“Estado de bienestar”, capitalismo disfrazado
¡Fuera mascaras!
Nuestro país se llenó de la palabra “Bienestar” desde que Andrés Manuel López Obrador llegó al poder. Programas sociales, una nueva secretaría con ese nombre, chistes como “para reducir el costo de vida que salgan las ‘caguamas del bienestar’”. Este término, sin mucha claridad conceptual pero con mucha esperanza, se empezó a adueñar de la vida pública.
La derecha más rancia, esa que no quiere ni puede diferenciar de la mínima intervención estatal en la economía de una economía planificada y socialista, comenzó a burlarse de los proyectos estatales diciendo que serían un fracaso y una pérdida de tiempo. Posteriormente los empezó a atacar de manera más rabiosa siendo el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas los blancos predilectos de la comentocracia neoliberal para golpear al gobierno, siendo el Trans Ístmico un proyecto bastante poco atacado… ¿será porque de ahí sí sacaran su tajada?
Esto es una muestra de la gran contradicción que actualmente arrastra a las clases en nuestro país. Si bien la contradicción histórica sigue siendo la que existe entre el proletariado y la burguesía, hoy la contradicción entre el establecimiento del Estado del Bienestar y la continuidad neoliberal es la que envuelve a todas las demás, la que arrastra a todas las clases y se presenta como la mayor, incluso la derecha no deja de hablar de polarización cuando esta misma nace con el propio surgimiento de la contradicción de clases.
Sin embargo, ¿Qué es el Estado del Bienestar? ¿Cómo se llega a eso? La teoría del “Walfare State” surge en el llamado “periodo entre guerras” es decir, entre los 1920 y 1930, cuando no se veía cercana una recuperación posterior a la Gran Guerra y todo se recrudece tras la crisis de 1929.
Al mismo tiempo, la revolución Rusa estaba logrando dar pasos agigantados. Mientras el mundo estaba en recesión la URSS crecía y crecía, fue el único Estado no afectado por la crisis de 1929. Los obreros del mundo veían con asombro la calidad de vida de los trabajadores soviéticos y los bolcheviques se convirtieron en el faro que iluminó a la humanidad. Así, los 1930 en EUA fueron años de gran agitación política, los comunistas norteamericanos se contaban por decenas de miles y las luchas sindicales estaban en su apogeo. En ese contexto la teoría creada por Keynes para fortalecer al Estado, incrementar el empleo y desarrollar la industria tuvo como objetivos reactivar la economía del país, pero también en limitar el descontento social. Fue la respuesta capitalista ante la crisis y el avance del socialismo.
El Estado del Bienestar es una forma de gestionar el capitalismo donde el Estado asume el papel rector de la economía, al ser un burgués colectivo desarrolla la industria, genera monopolios, fortalece a su clase burguesa y distribuye parte de la renta generada por las empresas estatales e impuestos entre las clases populares mediante la seguridad social y el fomento al empleo.
Sin embargo, los defensores del Estado del Bienestar en los países del llamado Tercer Mundo, argumentan que también debe implicar el fin de la violencia y la represión cuando estas son inherentes al sistema capitalista.
En ese sentido, se asume que no han existido un Estado del Bienestar en México porque en los años del “Milagro mexicano”, de la nacionalización de la industria eléctrica y el establecimiento de la Seguridad Social también fueron años de grandes movilizaciones sociales, del surgimiento de las guerrillas y de la lucha por una vida digna y el socialismo. Todo ello acabando en la “Guerra Sucia” y la persecución tanto al movimiento legal y como al revolucionario clandestino.
Sin embargo, en términos económicos y no ideales o del deber ser, el Estado del Bienestar existió en México y se desarrolló en medio de la represión, pues éste no busca acabar con el capitalismo, sino que la intervención estatal saque de la crisis a la burguesía y acote el descontento de las masas mejorando en parte su nivel de vida.
En el caso de los Estados imperialistas esto se basa en el desarrollo de la industria y en la extracción de plusvalor de países subordinados. Para estos últimos, como el nuestro, el Estado del Bienestar se fundamentó en el modelo de “sustitución de importaciones” el cual consiste en limitar la entrada de productos del extranjero para fortalecer la producción interna y, por ende, el mercado interno. Este modelo no implica necesariamente el desarrollo de fuerzas productivas o no el desarrollo en todas las ramas de la industria y en la mayoría de los casos vuelve a los países subordinados en grandes centros maquiladores.
Entonces ¿vivimos en un Estado del Bienestar? Podemos decir que el actual gobierno al impulsar el desarrollo de fuerzas productivas como en el caso del litio o la defensa de una parte los energéticos para que esos sean nacionales y la creación de algunas empresas estatales está construyendo ese Estado fuerte que subordine a la clase burguesa en su conjunto para dirigirla, protegerla y que al incrementar su riqueza se pueda incrementar la cantidad de dinero invertido en programas sociales y mantenimiento de la seguridad social y el fomento al empleo.
Sin embargo, la gran limitación del Estado del Bienestar es que no busca acabar con el capitalismo sino al contrario, busca salvarlo de sus propias contradicciones. Busca desarrollar y en algunos casos crear nuevos sectores de la burguesía, como en el presente sucede con el ejército, dar impulso a la pequeña burguesía para que crezca y sueñe con ser burguesía y frenar el descontento social al mejorar en ciertos aspectos la calidad de vida del pueblo.
Nosotros como socialistas y como los demócratas más consecuentes, debemos explicar los límites y alcances del actual gobierno, debemos llevar hasta las últimas consecuencias las propuestas más anti neoliberales del programa de Morena, pero sobre todo, hacerlo en relación a las necesidades prácticas de las masas para poder aglutinar a más pueblo en torno a nuestro proyecto como organización y como parte del Movimiento Democrático Independiente.
No debemos perdernos en pelear y decir que todo lo que hace el gobierno es un engaño, porque en la vida de la gente se nota que no es tan así. No debemos tampoco subordinarnos como muchas organizaciones y personas que ahora son gobierno cuando antes se decían independientes. Debemos avanzar con nuestros principios intactos, pero sin aislarnos.
Debemos aprovechar las mejoras en la calidad de vida para exigir más y que realmente vivamos en una sociedad justa y libre, debemos aprovechar el despertar político del pueblo para que el socialismo y la democracia popular sean las banderas de las masas y no el conformismo pequeño burgués y timorato del Morena.
¡No aislarnos, organizar y construir nuevas fuerzas!
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