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Guardia Nacional, nuevo integrante de la SEDENA

Quiero empezar advirtiendo que la acción de incorporar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional no es el inicio de la militarización de nuestro país, sería ingenuo hacer dicha afirmación. El significado real de este acontecimiento recae en institucionalizar este proceso histórico comenzado por Miguel de la Madrid y reforzado por Felipe Calderón en el año 2007.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, menciona en su libro Hacia una economía moral (2019) que su gobierno no apuesta por el mismo enfoque militarista de sus antecesores, redacta que es necesario “No enfrentar la violencia con más violencia, sino atender las causas del problema”. Sin embargo, en su obra A mitad del camino (2021), dedica las últimas páginas para agradecimientos a las Fuerzas Armadas por el apoyo a su administración.

En la campaña presidencial del año 2018, el entonces candidato electo, propuso la creación de una supuesta guardia civil cuyo nombre iba a ser “Guardia Nacional”, empero, es de dominio público que hoy ya es parte de las fuerzas armadas. El “cambio de opinión” (en palabras del presidente) significó la traición e incumplimiento de una de sus principales propuestas de campaña “Regresar el ejército a los cuarteles”

La retórica cuasi dogmática del ejecutivo para poder llevar esta reforma a la realidad expresa que “El ejército es Pueblo Uniformado”. Es importante precisar que cuando un individuo se integra al sector castrense realiza acciones que le ordenan la institución y sus superiores, ya no es “Pueblo de México” sino el que reprime a éste.

No contrario a lo anterior, aquí me remonto a la filósofa alemana Hannah Arent al yo atribuirle al ejército mexicano su famoso concepto “La banalidad del Mal”. Por más que queramos pensar que los militares de rangos bajos solo “siguen órdenes”, la verdad es que también son personas con la capacidad de discernir entre el bien y el mal; por ello, asimismo, son culpables de sus acciones y violencias.

La milicia mexicana, fue y es la principal represora de nuestro pueblo, recordemos que ellos llevaron a cabo o participaron en acontecimientos cómo Tlatelolco, CDMX (1968); “El Halconazo”, CDMX (1971); Tlataya, Estado de México (2014); Ayotzinapa, Guerrero (2014); además de varias decenas de masacres en las cuales el ejercito estuvo involucrado directamente.

Diversos mandos que estuvieron involucrados en los distintos casos de desapariciones y masacres del ejército aún siguen en esta institución, ¿Cuál es el argumento para pensar que se pueden limpiar con un cambio de gobierno? ¿Acaso eso no sería negar la conciencia colectiva y percepción histórica de nuestro pueblo?

Por todo ello, el darle mayor peso y fuerza a la SEDENA es un error histórico. La Guardia Nacional no representa más que el prolongamiento de las fuerzas armadas llevando a cabo el papel resguardar la seguridad interna, sin importar lo que esto se significó históricamente para México y, dejando de lado sus implicaciones para el futuro de nuestra nación.

Escrito por DACR

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