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La Señora X., la candidata de fábrica

Indígena de origen otomí, ingeniera exitosa, empresaria “honesta”, feminista proaborto, política independiente, trabajadora incansable desde una temprana edad: Xóchitl Gálvez ¿la candidata progresista ideal o una ilusión más que la élite política de la ultraderecha intenta vender al pueblo mexicano cada vez más consciente?

En este artículo desenmascararemos a la candidata de fábrica, Xóchitl Gálvez, analizaremos qué hay detrás de este personaje ficticio y qué busca el Frente Amplio por México al promover una candidata de la oposición a la presidencia, a pesar de que las probabilidades de ganar son bajas.

Como sabemos, el llamado Frente Amplio por México (FAM) impulsado por el grupo político de Claudio X. González, de quien hablamos en el artículo de portada del número 87 de FRAGUA, ha sido el movimiento de la ultraderecha mexicana en un intento por competir con Morena en las elecciones del próximo año. En este proceso, el FAM ha armado todo un espectáculo en torno a la elección de su Coordinador Nacional, en el cual algunos personajes mostraron su disgusto ante el proceso de elección de candidatos internos, como Lily Téllez, quien al percatarse de que ya todo estaba arreglado, decidió abandonar el movimiento, mientras que otros, como Silvano Aureoles y Miguel Ángel Mancera decidieron impugnarlo.

Lo cierto es que, desde hace unos meses atrás, se corrió el rumor desde Palacio Nacional, de que el Frente Amplio ya tenía decidido que Xóchitl Gálvez sería la elegida para ser la representante de la ultraderecha en las elecciones del próximo año y que el proceso de consulta interna y ciudadana no era más que una pantalla destinada a legitimar un proceso que ya había sido pactado por la élite política más reaccionaria de México.

Dicho y hecho, finalmente el pasado 31 de agosto, el FAM anunció la decisión de no llevar a cabo la consulta y declararon a Gálvez como ganadora, pues era de esperarse que, si la oposición deseaba competir de manera realista contra Morena, no podía elegir como candidato a alguien con un historial político empañado por temas de corrupción, robo, represión del movimiento social y vínculos con el narcotráfico, tal como lo tienen los demás exparticipantes por el FAM. A pesar de las acusaciones de corrupción hacía Xóchitl, algunas de ellas formuladas directamente por López Obrador, como el hecho de que, durante su mandato como jefa de delegación en la Miguel Hidalgo, su empresa High Tech Services obtuvo contratos millonarios y permisos que otorgó su propia administración.

Debido a que su perfil político es de populismo de derecha, la oposición está aprovechando la oportunidad de alinearse con la narrativa política que el propio AMLO ha promovido durante su gobierno sobre los “fifis” de la élite contra el pueblo.

Esa es la respuesta a la pregunta que muchos nos hacíamos ¿por qué Xóchitl Gálvez? Porque era la persona ideal para crear una imagen de una persona que hasta el año pasado solo tenía aspiraciones de buscar la jefatura de gobierno de la CDMX, y que ahora buscará la presidencia simpatizando con quienes están descontentos con la 4T, haciéndose llamar “indígena”, “feminista”, y “solidaria con las madres buscadoras”, con tal de despertar todas las controversias posibles para llamar la atención.

Si bien es cierto que Xóchitl es originaria de Tepatepec, municipio de Francisco I. Madero en el estado de Hidalgo, un municipio que posee una rica herencia de la cultura otomí, donde una parte de la población habla lengua indígena y, debido a que uno de los aspectos más controversiales sobre su origen es si verdaderamente tiene raíces indígenas, es importante saber que el único criterio válido para determinar si alguien es indígena o no es la autoadscripción.

Por lo que, si aceptamos su origen indígena como válido, debemos entender que esto no se traduce automáticamente en que Xóchitl tenga una postura política a favor de los pueblos indígenas ni a favor del pueblo en general. Y es que Gálvez ha aprovechado su origen como estrategia en sus discursos políticos, incluso iniciándolos en idioma ñähñu, apelando a la simpatía del pueblo trabajador. No obstante, debemos recordar que si bien es cierto en muchas comunidades indígenas del país existen dinámicas y estructuras sociales que se basan en la cooperación y la reciprocidad, también es cierto que muchas de ellas han perdido esas estructuras, adoptando en su lugar las estructuras de la sociedad capitalista y, al igual que en cualquier otro grupo, existen tanto indígenas oprimidos y explotados como indígenas que ocupan posiciones de opresión y explotación.

Este último es el caso de Xóchitl Gálvez, una mujer proveniente de la clase proletaria que a pesar de que en sus discursos enfatice que por ser ingeniera no tiene ideología política; pero sí soluciones, no podemos pasar por alto que ha prosperado política y económicamente a costa de la explotación hacia quienes fueron de su misma clase. Su trayectoria como empresaria y política y las acciones que la han llevado a ser la candidata de la oposición en las próximas elecciones presidenciales nos revela su verdadera ideología política, el defender un proyecto económico y político del que salieron expresidentes corruptos y delincuentes: el neoliberalismo conservador, reaccionario y el oportunismo. En resumen, la defensa de los intereses de la oligarquía monopolista trasnacional.

No por nada es promovida por el grupo político de personajes como Claudio X. Gonzalez, Vicente Fox, Alito Moreno, Marko Cortés, Jesús Zambrano, entre muchos otros ruines que usted, querido lector, ya conoce, quienes dicen buscar defender la democracia, pero no nos dicen que la democracia que buscan es una que les permita seguir robando, reprimiendo y explotando al pueblo trabajador, la democracia pues para la burguesía y para quienes explotan a los trabajadores  y saquean nuestros recursos naturales.

Así que la estrategia de la oposición al impulsar la candidatura de Xóchitl Gálvez es seguir en los reflectores mediáticos y seguir difundiendo su ideología de clase. Además, está claro que persiguen beneficios económicos, como los 500 millones de pesos que el PRI, PAN, y el PRD obtendrán en conjunto para financiar la campaña electoral. Sin embargo, la verdadera apuesta de la oligarquía detrás de este juego político es, probablemente, el control del Congreso para el próximo año. Ante tal escenario político, en el que todos los colores partidarios están apostando en las estrategias políticas que seguirán para ganar las elecciones del próximo año, y en el que una vez más la oligarquía trasnacional intenta burlarse del pueblo trabajador con una candidata impostora y traicionera hacia con su misma clase social, no puede seguir esperanzado que con el simple hecho de salir a votar el próximo año bastará para defender y profundizar la supuesta transformación de la sociedad. Es necesaria la organización consciente, independiente y combativa para alcanzar una verdadera democracia. Por ello, te invitamos a conocer la OLEP y nuestras propuestas para avanzar en la defensa de nuestro deber histórico como clase proletaria: construir la democracia popular y el socialismo.

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