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La incongruencia y la derrota

Votar por miedo

Lo que algunos intelectuales del Morena llaman el Morena antineoliberal sufrió su más terrible derrota electoral este 6 de junio, varios intelectuales seguramente analizarán como los ataques de las burguesía trasnacional por medio de sus periódicos impresos en Gran Bretaña o Alemania influyeron en el ánimo del electorado, varios más, seguirán denunciando el papel golpista de la USAID norteamericana en el financiamiento de la oposición y otros con seguridad “profundizarán” en cómo el pueblo por miedo, ignorancia o incapacidad de expulsar el neoliberalismo de su conciencia votó por esa mezcla de “neoliberalismo y fascismo” que dicen se va a instaurar si no se logra derrotar el neoliberalismo en las urnas y en lo que resta del presente sexenio.

Pero le fue excelente a Morena en las elecciones de los estados, dirán muchos intelectuales como consuelo: 11 o 12 gubernaturas de 15 (hasta este 7 de junio)…pero hay que ver si los ganadores son en verdad antineoliberales o son como el represor gobernador de Chiapas Rutilio Escandón Cadenas o el de Puebla, Miguel Barbosa Huerta.

Por eso reiteramos: si existe una parte del Morena antineoliberal esa parte del proyecto político fue la que sufrió su mayor derrota y aquí exponemos algunos elementos que desde nuestra perspectiva abonaron a la misma.

En primer lugar la estructura del partido Morena está controlada por los más destacados representantes del neoliberalismo (Marcelo Ebrard, Mario Delgado, Ricardo Monreal, entre otros), ellos impusieron en la gran mayoría de las candidaturas a políticos de reconocida trayectoria neoliberal, despreciaron las candidaturas ciudadanas e incluso aceptaron a políticos no indígenas como representantes de esos pueblos. El ataque del Instituto Nacional Electoral contra algunos de sus candidatos sólo fue el ataque desde fuera, porque desde dentro ya los antineoliberales en su mayoría estaban derrotados por sus propios compañeros de partido.

En segundo lugar, las alianzas con políticos de reconocida trayectoria represiva como Rutilio Escandón Cadenas y los exfuncionarios de Chiapas candidatos a diputados federales como Llavén Abarca o con quienes participaron en la represión de Atenco en 2006 o en Oaxaca. Alianzas selladas con impunidad, pues salvo honrosas excepciones los intelectuales de Morena justificaron o callaron de manera cómplice las políticas represivas de los actuales gobernadores o el pasado de los represores que hoy se visten de Morena para seguir reprimiendo primero a los pobres.

En tercer lugar, la complicidad, el solapamiento y la justificación en la represión en contra del movimiento popular que ejerce su derecho a la protesta para exigir la solución a los problemas que se crearon en el capitalismo y se agudizaron con la política económica neoliberal. Negar la existencia de presos políticos, de ejecuciones extrajudiciales, de desapariciones forzadas o simplemente decir que López Obrador no las ordena y podemos aceptar que él no lo hace, pero está obligado por la responsabilidad que tiene, de hacer efectivo el derecho a la justicia; es su obligación luchar contra un poder judicial que está abiertamente del lado del neoliberalismo y no sólo se opone a ciertas políticas de su gobierno, sino que además utiliza las leyes para judicializar a luchadores sociales y mantenerlos como rehenes políticos.

La parte antineoliberal del Morena ha dejado de lado y despreciado la alianza con el movimiento popular del que hasta varios de sus integrantes surgieron y de donde aprendieron a organizar y dirigir al pueblo, priorizaron “la unidad a toda costa” con sus neoliberales de casa y los neoliberales de casa les pagan y les pagarán como siempre lo han hecho, con una “puñalada por la espalda”.

En cuarto lugar, no se puede movilizar y educar políticamente al pueblo con base en el miedo al regreso de un neoliberalismo ahora con una mezcla de fascismo, primero porque no está derrotado y segundo porque abandonan los elementos más antineoliberales de sus principios y de su propio programa de nación y hacen caso a los Monreal que llaman a no espantar a la burguesía trasnacional con ninguna medida radical como la expropiación de sus empresas…obtenidas gracias al neoliberalsimo.

El miedo no genera valor, abandonaron la calle, la organización de la protesta, la movilización, la agitación…quieren sustituir con dinero lo que construyeron con solidaridad y quieren que los intelectuales de academia enseñen al pueblo que lucha a ser dirigentes políticos que no pueden defender con base en la organización y la movilización los derechos del pueblo que el neoliberalismo nos arrebató.

La incongruencia, el miedo, las vacilaciones, avanzar suavemente por los cambios posibles, la condescendencia con los represores, los llamados a la unidad a toda costa fueron el camino de la derrota de lo que algunos nombran la parte antineoliberal del Morena, quien no logró su principal objetivo en estas elecciones: derrotar al neoliberalismo en las urnas.

No culpen al abstencionismo ni a la mala memoria del pueblo o a su inconsciencia o a su mal agradecimiento, es mejor ser autocríticos y aceptar que la incongruencia y la vacilación fortalece a lo más conservador y retrógrada de una sociedad que no logra sacudirse de lo viejo y construir lo nuevo, porque lo viejo sigue teniendo el poder: la burguesía trasnacional sigue siendo la dueña de los principales y más grandes medios de producción y son las relaciones económicas de producción las que determinan en última instancia la conciencia de clase de los grandes grupos de seres humanos que conforman nuestra sociedad…pero esa será otra discusión que en esta elección ya perdieron en las urnas.

¡Contra el despojo, la represión y la explotación; resistencia, organización y lucha por el socialismo!

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