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Firmeza, lucha y humildad

La demostración en la práctica de que podemos obtener triunfos: arrancar a nuestros camaradas de las cárceles del Estado, por ejemplo; la demostración práctica de que nuestra forma de relacionarnos, con respeto, solidaridad y honestidad, es la adecuada; de que podemos relacionarnos con base a los intereses colectivos, fortaleciendo los aspectos positivos de la personalidad y la individualidad de cada camarada; la justeza de intentar formas de relacionarnos con base en el deporte, el trabajo, el estudio y la diversión con base en el respeto. La demostración práctica de que se pueden construir alianzas y la futura unidad con base en la identidad ideológica, política y en la acción política coordinada.

Todos estos principios llevados a la práctica sólo son un triunfo completo si no nos olvidamos de la autocrítica y la crítica como método de mejorar en todos los aspectos de nuestra vida y de nuestro trabajo.

Es verdad que nuestra metodología de trabajo y nuestros principios nos han fortalecido como una colectividad que se ha propuesto contribuir a la construcción de la democracia popular y el socialismo, y nos han redituado en triunfos, incluso dentro de la complicada coyuntura política que vivimos como parte del movimiento popular democrático e independiente, sin embargo esta situación no debe cegarnos frente a nuestros errores y mucho menos generar actitudes de soberbia que nos alejen del pueblo.

Porque nuestros logros y triunfos pueden convertirse en soberbia y en lugar de que nuestros triunfos se expresen en una mayor construcción de relaciones políticas con las amplias masas, se expresen en aislamiento, ya que, de mala manera nos sentimos por encima de quienes no tienen nuestros principios o no los llevan a la práctica, este sería el camino más corto para hacer de nuestros triunfos una gran derrota. Para evitarla, siempre debemos reflexionar profundamente cómo pensábamos y actuábamos antes de encontrarnos con la organización, debemos reflexionar profundamente en si todos nuestros rasgos negativos de personalidad han sido trasformados, limitados…esta es una necesidad política apremiante y lo explicamos:

Obtener triunfos y con ellos reafirmar la justeza de nuestras concepciones ideológicas, filosóficas, políticas organizativas…nos puede llevar, si no desterramos la soberbia y la inmadurez, a no valorar los años de trabajo político, los problemas, los fracasos, los errores que hemos cometido y hemos tenido que superar para hoy cosechar esos triunfos.

Las expresiones de soberbia reflejan que no se valora en su justa dimensión el esfuerzo de años para que cada colaborador y cada integrante de la organización permanezca y aporte su esfuerzo para que cumplamos las tareas que nos proponemos y como consecuencia no se esfuerza uno al máximo para incorporar a nuevos colaboradores e integrantes.

De pronto sólo los golpes y los ataques nos hacen voltear y valorar que si bien es cierto nuestra política organizativa es justa, no podemos desligarnos de las amplias masas para seguir convenciendo de esa justeza y resistir la represión. Somos un pequeño esfuerzo si nos comparamos con las miles de personas que es necesario convencer para derrotar el capitalismo y su Estado.

Esos golpes, esos ataques, esas mentiras, son expresión de la lucha de clases, ese discurso de odio, esos señalamientos falsos, esos intentos de desaparición forzada o detenciones arbitrarias, esa censura o autocensura frente a los esfuerzos organizativos del movimiento democrático independiente son expresión de la lucha de clases y todo eso tiene por objetivo aislarnos de las masas, para así poder ser desarticulados con mayor facilidad, tienen por objetivo desarticular las expresiones proletarias que cuestionan y critican las políticas erradas o pro oligárquicas del presente gobierno sin supeditarse a lo más conservador y arcaico dentro del capitalismo mismo.

Si la burguesía y sus aliados pequeño burgueses en el Estado y dentro del movimiento popular buscan el aislamiento y la desorganización del movimiento democrático e independiente no les hagamos fácil la tarea aislándonos nosotros mismos de las amplias masas por una mal entendida fortaleza organizativa.

Si nuestros éxitos y logros nos dificultan vincularnos a las amplias masas, esos no son éxitos y logros, sino el camino del aislamiento y ese camino hay que evitarlo a toda costa.

Lo anterior no significa que aceptemos actitudes y actos que atentan contra la colectividad y la sana convivencia, ni mucho menos que aceptemos la calumnia y la mentira que denostan nuestro trabajo o agreden a nuestras camaradas; significa que debemos ser flexibles al momento de relacionarnos con los diferentes sectores del pueblo y firmes en nuestros principios para no generar mayores problemas que logros.

Hoy más que antes debemos ser audaces, flexibles y firmes en nuestra metodología de relación política con el pueblo. No perdamos el espíritu autocrítico, demos la batalla de las ideas de manera inteligente, sabemos que detrás de discursos aparentemente críticos e independientes, se esconden partidos políticos como el PRI, el PAN, el PRD e incluso Morena, no nos espanta, pero no dejaremos de exponerlo públicamente, no dejaremos de quitar el falso velo de justicia bajo el cual se esconde la más acabada expresión de la injusticia, la hipocresía, y la mentira.

Camaradas, hagamos el esfuerzo de vincularnos políticamente a nuestro pueblo, esa fue la tarea central y la sigue siendo, nuestra metodología de trabajo es justa, convenzamos y construyamos relaciones fraternas entre los proletarios para transformar el capitalismo.

¡Luchar, luchar con dignidad, con el pueblo organizado, luchar hasta vencer!

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