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Comunicación popular vs medios burgueses

El juicio del exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, acapara los medios de comunicación ya que, el testigo Héctor Javier Villarreal, quien fue secretario de finanzas de Coahuila del 2005 al 2011, declaró que García Luna pagaba a El Universal 25 millones de pesos (mdp) para que el diario hiciera una cobertura a su favor. La derecha se rasgó las vestiduras. El Universal negó todo y se hizo el ofendido. Sin embargo, quienes vivimos el sexenio calderonista de terror desde la lucha popular y el Movimiento Democrático Independiente sabemos cómo operan los medios de comunicación en relación con el Estado; por tanto, no nos sorprendimos en lo mínimo pues, el marxismo-leninismo nos explica que: los medios de comunicación están al servicio del Estado burgués, y éste está el servicio de la burguesía.

Sabemos que los medios de comunicación son empresas, y las empresas tienen por objetivo generar ganancias para sus propietarios; en México 11 familias de la gran burguesía son propietarias de la mitad de los medios importantes, (todas ellas con estrechos vínculos familiares, personales o comerciales con políticos, puede consultar estas relaciones en el portal mexico.mom-gmr.org/es/), pero la empresa-medio de comunicación tiene una particularidad, vende información. Y resulta que informar es dirigir. “Veremos que se informa con el objeto (oculto o manifiesto) de influir en la conciencia y en la conducta de las personas, y que el carácter de tal influjo depende, en primer término, de la propiedad sobre los medios de comunicación y, en último término, de las relaciones de clase que se dan en el seno de la sociedad” (Camilo Taufic, Periodismo y lucha de clases). Así pues, los medios de comunicación tienen un valor adicional para sus propietarios: les permiten dirigir el rumbo de las sociedades en su beneficio. Por ello, vemos que grandes empresarios, dentro de sus conglomerados, tienen medios de comunicación; por mencionar a algunos, Emilio Azcárraga posee Televisa; Ricardo Salinas Pliego, TV Azteca; Carlos Slim, Uno TV.

Hoy es más que sabido que los ingresos de los medios de comunicación se generan, principalmente, de su mejor cliente: el Estado. Recordemos que, durante el sexenio de Calderón, el gasto en medios fue de poco más de 27 mil mdp. Peña Nieto rompió récord con unos 60 mil mdp; sus principales clientes fueron Televisa, TV Azteca, Grupo Imagen y El Universal, entre varios otros, además de que también erogó parte de este presupuesto a periodistas particulares, entre ellos López Dóriga, Federico Arreola y Enrique Krauze. Y, para darnos una idea de cuánto valen 60 mil mdp, comparemos que para junio de 2022 se habían invertido unos 92 mil mdp en el Tren Maya. O bien, con esos 60 mil mdp se podrían construir unos 77 hospitales, o comprar 43 millones de canastas básicas a precio de 2017, o bien casi es lo destinado en 2020 para tratar diabetes, hipertensión e insuficiencia renal.

En la actualidad, la presente administración del Estado decidió limitarlos medios de comunicación con la creación de las “mañaneras” y la Ley General de Comunicación Social con la cual, se reduce el gasto de los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) en materia de comunicación social a 0.1% de los respectivos presupuestos. (es decir, unos 5 mil mdp anuales en materia federal). Sin embargo, los medios más beneficiados actualmente siguen siendo Televisa, TV Azteca y ahora La Jornada.

Pero, ¿dónde quedamos parados nosotros, trabajadores y trabajadoras, en este barullo? Desde el punto de vista que nos interesa: el de la clase proletaria o trabajadora— un análisis del actual sexenio nos muestra sus errores, aciertos, contradicciones y limitantes. Su principal límite es no acabar con el neoliberalismo de raíz, no empujar la transformación social para trascender el capitalismo. Y los medios progresistas en redes sociales, que en su mayoría apoyan el proyecto obradorista, comparten esas mismas limitantes: no ofrecen una alternativa de raíz a los padecimientos del proletariado, no dan una dirección política, no organizan al pueblo.

¿Qué diferencia, entonces, al FRAGUA o la revista Consigna Socialista de los otros medios? La respuesta principal es que sí luchamos contra el capitalismo, que queremos erradicar el neoliberalismo de raíz. Forjamos el camino a la emancipación popular. Buscamos construir la democracia popular y el socialismo, además de que:

  • Somos independientes económicamente y en nuestra postura de clase. No recibimos financiación de ningún partido u ONG.
  • No buscamos simplemente informar por informar. Queremos organizar políticamente al pueblo consciente, queremos que las masas lean, que se informen, que eleven su conciencia de la realidad, claro, pero sobre todo queremos que luchen a nuestro lado por una vida digna, por el socialismo.
  • Somos objetivos porque entendemos la objetividad con las herramientas del marxismo. Somos objetivos porque analizamos la realidad desde una perspectiva materialista y de clase.
  • No somos una empresa, somos obreros, amas de casa, oficinistas, estudiantes, etc.; gente como usted. Escribimos, editamos, diseñamos, imprimimos, doblamos y repartimos el periódico. Entre nosotros mismos nos enseñamos las tareas intelectuales y técnicas para hacerlo.

Estamos conscientes de que, por lo anterior, somos objeto de descalificaciones y ataques por parte, tanto del Estado, como de los grandes medios de comunicación. Tal ha sido la actitud histórica frente a nuestra organización, frente al Movimiento Democrático Independiente y frente a nuestros medios de comunicación. Y por ello, entre otras razones, la necesidad de que el pueblo organizado tenga sus propios medios de comunicación. La comunicación, es un rasgo inherente al ser humano, no debe ser objeto de monopolios por parte de la clase burguesa. Recordemos que toda producción es social y si existe la tecnología para transmitir por televisión, radio, internet, para escribir e imprimir diarios, es gracias al trabajo de miles millones de personas en distintas ramas de producción. Por tanto, los proletarios tenemos derecho a comunicarnos en defensa de nuestros intereses por medio de dichos canales.Una propuesta verdaderamente a favor de la clase trabajadora por parte del gobierno actual sería, primero, que el Estado recupere las empresas de telecomunicación que fueron malbaratadas en el periodo neoliberal, por ejemplo, TV Azteca. Que deje de tildar de “radicales” a los movimientos socialistas y anticapitalistas. Que otorgue medios y espacios a los movimientos populares para su labor informativa. No somos ingenuos, sabemos que esto sólo se conseguirá con un gobierno verdaderamente proletario a cargo del Estado, y para ello es necesario que el pueblo consciente se organice políticamente.

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