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Paro en Ciencias Políticas

Distintas formas de luchar

Las condiciones materiales en las que se encuentra la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en general las universidades, no es un secreto a voces, los múltiples paros en las universidades son producto del descontento estudiantil que pretende ser la vanguardia en el mejoramiento general de las condiciones universitarias. Estas condiciones materiales no son exclusivas de los estudiantes, sino del pueblo en general, de la clase proletaria que lucha de igual forma, por mejorar sus condiciones materiales en el espacio en que le toque dar la lucha organizada.

No vamos a ondear en las problemáticas particulares de cada lucha, pero si hablaremos sobre nuestra experiencia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPYS) de la UNAM donde nos mantuvimos cinco días en paro, paralelamente al proceso que mantenemos frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación donde llevamos  más de un mes en plantón indefinido,  vinculando la necesidad de luchar por una democratización no sólo en la UNAM o de todas las universidades, sino en todos los aspectos en los que se encuentre el pueblo en su conjunto. Durante el paro notamos la falta de una organización fuerte con una metodología para lograr atender las demandas más sentidas de la comunidad, de una cohesión como organizaciones con la comunidad universitaria y la no universitaria, factor que sentenció desde un inicio el resultado del paro.

Nos incorporamos a la comisión de seguridad, se crearon las normas de convivencias las cuales, a nuestro criterio fueron incorrectas ya que se reproducían los vicios burgueses, y tuvimos que ser claros en que nosotros no estábamos de acuerdo y que, si se tenía interés en trabajar con nosotros, se debían de respetar nuestras normas de convivencia.

Priorizamos la formación, la consolidación del espacio y en menor medida la vinculación con otras facultades como lo fue el caso de Filosofía y Letras, así como la discusión sobre nuestra postura respecto al paro y de la necesidad de hacer un “Plan de trabajo” amplio que aglutine el descontento de los tres pilares fundamentales de la UNAM los docentes, los trabajadores y estudiantes. Como estudiantes y trabajadores, vemos la necesidad de luchar con el pueblo trabajador, de unirnos en la lucha, porque no es la condición de estudiante, de trabajador o de género la que nos oprime, sino la condición de clase, que se distingue: en quienes venden su fuerza de trabajo y quienes explotan la fuerza de trabajo.

En estos días no realizamos ninguna alianza o vinculación con otras organizaciones, pues nos conocimos en la práctica concreta, vimos la reproducción de actitudes inadecuadas y tenemos presente con quienes podemos simpatizar y con quienes es mejor tener reserva, si bien los intereses son los mismos, no podemos caer en el discurso de “la unidad a toda costa” ya que sería un suicidio político. Debemos ser la vanguardia y el ejemplo universitario, estar a la altura de la coyuntura y distinguirnos por nuestra metodología de trabajo que se basa en la planificación del trabajo, en tener actitudes sanas y acordes al momento que se vive, en el desarrollo de la conciencia proletaria y la vinculación con el pueblo en su totalidad, no sólo con un sector, rompiendo con el culto a la espontaneidad, el eclecticismo, la burocratización, el espíritu de círculo y los métodos artesanales de trabajo por los que se caracterizó este paro.

La falta de centralización de la información, la delegación correcta de las tareas y el trabajo con las bases estudiantiles aisló al movimiento, dando una imagen totalmente contraria a la deseada, ya que ningún medio de comunicación habló acerca de las demandas o el presunto pliego petitorio, se habló de la “kermes” de la “Banda MS”, que a diferencia del Instituto Politécnico Nacional el director de dicha institución fue llamado por el ejecutivo para resolver el paro total de 13 de sus planteles y atender de manera inmediata las demandas.

Caso contrario en nuestro proceso, donde al no existir una metodología adecuada, predominó la improvisación; en consecuencia, cuando se acercó la Secretaria General Martínez Torreblanca Patricia Guadalupe o la Directora de la Facultad García Calderón Carola, para dialogar, no se reaccionó conforme a la necesidad de la comunidad, se actuó de manera improvisada trayendo como consecuencia el desconocimiento del pliego petitorio, la negación de la existencia del mismo y la denuncia por parte de la autoridad de que no se pudo concretar un dialogo con los paristas.

Estamos conscientes de que las coyunturas en general suelen ser espontáneas y efímeras, pero esta experiencia nos regala el aprendizaje de que independientemente de lo que resuelva, la lucha debe continuar y con mayor rigor, pues conocemos en cierta medida las demandas de la comunidad, pero nos hace falta vincularnos y aglutinar todo el descontento que está desperdigado, no sólo en la UNAM, para que en las próximas coyunturas podamos tomar la bandera de dirección o incluso ser quienes abran una nueva coyuntura y ejecutemos un plan de trabajo amplio en pro del proletariado.

La lucha no se acaba una vez solucionadas las demandas inmediatas, debemos de seguir luchando hasta la construcción del socialismo, abrazando nuestro Programa Mínimo de Lucha en el actuar organizado y esta tarea nos corresponde a todo el pueblo, es nuestra labor histórica como proletariado dar sepultura a la burguesía y romper con el sectarismo, no importa si somos obreros, campesinos, estudiantes o cualquier cosa, nos debe de unir la necesidad de mejorar las condiciones de vida del pueblo.

¡Contra el despojo, la represión y la explotación; resistencia, organización y lucha por el socialismo!

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