¡Defendamos nuestros derechos laborales!
Organizar, luchar y transformar
El artículo 5.o constitucional explica que tener derecho al trabajo significa contar con buenas condiciones laborales.Por lo tanto, nadie nos puede obligar a estar en condiciones que nos resten tiempo de recreación y descanso, condiciones que afecten nuestra salud, a que los salarios no sean justos o se nos prive de éstos, o a que se nos pida renunciar de “manera voluntaria”. Pero, ¿en los hechos se respeta este artículo?
Desafortunadamente, la realidad capitalista nos obliga a tener que vender nuestra fuerza de trabajo a los burgueses que buscan a toda costa incrementar sus ganancias, aunque violenten la “democracia” burguesa que tanto defienden, y generen ambientes de trabajo en los que las jornadas no tienen turnos fijos: son de más de 8 horas al día, hasta llegar a 12 horas, a pesar de que es ilegal laborar más de 7 horas en la noche. En estas jornadas no se respeta el valor de las horas extraordinarias y se obliga al trabajador a laborar más de lo que legalmente está permitido: 3 horas extras a la semana a un mayor pago.
Los salarios no son justos, porque no alcanzan para comer adecuadamente, porque no son proporcionales según la cantidad de trabajo, su complejidad y el desgaste físico que implica. Y ahora con la pandemia de la Covid-19, el problema de los despidos masivos se incrementó y consigo los “descansos”, la petición de renuncias voluntarias o la privación o reducción del salario.
Todas estas graves violaciones a nuestros derechos laborales son el pan de cada día del pueblo trabajador y explotado, que pocas veces conoce sus derechos. Ante estos grandes abusos, podemos defender nuestros derechos y nuestros intereses colectivamente de dos modos: por coalición o sindicato. Estas formas de organización están definidas en el Artículo 123.o , fracción xvi, de la Constitución mexicana.
Para formar una coalición simplemente tendremos que coaligarnos o unirnos como mínimo dos personas. En coalición podemos defender nuestras demandas inmediatas y de quienes se han sumado al proceso. La coalición es temporal y sólo se registra ante la Junta Federal o Local de Conciliación y Arbitraje, en ésta pueden participar trabajadores sindicalizados o no sindicalizados y en el momento en que se cumplen los objetivos se disuelve, no requiere de los mismos documentos que el sindicato para constituirse ni tampoco un mínimo de 20 integrantes. La desventaja de la coalición es que no tiene la posibilidad de crear y negociar un contrato colectivo ni de emplazar a huelga, sólo puede luchar por mejores inmediatas y su duración es de carácter temporal.
El sindicato requiere de más documentación (estatutos, reglamento interno, derechos y obligaciones de los asociados, etc.) y procesos burocráticos para su constitución, porque debe ser aprobado por la Junta Federal o Local de Conciliación y Arbitraje. Pero a diferencia de la coalición, el sindicato se forma por un tiempo indefinido, puede emplazar a huelga de manera legal, requiere un mínimo de 20 trabajadores y puede crear un contrato colectivo si agrupa a más del 50% de los trabajadores del lugar donde laboran. El contrato colectivo puede no solo mejorar de manera inmediata las condiciones laborales, sino que puede contribuir a la lucha por la transformación de la realidad.
Sin embargo, la lucha por la vía jurídica no es el único camino: la lucha política organizada debe de articularse con lo jurídico y la defensa de los derechos humanos para lograr una verdadera transformación y acabar con la explotación del hombre por el hombre, pues el motor de la historia siempre ha sido la lucha de clases. Gracias a esos esfuerzos organizados, históricos y revolucionarios, se han podido mejorar las condiciones de vida.
No debe olvidarse que los derechos laborales no son algo que tenemos por la buena voluntad de los empresarios o del Estado.
Como Organización de Lucha por la Emancipación Popular vemos la necesidad no sólo de luchar por mejores condiciones de vida y trabajo, sino por transformar el capitalismo, pues nada nos garantiza que esas pequeñas victorias obtenidas sean respetadas después de unos años. Vemos también la necesidad de entender cuáles son nuestros derechos humanos y de desarrollar la lucha política, pues no sólo nos enfrentamos al burgués, sino también al Estado con sus barreras burocráticas, que trata de cansarnos o amedrentarnos para que no ejerzamos nuestros derechos y actúa siempre en beneficio del patrón.
Es nuestra tarea histórica como hijos del proletariado luchar no sólo por mejorar nuestras condiciones individuales, sino también como clase transformar nuestra realidad por una más justa, donde no exista la explotación, donde se garantice el respeto a nuestros derechos. Estamos conscientes de que la lucha no será sencilla, de que habrá momentos de incertidumbre y miedo, pero no debemos rendirnos por ningún motivo. La lucha por la transformación es posible, se ha logrado, como se logró en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y es nuestra tarea hacerlo.
Para terminar con el capitalismo debemos estar completamente convencidos de que nuestra lucha es justa y necesaria. Somos nosotros los trabajadores los que movemos al mundo, no es posible que tengamos que sobrevivir con migajas cuando otros se quedan con la mayoría de la riqueza de lo que producimos. Y seremos nosotros, los proletarios, quienes daremos sepultura a este sistema, pues no estamos solos, somos hermanos de clase a los que tratan de separar por miedo, pero que lucharemos hasta construir el socialismo.
¡Luchar con dignidad, con el pueblo organizado, luchar hasta vencer!
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