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Madero y el Plan de Ayala

Traición al pueblo

EL MOTOR DE TODA LA HISTORIA siempre será la lucha de clases, la historia mexicana no es la excepción y con ello el porqué de este artículo que hablará de la conmemoración del Plan de Ayala, que fue firmado el 28 de noviembre de 1911.

El movimiento de Francisco I. Madero surge por la necesidad de marcar fin a la dictadura porfiriana, de ofrecer un cambio al México sometido por los intereses de la burguesía internacional (principalmente los franceses y poca parte de los estadounidenses) encargada de despojar al pueblo de sus recursos y de hacer más precarias las condiciones de vida. El país se encontraba en una especie de colonización, ya que los dueños de los medios de producción eran extranjeros y en menor medida la burguesía nacional, que también se las vio un tanto duras. Eran tiempos de suma miseria para el pueblo mexicano y este buscaba un cambio, el reparto de la tierra y una vida verdaderamente digna. El ambiente era tenso y de constante represión, el dictador Porfirio Díaz no dejaría tan fácil el poder, apoyado por una “secta” de fieles seguidores (una especie de intelectuales orgánicos). El grupo llamado “los científicos”, que estaba al servicio de los intereses de la burguesía, era el brazo derecho del dictador.

No podía ser ignorada la situación tan tensa que se vivía en el país, hasta la burguesía consciente de lo mismo se vio involucrada en el triunfo del movimiento maderista, cansada de la preferencia por los franceses. Cuando se proclaman las elecciones, el apoyo a Madero era superior al del ya viejo dictador y por ese miedo es que en julio de 1910, Madero es encarcelado; así es como Porfirio Díaz pudo evitar esta derrota electoral y guardar por un tiempo más el poder. Poco tiempo después de su liberación, Madero se va a EU y proclama el 20 de noviembre de 1910 el Plan de San Luis, donde desconoce el triunfo de Porfirio Díaz y hace un llamado a tomar las armas para ocupar el poder que legítimamente merecía. Díaz renuncia el 25 de mayo, huye y es exiliado en París para nunca volver. Con este suceso tan “heroico” el pueblo mexicano lleno de esperanza celebró el fin de la dictadura, al igual que la burguesía estadounidense. Por este hecho, Madero es considerado el “apóstol de la democracia” y con las promesas en mano de la transformación, parecía ser el héroe patrio tan necesitado, pero la historia con sus inmensas contradicciones y su motor (la lucha de clases), nos deja en claro que la burguesía y las palabras son cosa de sumo cuidado. Al llegar la nueva etapa, Madero empieza a hacer una serie de reformas y cambios, pero sin dar una solución a las demandas más sentidas de la población, con lo que dio paso a la nueva beneficencia de la burguesía nacional y estadounidense. Este cambio nos deja de enseñanza de que tratar de conciliar los intereses del pueblo y de los explotadores no es posible, que aquel que lo intente se volverá inmediatamente un enemigo del pueblo y sella su destino.

Con todo el ambiente revolucionario no se hizo esperar el caos en los intereses de la burguesía estadounidense, de los porfiristas revanchistas y de un pueblo ya cansado y saliente de una movilización armada que no toleraría esto, un cambio de verdugo; por ello celebramos los 109 años de la proclamación del Plan de Ayala entre Emiliano Zapata y Otilio Montaño el 28 de noviembre de 1911 que exigía el reparto agrario y la expropiación de las propiedades de la burguesía extranjera. Dicho documento marcó el fin de la unión con Madero, quien dio la espalda a sus promesas y consigo al pueblo que le había apoyado. Toda esta ola de descontento le cobrará la vida a Madero, quien durante su mandato tuvo varios desaciertos y confrontamientos armados hasta su muerte

En 1913 con el Pacto de la Embajada hecho en EU por el embajador Wilson, Manuel Mondragón, Rodolfo Reyes (hijo del general Bernardo Reyes), Gregorio Ruiz y otros altos militares porfiristas en busca de dar poder a la burguesía, seleccionaron al mejor representante de sus intereses: Victoriano Huerta (un porfirista). Para llevar a cabo el plan pretendían liberar a los generales Bernardo Reyes y a Félix Díaz, pero con la intervención de los alumnos aspirantes a la Escuela de Tlalpan el 9 de febrero ante la liberación de estos presos y la acción imprudente del general Reyes, quien montado en caballo trató de llegar a Palacio Nacional, inicia lo que se conoce como la Decena trágica convirtiendo la Ciudad de México en un campo de batalla que cobraría la vida de miles de civiles. Para este momento, Madero nombra a Huerta Secretario de Guerra y con ello se logra la consumación del plan; se captura a Gustavo A. Madero (hermano de Francisco) y es entregado a los rebeldes; Madero y Pino Suárez son capturados y asesinados al ser trasladados a la penitenciaria.

Todo este nuevo escenario dio como resultado la instauración del huertismo, pero no olvidemos la importancia del ejército liberador del sur dirigido por Zapata y Francisco Villa, el “Centauro del Norte”, quienes seguirán la lucha por el reparto agrario, la expropiación de los medios de producción y la libertad de los pueblos.

A lo largo de nuestra historia podemos observar la necesidad de transformar al país, hoy día vivimos bajo el yugo de una Constitución burguesa que legitima su triunfo. Pero no podemos seguir de brazos cruzados, debemos continuar la lucha por la libertad, por una vida digna, por el socialismo, donde todas y todos tengamos lo que durante más de 109 años nos han quitado. No podemos confiar en ningún movimiento que no sea el del pueblo, ya que existen organizaciones que conocen sus demandas y abusan de él, como el Frente Nacional Anti-Amlo (FRENAA) o aquéllos que impulsan únicamente reformas. Debemos acabar el problema desde la raíz, acabar con el capitalismo y construir el socialismo.

¡Contra el despojo, la represión y la explotación; resistencia, organización y lucha por el socialismo!

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