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El pueblo frente al “calor” electoral

La democracia burguesa tiene límites, estos los determina la necesidad de continuar con las relaciones capitalistas de producción que permiten el enriquecimiento acelerado de los dueños de los grandes medios de producción y la continuidad de las condiciones de pobreza en las cuales vive la mayoría del pueblo trabajador.

Por esta razón ningún candidato de Morena cuestiona la continuidad del capitalismo ni mucho menos critican las limitaciones impuestas por los grandes dueños del capital de origen nacional y  trasnacional a la construcción de lo que llaman “Estado de bienestar”.

Es más ni siquiera hay claridad de cómo van a profundizar el proceso de cambio que dicen encabezar, de cómo se continuará y se profundizará eso que llaman “revolución” de las conciencias que todavía no ha tocado a buena parte de la estructura estatal y sobre todo a la clase burguesa monopolista trasnacional.

La democracia burguesa sienta a Claudio X González al lado de Vicente Fox Quezada y desde Morena hablan de que los empresarios definen candidatos, pero no dicen lo mismo cuando Andrés Manuel López Obrador y sus candidatos se sientan a comer o a desayunar con Carlos Slim, Germán Larrea y otros grandes millonarios.

La democracia burguesa da empresarios para todos, para los reaccionarios, para los moderados y hasta para los que se dicen más a la izquierda, siempre y cuando estén dentro de la arena electoral.

Esto es lo que el pueblo trabajador no puede y no debe perder de vista, la democracia burguesa es burguesa porque los grandes empresarios, los grandes burgueses, que viven del robo legalizado de la plusvalía, de la riqueza que producimos como trabajadores, es la que determina los proyectos de los candidatos a suceder al actual presidente.

No existe igualdad entre un patrón y un trabajador, no existe empatía entre el explotador y el explotado, no existe sentimientos fraternos o sororos, entre el oprimido y el opresor, así pues no puede existir independencia ni separación entre el poder económico y el poder político, porque su relación es de mutua determinación, la realidad nos demuestra una y otra vez que el poder económico, el poder de los grandes empresarios, se expresa en las propias leyes que el Estado aprueba, desecha o limita y que tienen por objeto sujetar al trabajador en beneficio de la clase que lo explota.

Un buen ejemplo de lo anterior es el reciente nombramiento de María Luisa Alcalde como secretaría de gobernación, ella como titular de la Secretaría del Trabajo avaló la existencia de la subcontratación, es decir avaló que las empresas limitaran derechos humanos de los trabajadores, esta decisión benefició a los patrones, pues no respetar los derechos humanos laborales les significa mayores ganancias ¿Hubo independencia entre poder político y poder económico? No.

Esta funcionaria a lo largo de su trayectoria se definió como representante de los intereses de la clase burguesa, de los empresarios mineros, de los que utilizan la subcontratación, de los empresarios que prefieren pagar multas que respetar los derechos laborales, bueno ni siquiera las mentes más brillantes del Morena pueden comprender la razón de que esta persona esté como secretaria de gobernación, nada tiene que ver la juventud o el ser mujer, lo determinante es su inclinación para beneficiar desde el gobierno a los grandes empresarios.

Democracia burguesa, esa es esta democracia que se nos impone y se nos dice es la única que existe, es la “tabla de salvación” para el trabajador y el yate para la burguesía. Y en esta democracia burguesa el pueblo tiene lugar, por supuesto que lo tiene, otra vez como asalariado, pues lo que en muchos casos se hizo por conciencia en 2018 hoy se hace por un salario: ser brigadista, cuidar una casilla, capacitarse para ello, organizar comités, para toda actividad hay un pago y una promesa de empleo, de ser parte de la estructura de gobierno en cualquier nivel para mejorar el salario.

Los burgueses empresarios invierten en los candidatos y el pueblo si tiene suerte trabaja para algunos como asalariado.

Y sin embargo, existe el pueblo que desde la independencia política, organizativa, ideológica y económica ejercemos la democracia popular de manera directa en nuestros procesos de organización y no dejamos de hablar y explicar que nuestra lucha es por el socialismo, por acabar con la determinación de la clase burguesa, de los grandes empresarios, sobre la forma de la democracia que queremos.

El socialismo significa subordinar los intereses de la clase burguesa monopolista trasnacional a los intereses de la clase trabajadora, proletaria. El socialismo no significa que el poder económico y el poder político se separen, significa que la clase trabajadora obtenga el poder político, porque recuperará para sí los grandes medios de producción que son el fundamento del poder económico que determina la forma de la democracia que se ejerce en cualquier sociedad.

Si bien es cierto, el movimiento popular no es lo grande y fuerte que necesitamos para jugar un papel determinante en este proceso electoral, también es cierto que existe, que resiste y se fortalece como opción política para profundizar el cambio de las relaciones sociales de producción tan necesario para arribar a la solución de los grandes problemas nacionales como lo son la pobreza, la miseria, la migración, el desplazamiento forzado, todas las formas de violencia contra el pueblo y todas las formas de destrucción de la naturaleza en función de la ganancia para unos cuantos multimillonarios.

Es momento de redoblar esfuerzos para organizarnos y organizar, es el momento de no cansarnos, de no desesperarnos, de no desligarnos de los problemas cotidianos del pueblo para orientarlos en la necesidad de luchar por la democracia popular y el socialismo. Únete a la Organización de Lucha para la Emancipación Popular y luchemos juntos.

¡Contra el despojo, la explotación y la represión; resistencia, organización y lucha por el socialismo!

Contacto:

olep.contacto@gmail.com
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Facebook: olep.fragua

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