente no hay. En la mayoría de los casos no es así, sino que simplemente nos tocan migajas porque las prioridades del capitalismo son otras muy ajenas a las necesidades y la dignidad humana, prueba de ello son los periodos de carencia de agua que ha habido en estados del norte del país, limitando el acceso de agua a millones de familias; no obstante, las grandes empresas cerveceras, refresqueras, embotelladoras, automotrices, entre otras, no tienen limitada el agua, todo lo contrario, aun y cuando desperdician y contaminan muchísimos litros más que las familias que diariamente hacen uso de ella.

Según investigadores del World Resources Institute dedicados a estudiar problemas medioambientales, para 2040 habrá sequías considerables en casi todo el territorio mexicano, a raíz de la sobre explotación de mantos acuíferos que casi en un 70% son para satisfacer a la industria; pero mientras esa fecha no llegue, el capitalismo seguirá arrasando y lucrando con nuestros recursos naturales como en Nuevo León, Puebla y distintas partes de México.

No hay que esperar a llegar al punto de que un puñado de empresarios maneje a su antojo recursos necesarios para la vida humana como el agua; no esperemos a llegar al punto de tener más carencia porque a empresas como Agua de Puebla le sea más rentable vender a las grandes compañías antes que a las familias poblanas; el agua es vital para la vida y la salud, además de ser un derecho humano, no debe ser un lucro económico que sólo beneficie a unos cuantos burgueses a costa del bienestar y la dignidad de la clase trabajadora, por lo que hay que informarnos para dar seguimiento al tema, abrogar la actual Ley de Aguas del Estado de Puebla por su carácter inhumano, inconstitucional y neoliberal; el agua es vida y no un simple negocio ni moneda de cambio.

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