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Contra la burguesía ladrona y explotadora

Tres mil mexicanos salieron nombrados en la más grande filtración de empresas offshore (empresas e inversiones fantasma ubicadas en países que son paraísos fiscales), entre ellos los más ricos entre los ricos de nuestro país como Germán Larrea, dueño de Grupo México; María Asunción Aramburuzabala, inversionista y antigua heredera de Grupo Modelo; Alberto Baillères, dueño de Grupo Bal, la familia Salinas donde aparecen los tíos y padre de Ricardo Salinas Pliego y el mejor aliado de López Obrador, Carlos Slim Helú.

Esta filtración abarca al menos tres décadas de evasión fiscal y enriquecimiento ilícito por parte de estos burgueses quienes, sin empacho, siguen metiendo amparos para no pagar impuestos y, claro está, explotando a sus trabajadores para obtener ganancias con la plusvalía obtenida de ellos.

Otro de los escándalos fiscales que aparecieron en las últimas semanas fue el de los llamados “31 científicos” quienes, en realidad, poco o nada tienen de investigadores y mucho tienen de burócratas corruptos y explotadores.

Este grupo está apadrinado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología pero también por instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México, el Centro de Investigación y Docencia Económica o la Academia Mexicana de Ciencias, quienes salieron a proteger a sus allegados como si fueran los “premios nobel” que México esperaba cuando, en realidad, la mayoría no tiene más de una o dos publicaciones medianamente importantes y en campos muy específicos siendo la mayoría puros chapulines que se han enquistado en las instituciones públicas y privadas viviendo del dinero público.

Estos casos sólo demuestran una realidad y es que las grandes fortunas no se amasan gracias al “trabajo duro” y por “empresarios honrados” sino por el robo, la explotación y la corrupción.

Sin embargo, tampoco podemos caer en la trampa que nos tienden cuando se dice de que en México no aplica el concepto de lucha de clases o de explotación, que no es más que el proceso por medio del cual el trabajador crea plusvalía (dinero no pagado al trabajador), y es despojado de la mayoría por el patrón; sino que el gran mal, nos dicen una y otra vez, y el origen de las riquezas mal habidas es la corrupción.

Decir esto no sólo es faltar a la verdad, sino que es un error gigantesco en cuanto a la lucha contra el neoliberalismo y una limitación en la lucha por la defensa de los derechos del pueblo: nos explicamos.

Estos integrantes de la burguesía incluso antes de evadir impuestos ya ganaron con la explotación de los trabajadores; sus empresas generan millonarias ganancias gracias al dinero no pagado a los trabajadores, a las largas jornadas que viven en las minas de Grupo México o Grupo Bal o en las armadoras de autos en las que invierte la señora Aramburuzabala.

Al mismo tiempo que explotadores, estos burgueses son violadores de derechos laborales. Verdaderos autores intelectuales del despojo y la represión, al igual que sus más agradecidos beneficiarios. No podemos olvidar el caso de la mina de Pasta de Conchos, en Coahuila, donde 65 obreros quedaron atrapados tras la caída de la mina 8, o la criminalización iniciada por Grupo Bal en contra de campesinos que se oponían a las minas Peñoles y Penmont. Los burgueses no respetan ni siquiera su propia legalidadad, su propio Estado de derecho.

Insistimos, la burguesía que se ha enriquecido desde antes de los años del neoliberalismo y que aún sigue ganando en el sexenio actual no sólo es corrupta, sino principalmente es explotadora y es también la que fomenta, exige y se beneficia de la represión y el terror de Estado contra el pueblo que resiste a sus intereses económicos.

La verdadera Justicia no llegará solo obligándolos a pagar sus impuestos ni eso nos hará entrar al “primer mundo”, la verdadera Justicia sólo llegará cuando reciban un castigo proporcional a la gravedad de todos sus crímenes.

Es necesario que esta burguesía como clase y sus integrantes más perversos devuelvan al pueblo todo lo que se han robado gracias al neoliberalismo y también gracias a la explotación y el despojo, pues su riqueza está fundada en el sudor y lágrimas del pueblo trabajador, ese que sobrevive con salarios de hambre en las minas o vive largas jornadas en los Elektra sin siquiera permitirles irse a vacunar contra la Covid-19, mientras que Ricardo Salinas Pliego dice que gana dinero mientras duerme.

Debemos exigir que estas personas sean juzgadas, castigadas y encarceladas. Que sus bienes sean devueltos a las manos del pueblo mexicano pues sólo de esa manera tendremos un verdadero desarrollo económico, político y social.

Sabemos dirán esto es un sueño, que no es el momento, que el gobierno “realmente existente” debe establecer una política de “alianzas estratégicas” para que no se pierda lo poco que se ha ganado.

También sabemos que estas palabras vienen del pragmatismo, el oportunismo y, también, del miedo. Del miedo al pueblo movilizado y organizado, del miedo a enfrentar el verdadero origen del neoliberalismo: el capitalismo. Del miedo a la burguesía que aún tiene el poder económico en nuestro país.

Por eso, el pueblo y sus organizaciones debemos luchar de manera consciente y contundente en contra de esos empresarios explotadores, rateros y represores. Debemos aprovechar las contradicciones que existen entre el gobierno y quienes se han adueñado del país en los últimos 30 años para avanzar rumbo a la superación del sistema económico capitalista y, al mismo tiempo, obtener Justicia y mejorar las condiciones de vida del pueblo.

No podemos permitir más impunidad, más explotación, más despojo. Debemos construir un país verdaderamente democrático y para que esto suceda los intereses de las mayorías deben estar por encima de los intereses mezquinos de la minoría rapaz.

Este camino es largo y sinuoso, pero bien dicen que quien persevera alcanza. Por eso invitamos a todos nuestros lectores a no desfallecer, a no esperar que el cambio caiga del cielo. La propia victoria en las urnas obtenida en 2018 fue una muestra de la fuerza que tiene el pueblo pero esta victoria no debe limitarse a salir un día y poner una boleta en una urna sino a estar organizados en constante lucha y movilización.

Avancemos en la defensa de nuestros derechos laborales y humanos, luchemos contra el despojo y la represión. Presionemos a las autoridades para que juzguen y castiguen a los empresarios y políticos corruptos (incluso a esos dizque científicos), luchemos por democracia popular y socialismo.

¡Contra el despojo, la represión y la explotación; resistencia, organización y lucha por el socialismo!

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