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Venezuela, elecciones en un país soberano

Si el imperialismo pierde, hay fraude

Se puede hablar mucho sobre Venezuela, de su historia, de sus vastos yacimientos petroleros, del oro, del agua dulce, del coltán, del gas, de otros minerales, de la soberanía alimentaria que llegó al 85%, del proceso comunero, de su ubicación geográfica justo a la mitad del continente latinoamericano. De la oposición política aliada del intervencionismo occidentalizado de Estados Unidos; que le ha costado a Venezuela y su gobierno Chavista la imposición de 947 sanciones coercitivas unilaterales conocidas como “el bloqueo” y le ha llevado a ser referente para América Latina y el mundo.

De su reciente solicitud de integración a los BRICS (grupo de países que buscan ampliar su cooperación económica, política y social con una influencia no occidentalizada), del interés internacional y principalmente estadounidense que genera este país; pero hoy abordaremos el reciente tema electoral y el nacimiento de la Internacional antifascista.

Simón Bolívar dijo: “El título que más venero es el de ciudadano” y la sociedad venezolana tiene clara la responsabilidad de tan importante título, por lo que cumplen con los deberes y derechos que esto dicta. Así acudieron el pasado 28 de julio del 2024 a ejercer democráticamente su voto, para elegir de entre 10 candidatos propuestos por los 36 partidos políticos a quien los representaría por los próximos seis años.

Pese a los sabotajes a la página oficial del Consejo Nacional Electoral venezolano (CNE) y las narrativas de una elección caótica y violenta que múltiples medios internacionales, principalmente digitales, intentaron imponer como verdad, al finalizar la jornada fue emitido el dictamen que dio como ganador al candidato del “Gran Polo Patriótico Simón Bolívar” Nicolás Maduro Moros.

Desde mi participación como observadora internacional de estas elecciones, resulta importante señalar la experiencia electoral y el alto nivel de politización del pueblo venezolano, que con firmeza participa, decide y defiende su proceso y su voto.

Son muchas las dudas sembradas a la población mundial en torno a este proceso debido al injerencismo mediático internacional que comenzó prácticamente un año antes bajo la acusación de “fraude” en unas elecciones aún no realizadas, llevando así a la firma del “Acuerdo de Barbados” y la posterior firma del “Pacto Electoral” que firmaron sólo ocho de los candidatos; siendo Enrique Márquez y Edmundo González Urrutia quienes se negaron a adherirse, ambos integrantes de la llamada “Plataforma Unitaria Democrática”.

Edmundo González, posterior al proceso electoral, realizó una rueda de prensa donde se autoproclamó ganador, respaldado por la Organización de los Estados Americanos (OEA), Estados Unidos y algunos otros países que desconocedores del proceso electoral venezolano avalaron la presentación de actas publicadas en una página no oficial, ni legalmente autorizada, desconociendo los dictámenes del poder electoral (CNE), único ente autorizado por la ley y la Constitución Bolivariana a publicar resultados, atentando así contra la soberanía de Venezuela.

Siguiendo una ruta catastrófica, el equipo de ese candidato llamó, a través de redes sociales, a “sus comanditos” para promover el uso de la violencia; llamaron al ejército a dar golpe de Estado y desestabilizar al país, mientras solicitaban intervención internacional o invasión, promoviendo así una contrarrevolución, señalable de poseer tintes fascistas.

Ante esto, el candidato Nicolás Maduro interpuso un recurso ante la sala del Tribunal Supremo de Justicia para que se realizara un peritaje electoral. El fallo de esto fue claro: ratificó el triunfo de Nicolás Maduro y se trasladó el caso de Edmundo González a la Fiscalía General de la República para la investigación penal que lleva a cabo en torno al proceso electoral por la presunta comisión de los delitos de usurpación de funciones, forjamiento de documento público, instigación de desobedecer las leyes, delitos informáticos, asociación para delinquir y conspiración.

Esta demostración de “guerra cognitiva” da lugar a una nueva dimensión en el campo de batalla y enfrenta a Venezuela a una amenaza no convencional, a una amenaza asimétrica, donde un país bloqueado se enfrenta a la única gran potencia mundial capaz de imponer bloqueos, que como toda amenaza necesariamente es hibrida: parte de lo político, lo económico, territorial (la lucha por la región del Esequibo), los grupos armados, hasta llegar a lo tecnológico y digital.

El intervencionismo norteamericano ocasionó que el gobierno de Venezuela convocara los días 10 y 11 de septiembre a 1200 delegados de 95 países al primer congreso mundial contra el fascismo, el neofascismo y otras expresiones similares, evento que dio pie al nacimiento de la Internacional Antifascista mundial.

La primera actividad realizada como Internacional antifascista se realizó el 28 de septiembre y fue la formación y presentación de los diferentes capítulos en el mundo. La siguiente actividad se realizó el 12 de octubre con actividades simultáneas por los diferentes capítulos en solidaridad con el pueblo palestino y libanés a favor de la paz en Palestina y el Líbano y en contra del terrorismo, el fascismo, el sionismo y el genocidio de Israel.

Las actividades de esta importante articulación durante el mes de noviembre se realizaron en tres diferentes bloques el primero: el encuentro de parlamentarios Antifascistas, el segundo congreso mundial de la juventud y estudiantes Antifascistas y para cerrar el mes la internacional Antifascista donde se juramentó el equipo promotor de la internacional Antifascista “por un nuevo mundo” y se redactó una agenda de actividades para el próximo 2025.

T. Quetzalli Sarabia Amador

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