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Adán Augusto, de represor en corcholata

Garrotazos no balazos

La contienda por la presidencia en nuestro país ya ha comenzado, a pesar de que hace falta casi un año; las denominadas corcholatas del partido guinda ya se encuentran con rumbo a la silla presidencial, usted lector ya los conoce. ¿Qué dice cada uno? ¿Cuáles van a ser las propuestas que los lleven a alcanzar el atesorado puesto? Y lo más importante, ¿qué tenemos que proponer nosotros como pueblo?

En estas líneas hablaremos, en específico, del “paisano” del presidente, Adán Augusto López Hernández, un personaje que algunos ven con buenas miras a suceder al ejecutivo actual, veamos más sobre esta opción.

Los nexos de Adán Augusto y López Obrador no sólo son de ser “paisanos”, tabasqueños ambos, sus nexos se remontan a cuando el padre del primero, Payambé López Falconi, un notario de ese mismo estado, apoyó en 1988 la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas por parte del Frente Democrático Nacional y la Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para ser gobernador de Tabasco.

Adán Augusto fue coordinador de campaña en el 2000 por el PRI, diputado local en el cuarto distrito electoral del 2006 al 2009 ya por el PRD y senador federal por el mismo distrito en 2012. Además, de que en el 2006 fuera el coordinador regional de López Obrador en la campaña presidencial en los estados de Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán. En 2012, consiguió un escaño en el Senado de la República por el PRD; pero al año siguiente se integró al movimiento político de que se convertiría en Morena, y finalmente, fue gobernador de Tabasco en 2019 por ese partido.

En el lapso que ocupó el puesto como gobernador, envió al congreso del Estado lo que se le denominó la Ley Garrote, y que fue aprobada por un congreso mayoritariamente morenista, una ley que pretendió criminalizar los derechos de manifestación, libertad de expresión y protesta. ¿Qué proponía esa ley?

La reforma estipulaba modificaciones al Código Penal del estado en sus artículos 196, 206, 299, 307 y 308, en donde se estipula que será acreedor de 6 a 13 años de prisión “quien extorsione, coercione, intente imponer o imponga cuotas e impida total o parcialmente el libre tránsito de personas y vehículos, maquinaria, equipo especializado o similares para la ejecución de trabajos y obras públicas o privadas en las vías y medios de comunicación de jurisdicción local.”

Tan represiva era esa Ley Garrote que la cuestionada Suprema Corte de Justicia de la Nación dictó sentencia y la declaró inconstitucional. Los recursos habían sido interpuestos por la Comisión de Derechos Humanos del Estado y la Nacional, la sentencia de la Suprema Corte revocó los artículos modificados por considerar que frenaban el acceso a los derechos de libertad y protesta.

Con el argumento de respetar el estado de derecho Adán Augusto justificó en noviembre de 2019 la muerte de un manifestante durante un desalojo en la caseta de Humangillo, Tabasco en un operativo coordinado entre Guardia Nacional, policías estatales de Chiapas y Tabasco donde dispararon a las personas. La justificación de la represión y la “mano dura” contra el pueblo fue una característica de Adán Augusto durante su gobierno en su estado natal.

Sin embargo, en agosto de 2021, Adán Augusto pasaría a ocupar su puesto “estrella”: secretario de Gobernación quien venía a sustituir a una Olga Sánchez Cordero derrotada políticamente. Su paso del tabasqueño fue sin pena ni gloria, durante su cargo no pudo resolver cuestiones concretas que le demandó el mismo presidente como solucionar los conflictos entre los mineros de Pasta de Conchos y la empresa Grupo México, propiedad del segundo hombre más rico de México, Germán Larrea, donde nuevamente se notó la falta de justicia por no querer afectarlo. ¡Vaya trabajo!

Como titular de Gobernación sólo hizo cabildeo en las cámaras, tanto de Diputados como la de Senadores, intentando que se lograran consolidar las reformas como la eléctrica, la de seguridad: que pasaba el mando de la Guardia Nacional a la Sedena, “el plan b” electoral, mismas que fueron frenadas en los juzgados. Además de ser partícipe de la última modificación a la ley minera enviada por el ejecutivo donde lo único que hizo fue garantizar los intereses económicos a los empresarios mineros, mismos que se ha hecho inmensamente ricos a costa del saqueo de los recursos naturales de la nación.

Al ahora aspirante deberíamos mejor preguntarle, ¿cuál fue su papel en la atención a víctimas de graves violaciones a los Derechos Humanos? Pues cuando organizaciones fraternas como el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui o el Frente Nacional de Lucha por el Socialismo sufrían del golpe represivo paramilitar, gobernación se encargaba de mencionar que eran conflictos entre comunidades, reafirmando su carácter represivo.

Adán representa ni más ni menos que el interés de la clase burguesa, esa misma que no quiere perder sus privilegios. No ha podido dar muestras de querer profundizar la transformación, ni desde su puesto como funcionario y mucho menos hoy como aspirante. El discurso se ha quedado en la barda pintado, se habla de continuidad, pero, ¿cómo? El proyecto de AMLO hablaba de terminar con el neoliberalismo, pero los actos Augusto parecen lo contrario.

Y al final del día las reformas más benéficas para el pueblo fueron rebotadas desde la oposición, no se llama al pueblo a la movilización, por el contrario, se frena su ascenso. Es preferible reprimir al pueblo y negociar y conciliar con la burguesía, antes que hacer cambios de raíz, ¿cómo sería si llegará a la presidencia? Adivinos no somos, pero nos basamos en los hechos concretos que develan los intereses de clase.

Como señalamos en nuestra editorial pasada, la democracia burguesa no busca romper los límites del capitalismo, no busca esa verdadera transformación y hoy los aspirantes como Adán pueden llenarse la boca de frases alegóricas o bonitas, llamando a la unidad. Sin embargo, su unidad es la unidad con el burgués, con el dueño de los grandes medios de producción y que prevalezca la explotación de miles de trabajadores mexicanos.

Adán Augusto tal vez no sea la pieza más fuerte para suceder la presidencia, pero eso no impide que lo analicemos en su justa dimensión, que veamos hacia dónde se quiere hacer avanzar la “revolución de las conciencias”; mientras tanto, nosotros desde la vía popular e independiente seguiremos enarbolando el primer punto de nuestro Programa Mínimo de Lucha: Un gobierno del pueblo para el pueblo, donde sea la inmensa mayoría la que hoy decida sobre los grandes empresarios, dónde alcancemos la verdadera democracia popular y el socialismo.

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