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Los ricos no tienen sed

¡Aguas con el agua!

Vivimos en la lucha de clases (entre burgueses y proletarios, entre ricos y pobres,) está se manifiesta en nuestro día a día, de formas diversas y una de esas formas muy actuales es el problema del agua. Hoy estamos bajo una amenaza latente de que se agudice la falta de agua.

Para muchos de nosotros no es novedad esta situación, pues en las zonas populares de la ciudad llevamos años padeciendo la falta de agua, ya que si bien nos va, nos cae por tandeo o de plano hay meses que no tenemos ni gota de agua y tenemos que comprar o solicitar una pipa en la alcaldía. Incluso en ocasiones es necesario cerrar las calles para que nos hagan caso.

Esta situación se debe a varias circunstancias la principal: el agua es vista como un negocio muy jugoso por los ricos empresarios que se han beneficiado de forma brutal con este recurso natural no renovable. En el artículo de nuestro periódico FRAGUA “El agua negocio transnacional” exponemos las empresas estatales y transnacionales que acaparan el agua en México y que durante el neoliberalismo nos han arrebatado este derecho humano, sin embargo, hoy es necesario dar un repaso a todos los factores que han agudizado este problema.

La ley de aguas nacionales que fue promulgada 1992 prácticamente regaló el agua a particulares, Vicente Fox (quien goza de 18 concesiones que le permiten abastecer de agua a sus distintas empresas, además, bajo un precio especial al tener un subsidio gubernamental), Felipe Calderón y Peña Nieto a través de un esquema de concesiones otorgaron a diferentes empresas las fuentes de agua a perpetuidad y por un costo ridículo.

Según datos recopilados por la Comisión Nacional del Agua (conagua), las industrias manufactureras, de alimentos y bebidas, así como las relacionadas con la minería, destacan por su alto consumo de agua, estas empresas utilizan volúmenes excesivos de agua.

De la misma manera, el boom inmobiliario que ha experimentado la Ciudad de México en los últimos años también ha contribuido al aumento del consumo de agua en la ciudad. La construcción y mantenimiento de edificios, complejos residenciales y centros comerciales requieren grandes cantidades de agua.

También tenemos a la agricultura intensiva y el uso indiscriminado de agroquímicos que contribuyen a la contaminación de los mantos acuíferos con fertilizantes, pesticidas y otros productos químicos. Además, la irrigación excesiva en áreas agrícolas conlleva a una extracción enorme de agua subterránea, agotando los recursos hídricos disponibles.

La agroindustria, que abarca desde la producción agrícola hasta la transformación de alimentos, es otra de las grandes consumidoras de agua en la Ciudad. La irrigación de cultivos, el procesamiento de alimentos y las prácticas de lavado y limpieza en las instalaciones agroindustriales representan una demanda enorme de agua.

Por otro lado el 40 por ciento del agua que llega a la ciudad se desperdicia en fugas, cosa que la autoridad no resuelve de fondo y miles y miles de litros de agua potable se desperdician.

Por si fuera poco ahora padecemos le exportación de agua, pues empresas transnacionales, cierran sus plantas en sus países, llegan al nuestro y se llevan el agua en forma de cerveza.

Todos estos negocios y sus dueños: las empresas inmobiliarias, la agroindustria y la industria tienen una responsabilidad enorme en la crisis del agua en la Ciudad de México y en resto del país debido a la sobreexplotación y contaminación de los mantos acuíferos.

A eso hay que sumarle la sequía prolongada y la disminución de los niveles de agua en el sistema Cutzamala, que abastece a millones de habitantes en la capital mexicana y el Estado de México, pues es otro factor, este de carácter “natural” que hará que nos restrinjan más el agua.

Ante estás situación los “representantes” del pueblo en el congreso no hacen nada por resolver la situación y, por el contrario, no quieren aprobar una nueva ley de aguas que ponga este recurso como un derecho humano y no como una mercancía, los empresarios hacen presión para no que no se apruebe, aunque haya una resolución de la Suprema Corte para hacerlo.

Es evidente que la sequía únicamente es para las colonias populares y las comunidades campesinas e indígenas somos nosotros, el pueblo quien se ve afectado por esta terrible situación provocada por la avaricia desmedida de los grandes burgueses, saqueadores, avaros y criminales que nos quieren arrebatar la vida misma en aras de llenarse los bolsillos de ganancias. Por eso es urgente que nos organicemos de forma permanente, para acabar con estas infamias y usar el agua de forma racional, pues ya las empresas privadas y sus achichincles: los políticos han hecho un desastre que amenaza la existencia humana, es hora de luchar por el futuro: la Organización de Lucha por le Emancipación Popular es la tribuna del pueblo, únete a este esfuerzo organizativo para luchar y defender nuestros derechos y el derecho al agua, únete a nuestras brigadas informativas y luchemos por la democracia popular y el socialismo: único sistema político, social y económico que privilegia la vida y no las ganancias.

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