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14 de junio de 1928, natalicio del Che

Construcción del “hombre nuevo”

En este número de fragua conmemoramos un año más del natalicio de Ernesto, el “Che” Guevara, uno de los más grandes líderes revolucionarios del mundo.

Como joven estudiante de medicina se dedicó a viajar por América Latina: Chile, Perú, Bolivia, Guatemala, viaje que lo convenció cada día más de la lucha urgente por el socialismo. Tras el triunfo de la Revolución cubana, el Che, siempre de ímpetu internacionalista, parte hacia un nuevo rumbo: África y posteriormente a Bolivia donde es asesinado.

En un viaje de tres meses que inició en Nueva York, invitado a una conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (onu), escribe una carta titulada “El socialismo y el hombre en Cuba”, dirigida a Carlos Quijano, director del semanario La Mancha, Uruguay, en donde se publica.

La mejor manera de celebrar su natalicio es regresar a las ideas revolucionarias del Che, sus palabras actualmente no dejan de ser ajenas a todos nosotros, al contrario, el futuro, la vanguardia, lo nuevo está en ellas mismas.

En esta tribuna del pueblo que es fragua, hemos dejado claro que la clase trabajadora es el principal motor de las sociedades, y que todavía así, esta clase social es la más marginada y maltratada dentro del sistema actual en el que vivimos: el capitalismo, donde poco importa su humanidad, pues sólo es vista como fuerza de trabajo. Esto no sucede en México únicamente, ha pasado desde hace siglos y décadas en todos los países del mundo. Sin embargo, a lo largo de la historia, las revoluciones socialistas han dejado claro que sólo el socialismo es el punto de escape ante el maltrato del proletariado y todas las clases oprimidas por la burguesía. Entonces, ¿qué actitud hay que tomar?

La tarea no es fácil. En la carta antes mencionada, el Che reflexiona desde el triunfo de la revolución cubana. Habla de la creación de “un hombre nuevo”, de un hombre y una mujer que transformarán conjuntamente a la masa popular. No es lo mismo mantener una actitud dentro del capitalismo que en el socialismo, o dentro de la lucha actual por el mismo en un país capitalista. La primera la conocemos; ¿la segunda?, ¿cómo es el ser humano dentro del socialismo? ¿Qué actitud debe mantener? En palabras concretas del Che, “en la actitud de nuestros combatientes se vislumbra al hombre del futuro”. Este ser humano nuevo del que el Che nos habla, ¿de qué está hecho?

Mucho se habla sobre el socialismo, cuántas veces se ha escuchado que en este sistema el individuo deja de pertenecerse a sí mismo, para pertenecer a una sociedad donde “todos son iguales”, que es para personas “flojas” que buscan vivir a expensas del gobierno, cuando el proletariado es la clase social que más trabaja. Ante esto, el Che ratifica que es verdad: como individuos conformamos una masa social, el pueblo, y que en tanto el individuo se transforme, la sociedad a la que pertenece también cambiará. En este proceso revolucionario, el nuevo ser humano está sometido a una de las más arduas tareas, que es la de autoevaluarse a sí mismo, de ser capaz de individualizar su esfuerzo para sumar y sólo sumar a la causa colectiva. Así, la “divina dialéctica”, como la llama el Che, entre el individuo y las masas, se torna distinta al individualismo dentro del capitalismo, donde la ideología burguesa penetra tanto en los individuos y de manera tan sutil que no es posible vislumbrarla.

Nos equivocamos al pensar que el capitalismo no educa, pues enseña todo aquello a su conveniencia e interés. Lo único que se logra ver, reflexiona el Che, son aquellas historias de éxito que esconden su verdadero rostro, que no enseñan el costo real de aquel “éxito”: la explotación de los pueblos, logrados pisoteando al prójimo.

Como nuevos seres humanos socialistas es indispensable actuar y pensar de manera distinta al resto. Serlo es dotarnos de nuevas cualidades, erradicar defectos del pasado con la educación colectiva y la autoeducación, nos dice el Che. “En el socialismo, la educación es directa y verdadera. Cultura, técnica e ideológica. Las masas la hacen suya”. Y aquí se rompe la idea de que el socialismo mantiene a flojos y “chairos”.

Hasta aquí se logra notar una diferencia abismal: el concepto del trabajo cambia
en un sistema y en otro. El trabajo ajeno en el capitalismo es utilizado por los burgueses para aumentar sus ganancias y sus capitales, en tanto que en el socialismo, al eliminar la explotación, el trabajo y el producto del trabajo se tornan en motivos de  orgullo, pues contribuyen a la colectividad, el ser humano nuevo se distingue por saber trabajar en lo que le corresponde, pero todavía más por realizar trabajo voluntario, aquel trabajo que transforma el mundo de las ideas en lo concreto. Este trabajo voluntario que demuestra que el compromiso del individuo no es un acto de magia, es un proceso, un aprendizaje, y finalmente uno de los conductos por el que el nuevo ser humano se librará de la enajenación capitalista, cuando la mercancía o “la célula económica” deje de existir en la consciencia del mismo y deje de vender su fuerza de trabajo. Este nuevo rasgo es el que alentará a los demás compañeros y compañeras a seguir el ejemplo de construir una nueva sociedad, de hacer la revolución. ¿Actualmente este nuevo hombre puede construirse? Entendemos que el trabajo voluntario no es para las transnacionales, ni tiene que ver con aquel discurso de “ponerse la camiseta” por la empresa. El trabajo voluntario es trabajar organizativamente para iniciar nuevos caminos hacia el socialismo. Como compañeros y compañeras de la olep, nuestro compromiso es voluntario, hacemos el trabajo de crear un periódico de acuerdo a las necesidades del pueblo, salimos a brigadas informativas porque tenemos la convicción de que quienes nos escuchan son capaces de entender lo que decimos, porque nadie más que ellos viven día a día la desigualdad e injusticia en el país. Nuestro trabajo desde escribir un artículo, de salir a las calles, de asistir a un mitin, es una muestra de las convicciones por una vida mejor. Así, al retomar las palabras del Che Guevara, reflexionamos sobre nuestra actitud, sobre nuestra labor que sin duda cualquiera pueda realizar. Anhelamos contagiar, convencer, impulsar la construcción del ser humanos socialista, porque somos de la misma clase social de quienes nos leen, y por lo tanto, aquello que nace del individuo, nacerá en la futura colectividad.

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