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FADEP: Defendiendo la educación pública

Colaboración

El 13 de junio del presente año, la rectoría de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) lanzó una consulta electrónica para modificar la ley de la institución. Esta consulta presentó varias irregularidades, siendo una de ellas el hecho de que duró sólo tres días hábiles, contrario al mínimo de quince que se establece en la ley universitaria. Además, la consulta fue hecha en periodo vacacional y no se aplazó a pesar de la contingencia provocada por la ceniza volcánica, lo que impidió una discusión real y ampliada como lo requeriría un asunto tan importante como lo es la modificación de una ley universitaria que había permanecido sin cambios durante veinticinco años.

Tanto los trabajadores como estudiantes fueron coaccionados y casi obligados a votar a favor de la reforma. Los superiores les solicitaron captura de pantalla de su voto a los trabajadores y docentes, asimismo, muchos profesores condicionaron una calificación extra para sus estudiantes si participaban en la consulta. A pesar de que la rectoría se jacta de que más del 50% de la comunidad universitaria participó en esta consulta, como estudiantado organizado hemos ido comprobando a través del contacto directo con compañeros estudiantes, que la cifra de la participación estudiantil no supera el diez por ciento, y que de este diez por ciento la mayoría de participantes lo hicieron motivados por un aumento de su calificación.

Para poder participar de la consulta, el sistema solicitaba la matrícula de los estudiantes. De esta forma se viola el carácter anónimo de los votos, aunado a las coacciones ya conocidas. 

Ante el agravio antidemocrático, el Bloque Revolucionario Estudiantil y Popular, junto con el Sindicato Unitario de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla, llaman a la conformación de un frente amplio que tome acciones en contra de la imposición de la reforma. A la primera asamblea de este llamado al frente amplio acuden organizaciones estudiantiles y populares, estudiantes críticos, profesores y trabajadores en general.

A través de las asambleas se acuerda que el objetivo del frente amplio, que pasó a llamarse Frente Amplio para la Defensa de la Educación Pública en la Universidad Autónoma de Puebla (FADEP), es impulsar una Tercera Reforma Universitaria de carácter crítico, democrático y popular.

La experiencia combativa de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) se remonta a 1961, cuando se impulsó desde la comunidad universitaria crítica la Primera Reforma. A partir de esa experiencia de lucha, la UAP se caracterizó por abrirse paso a la investigación científica y a un proyecto de universidad que saliera a las calles para apoyar las demandas populares.

Sin embargo, por lo menos desde los últimos treinta años, la represión al movimiento estudiantil se ha agudizado y generalizado. La persecución del movimiento estudiantil fue intensificada durante la administración de Doger Corte (1997-2005), pero este movimiento ha perdurado hasta hoy. Aunque la pandemia rompió el tejido social del estudiantado y sigue habiendo medidas que refuerzan la desarticulación del movimiento universitario -más de la mitad de clases en línea en algunas facultades, cierre de salones y del espacio público cuando no hay profesores dentro- el espíritu combativo persiste en los estudiantes críticos.

La reforma impuesta permite vender o rentar el patrimonio universitario, dar de baja a los estudiantes, establecer cuotas por los “servicios” que da la institución -haciendo de la educación pública algo distinto a un derecho-, suprimir organizaciones académicas y administrativas y perpetuar las antipedagógicas clases en línea. En ningún momento se tomó verdaderamente a consideración la opinión de los universitarios, puesto que muchos de ellos están en contra de estas imposiciones y la gran mayoría ni siquiera tienen conocimiento de sus implicaciones. 

El FADEP busca impulsar la Tercera Reforma atendiendo a las demandas de la comunidad como base, para contrarrestar la imposición de una reforma alineada con la tendencia privatizadora de las universidades públicas del país. 

Este Frente Amplio se divide en comisiones que se dedican al estudio de la ley, difundir el movimiento, formar políticamente a sus miembros y hacer relaciones con otras organizaciones interesadas en la defensa de la educación pública. Se está trabajando un amparo para los estudiantes al serles negado su derecho constitucional a la educación gratuita; asimismo, se prepara otro amparo para los trabajadores, al ser considerados anticonstitucionalmente como servidores públicos debido a la reforma.

La BUAP sufre el mal manejo de recursos por parte de las autoridades, mientras que se usa el dinero público en sueldos de más de cincuenta mil pesos mensuales para directivos, hay profesores hora clase que reciben mil quinientos pesos al mes por su trabajo. Ninguno de los bebederos que hay en la Ciudad Universitaria funcionan, los servicios de alimentación y transporte están concesionados a privados, con cuotas altas y poco accesibles para los estudiantes que en muchos casos son foráneos. 

Se vive un deterioro del tejido social en los espacios universitarios. Proliferan las clases en línea, siendo estas más de la mitad en algunas facultades, se cierran los salones cuando no hay profesores dentro y se corre a los estudiantes de su espacio por medio del personal de limpieza. Se criminaliza la protesta y el personal de la universidad se dedica a hostigar manifestaciones estudiantiles persiguiéndolas y sabotéandolas. 

Los secretarios académicos de diversas facultades han dado de baja a estudiantes por estar estudiando durante más semestres que los que establece la ley institucional, ignorando las dificultades económicas, familiares o de salud por las que pueden estar pasando, las cuales acrecentaron durante dos años de pandemia. Estas formas de proceder apuntan hacia la búsqueda de una universidad elitista, con altas cuotas de inscripción y de examen de admisión, espacios cerrados a los que sólo se puede entrar si se cuenta con un código QR, lo que priva a la población general del acceso a las actividades, cultura y ocio que posee la universidad y que debería poner al alcance de todos, como la institución al servicio de la sociedad que debe ser.

Frente a este contexto el FADEP se pronuncia en lucha por la universidad crítica, autónoma y popular.

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